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P2. Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría I, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente II y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe III, no dudando IV nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor V. (SANT 1:5-7).

I. SABIDURÍA: Conducta prudente en la vida o en los negocios. Conocimiento profundo en ciencias, letras o artes (RAE). Conjunto de conocimientos amplios y profundos que se adquieren mediante el estudio o la experiencia. Facultad de las personas para actuar con sensatez, prudencia o acierto (Oxford Languages). La sabiduría es una cualidad atribuida a quien posee una gran cantidad de conocimientos y entendimiento, además, se distingue por usarlos con moderación, prudencia, ubicación, lucides, integridad y buen juicio en sus interacciones. La sabiduría se desarrolla deliberadamente en el tiempo, a partir de la observación y análisis de las propias vivencias y, también de las ajenas. Asimismo, reflexionando sobre los sucesos cotidianos, ponderando las debilidades propias en la imperfección del temperamento humano circunstancial y constante. También son importantes, la memoria, la experiencia, la perseverancia, la paciencia y la actitud de seguir aprendiendo. («Sabiduría». En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/sabiduría/ Consultado: 27 de marzo de 2021, 4:56 pm.).

♦ SABIDURÍA CRISTIANA: Entendimiento y habilidades prácticas requeridas para vivir de una manera que glorifique a Dios (BDE. MacArthur 2015). Habilidades prácticas que permiten apreciar las cosas y los sucesos en su justo valor, en conformidad con la ley divina (CB. Matthew Henry, 1999). Suficiencia práctica en el arte de vivir la vida que Dios espera de cada creyente (BDE. MacArthur, 2015). Cualidad suprema y divina del alma que le permite a la persona conocer y practicar la integridad (CB. W. Barclay, 2006). Perspicacia y pericia para llegar a conclusiones correctas (CB. W. Hendriksen, 2000). Conocimiento comprehensivo de las cosas en su propia naturaleza y relaciones, junto con el poder de combinarlas de una manera útil y práctica (Diccionario enciclopédico bíblico ilustrado, Clie, 2016). “El principio de la sabiduría es el temor de JEHOVÁ” (Proverbios 1: 7 / RVR 1960). A saber, que Su palabra capacita con verdadero entendimiento, profundidad y plenitud respecto del conocimiento sobre las circunstancias que determinan la existencia y el propósito de la misma. Además, proporciona herramientas para el acertado discernimiento acerca de lo que el Creador determina, como autoridad máxima, lo que es bueno y malo. Por otro lado, la sabiduría cristiana siempre es dependiente de Dios. No puede subsistir en las buenas intenciones o en un mero conocimiento intelectual humano. Debe estar siempre conectada con la mente del Creador, con su palabra y su espíritu (CB. W. MacDonald 2004). “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía” (Santiago 3:17).

II. ABUNDANTE: Que existe o se da en gran cantidad. Que tiene algo en gran cantidad (Oxford Languages). Copioso, en gran cantidad (RAE).

III. FE, CONFIANZA EN DIOS: Es la certeza de que la presencia del Creador es efectiva en nuestras vidas ante cualquier circunstancia. Es la convicción de que podemos llevar a nuestro Padre Celestial todas nuestras cargas, descansar en Él y someternos a Su voluntad y determinación, incluso en los momentos más apremiantes y dolorosos de nuestra peregrinación por este mundo. ¡El Creador siempre tiene el control! «Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino. Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano» (Salmos 37:23,24). Así también, la confianza en Dios estimula positivamente al creyente para llevar a cabo su ministerio en el propósito único y particular que Dios tiene para él. Por otro lado, la no confianza en el Creador tiene el potencial negativo de llevarnos en aceleración constante al desánimo, sumando aflicción, tristeza e inseguridad respecto de las circunstancias inmediatas o el porvenir. La confianza en Dios también se entiende como la renuncia al control subjetivo que sintamos tener acerca de los asuntos de la vida.

IV. DUDA: Suspensión o indeterminación del ánimo entre dos juicios o dos decisiones, o bien acerca de un hecho o una noticia. Vacilación del ánimo respecto a las creencias religiosas. Desconfiar o recelar de alguien o algo (RAE). Vacilación o falta de determinación ante varias posibilidades de elección sobre creencias, noticias o hechos (Oxford Languages). Estar dividido entre diferentes opciones de pensamiento, los cuales, podrían resultar en alguna indecisión, vacilación o inseguridad mental. En contexto, la duda es equivalente a la no confianza en Dios, esto, en sus diferentes matices y tonalidades. En otras palabras, la duda revela una incertidumbre que cuestiona la bondad de Dios y Su provisión generosa.

V. El temor de Dios es el punto de partida para la verdadera sabiduría, no es en sí mismo, pero conduce a ella como una reverencia que alcanza su máxima expresión en la actuación cotidiana del creyente. El temor piadoso a Dios se exterioriza no practicando lo malo, evitando el pecado con diligencia, estando atento a las posibles tentaciones emergentes y entendiendo que Dios pone a prueba los corazones de quienes se complacen obrando el bien. El Creador dispone para sus hijos abundante sabiduría, tanto para el escenario probativo como para la interacción habitual de los mismos. Por tanto, el cristiano puede acercarse a Dios con total certeza de recibir la provisión de sabiduría necesaria para la ocasión. Por otro lado, las olas del mar son muy cambiantes, poco estables y están sujetas a los ánimos del viento, la gravedad y la marea. Algunas veces están fuertes y llenas de energía, y otras veces están débiles y apagadas, un momento se levantan victoriosas y recias, y al siguiente, están abajo, tenues y caídas, en fin, van y vienen, inconstantes e inciertas. Tal cual es la persona que duda y alberga incredulidad acerca de Dios, de Su existencia, de Su generosidad, de Su absolutez y determinación perfecta para cada quien. (CB. W. Barclay, 2006).

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