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P12. Pero él da mayor gracia I, II. Por esto dice: Dios resiste III a los soberbios IV, y da gracia a los humildes V. Someteos, pues, a Dios VI; resistid al diablo, y huirá de vosotros VII. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros VIII. Pecadores, limpiad las manos IX; y vosotros los de doble ánimo X, purificad vuestros corazones XI – XIII. […]. (SANT 4:6-10).

I. GRACIA: Don o favor que se hace sin merecimiento particular; concesión gratuita. Perdón o indulto (RAE). Influencia divina sobre el corazón de una persona y su reflejo positivo en la vida practica y el carácter de la misma (BDE Palabra Clave 2016). Concesión gratuita que se recibe sin ser digno de la misma. Beneficio que se acepta sin ningún tipo de mérito o derecho. En ese sentido, la gracia salvadora implica “doblarse o inclinarse” en favor benevolente hacia alguien que inspira compasión (Gran diccionario enciclopédico de la biblia, Clie, 2013).

II. El favor de Dios es la única fuerza que puede rescatar al hombre natural (No regenerado) de su inclinación y placer por el pecado. Así también, ese mismo favor de Dios mantiene vigente la energía espiritual en el creyente para poner en servidumbre su carne no redimida que aún tiende al pecado (1. Pedro 3:21). La gracia o favor de Dios es mayor que el poder del pecado, la carne, el mundo y satanás (Romanos 5:20). (BDE. MacArthur, 2015).

El Creador en Su infinito amor y soberanía es la fuente de toda clemencia salvadora, y, es Él, quien da la iniciativa frente la humanidad pecadora y condenada (Romanos 3:23,24). La gracia va más allá de un concepto, pues es una experiencia que viven los creyentes perdonados y salvados en Cristo Jesús. El Creador dispone Su gracia para todos aquellos que han transgredido Su legislación y pecado contra Él (Romanos 6:23). Además, es una realidad que capacita al cristiano genuino para vencer el pecado y la injusticia, así como, para descubrir la voluntad de Dios en cada situación concreta (2. Timoteo 1:19). La gracia siempre opera desde dentro, transformando al creyente para que sus obras de hombre regenerado sean originadas en el interior, desde la mente renovada por el favor del Creador (Efesios 2:10). Así también, el ir creciendo en la gracia implica madurez en la fe, santidad progresiva evidente, y, adultez en la manera de pensar y actuar frente a las vicisitudes de la vida diaria. De igual manera, tolerancia y mansedumbre en la continua interacción con el prójimo interno (creyente) y el externo (inconverso).

III. RESISTIR (antitássomai): Dicho de un cuerpo o de una fuerza: Oponerse a la acción o violencia de otra. contrariar, rechazar, contradecir (RAE). Involucra una oposición de fuerzas que se dirigen en dirección contraria la una de la otra.

IV. SOBERBIA: Altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros. Satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás (RAE). Sentimiento de superioridad frente a los demás que provoca un trato distante o despreciativo hacia ellos (Oxford Languages). Persona que se percibe superior a los demás o tiene una opinión desmesurada de sí mismo. Esto, por su posición social, económica, grado de instrucción, cargo de responsabilidad, puesto de autoridad, posición de dominio, abolengo o por algún “atributo particular”. El orgullo, a diferencia de la soberbia, usualmente emerge de una base virtuosa o de causas nobles. La soberbia en cambio, manifiesta el deseo de ser preferido por otros y por sobre otros. Busca satisfacer la propia vanidad del yo, del ego. Con todo, se podría decir que el orgullo es el primer paso en dirección a la soberbia. Cabe mencionar que la soberbia, como sentimiento de superioridad, podría originarse en alguna falencia emocional que contenga fuertes inseguridades, autopercepción de inferioridad o poca valoración personal. “Al fracaso lo precede la soberbia humana; a los honores los precede la humildad” (Proverbios 18:12 / NVI). “¡Escúchenme, préstenme atención! ¡No sean soberbios, que el SEÑOR mismo lo ha dicho!” (Jeremías 13:15 / NVI).

♦ AUTOSUFICIENCIA: Estado o condición de quien se basta a sí mismo (RAE). Sentimiento que tiene la persona de que es capaz de satisfacer sus necesidades por sí misma y sin ayuda de los demás. Estado anímico y emocional que insufla de seguridad a la persona convenciéndola de que posee los medios y recursos suficientes como para sobrevivir por su cuenta sin necesitar de nadie. Carácter y fortaleza que posee la persona y que le permite afrontar los diferentes retos y dificultades de manera independiente.

En contexto bíblico, Implica una postura de soberbia, jactancia o altivez respecto del sometimiento natural que todo converso debe al Creador. Esto, se traduce de manera implícita o abierta en no querer depender de Dios, lo cual, resulta en autoengaño o falsa percepción acerca de la condición espiritual personal. Ahora bien, el pretender ser autosuficiente es una ficción mental, debido a que, es imposible vivir la vida cristiana con independencia del favor de Dios, es decir, recorrer exitosamente el camino angosto es inviable por cuenta propia (Juan 15:4,5). La dependencia de Dios que un creyente logre será inversamente proporcional a la autosuficiencia y directamente proporcional a la humildad.

V. HUMILDAD: Virtud que reconoce las propias limitaciones y debilidades, así como, el actuar en consonancia a este conocimiento (RAE). Que no hace ostentación de sus virtudes (Oxford Languages). El cristianismo expresa la humildad como la actitud virtuosa observada ante la perfección, absolutez y superioridad de Dios. En plena conciencia de que Él es quien concede la gracia de la existencia (Hechos 17:25) y quien sustenta todo lo creado (hebreos 1:3). Así, la humildad involucra reconocer la propia pequeñez ante el misterio de la vida y, en consecuencia, someterse a la voluntad de Dios, apreciada como buena, agradable y perfecta.

♦ PIEDAD: Virtud que inspira, por el amor a Dios, tierna devoción a las cosas santas, y, por el amor al prójimo, actos de amor y compasión (RAE). Devoción religiosa (Oxford Languages). Implica amor, devoción, reverencia y sujeción al Creador, además, un esfuerzo constante por conocerlo y asemejarse más a Él. También involucra el temor positivo al Creador, lo cual nos motiva poderosamente a separarnos deliberadamente del pecado o cualquier circunstancia que lo promueva, propicie o estimule. Tengamos en cuenta que, si bien hay esfuerzo invertido por parte del creyente para ser competente respecto de esta virtud, la misma se origina en el interior de la persona. Es decir, desde una mente renovada por la gracia de Dios, y, que ansía saber más del Creador y Su palabra. (Efesios 2:10). Es importante mencionar que la lectura y el estudio riguroso de las escrituras, así como, la oración y obediencia, cooperan positivamente en el avanzar piadoso. (CB. W. MacDonald 2004).

♦ MANSEDUMBRE: De condición benigna y suave (RAE). Docilidad y suavidad que se muestra en el carácter o se manifiesta en el trato (Oxford Languages). Es aquella serenidad de espíritu en virtud de la cual el hombre no se deja arrebatar fácilmente por la ira o la irritación en respuesta a las faltas, provocaciones o enojos de los demás. No tiene nada que ver con debilidad, sino con fortaleza bajo control. Esto, debido a la tensión mental que supone el no doblegarse ante la impulsividad versus la sensación de cobardía. La mansedumbre es la suficiencia que se indigna cuando debe hacerlo y nunca cuando no debe. Se manifiesta también en la capacidad de ceder eventualmente los propios derechos en beneficio de otros. Asimismo, se expresa en la disposición de espíritu para aceptar la voluntad del Creador como la mejor opción, y por ello, recibirla con agrado y sin resistencia. La mansedumbre es una obra efectuada en el alma, fruto del Espíritu Santo en el creyente verdadero (Gálatas 5:22,23).

VI. SOMETERSE A DIOS: Implica un reconocimiento deliberado por parte del creyente a la supremacía de Dios en todos los ámbitos (CENT. Ernesto Trenchard, 2013). Este sometimiento no es tan solo conceptual o verbal, sino que, involucra primeramente obediencia intencional plena a Su voluntad revelada en las escrituras, y también, sujetarse a Su determinación en cada escenario puntual de la vida. Ahora bien, alguien no puede someterse a Dios en busca de Su gracia si no tiene convicción que necesita hacerlo. Dios derrama mayor gracia sobre aquellos que entienden sus debilidades y recurren a Él en busca de socorro, ayuda y dirección. Por otro lado, los que pecan de autosuficiencia y soberbia son resistidos por Dios.

♦ SUMISIÓN: Acatamiento, subordinación manifiesta con palabras o acciones. Acto por el cual alguien se somete a otra jurisdicción (RAE). La sumisión a Dios conlleva sometimiento a Su autoridad sin cuestionar, objetar o discutir Su determinación ni tomar en cuenta el escenario, coyuntura o panorama circundante.

VII. La manera de resistir al diablo es someterse totalmente a Dios, sin condiciones ni reservas. Así mismo, es una muestra inequívoca de humildad, piedad y mansedumbre por parte del creyente. Resistir al diablo en este contexto es ir en contra del espíritu de soberbia, de altanería, de orgullo y de alarde que promueve el adversario, el cual, nos aleja del Creador. Ahora bien, el oponerse al diablo es un acto deliberado e intencional que, requerirá apoyarse totalmente en las fuerzas de Dios. El creer que se puede resistir al enemigo en las propias fuerzas y vencer, es un ejercicio de soberbia que colisiona directamente con el Creador.

VIII. ACERCARSE A DIOS: Habla de una completa aproximación e incondicional compromiso por parte del creyente. Significa un entrar pleno en Su presencia como lugar de residencia, así como, una total entrega del cristiano para que Dios pueda habitar con libertad en él. Cabe mencionar que el acercamiento al Creador deberá ser en oración profunda y arrepentimiento genuino. (CENT. Ernesto Trenchard, 2013).

IX. En primer lugar, conlleva un reconocimiento, confesión y arrepentimiento por el pecado, seguido de una intención y esfuerzo para una reforma moral continua. Es decir, evaluar con rigurosidad y sinceridad esas áreas personales, esos puntos débiles que están siendo fuente de pecado, y tomar las medidas correctivas más eficaces.

♦ SANTIDAD: Implica llevar la semejanza moral de Dios en una vida activa de oposición al pecado (CB. Simón J. Kistemaker, 2001). La santidad define la naturaleza y conducta nuevas del creyente engendrado y salvado por Dios (BDE. MacArthur, 2015). Adrede separación de toda impureza y corrupción, así como, una voluntaria renunciación a los pecados generados en los deseos de la carne y de la mente (Teología sistemática. L. Berkhof, 2005). La santidad no se refleja en especulaciones místicas, devociones entusiastas, fervores desbordados, abstinencias penitentes o lenguaje religioso sofocante, sino, en pensar como el Creador lo hace y querer lo que Él quiere. En ese sentido, la mente y la voluntad del Creador deberán saberse, comprenderse y practicarse en función a su palabra escrita (la biblia). Ahora bien, en la medida que entendamos y creamos Su palabra revelada, haremos Su mente nuestra mente y su voluntad la nuestra. (Teología sistemática, Jhon Macarthur – Richard Mayhue, 2018). La santidad cristiana no consiste en una conformidad laboriosa con los preceptos específicos de un código externo, sino que surge de la operación del Santo Espíritu, quien produce su fruto en el creyente genuino, dando a conocer las manifestaciones de la gracia que, se veían a toda perfección, en vida y ministerio de Cristo (CENT. Ernesto Trenchard, 2013). Entendida como apartarse deliberadamente del pecado o cualquier circunstancia que lo promueva, lo propicie o lo estimule. Acerca de la santidad, si bien hay esfuerzo invertido por parte del creyente para ser oportuno respecto de esta virtud, la misma se origina en el interior de la persona. Es decir, desde una mente renovada por la gracia de Dios (Efesios 2:10) que, vincula la recuperación moral práctica del ser humano para los propósitos del Creador. Es importante mencionar que la lectura y el estudio riguroso de las escrituras, así como la oración incesante y la obediencia viva, influirán definitivamente en la santidad. En tal sentido, el cristiano desplegará los esfuerzos pertinentes para el crecimiento continuo y manifiesto en la misma, ya que ahora, el Santo Espíritu de Dios habita en él. (CB. W. MacDonald, 2004).

X. DOBLE ÁNIMO: De doble pensamiento, de doble alma o doble mente, que va en dos direcciones opuestas y tiene sus lealtades divididas entre dos posiciones. Manifiesta confianza en ocasiones e incredulidad en otras, es inestable en sus convicciones, en su conducta, en sus sentimientos y afectos. Usualmente, el de doble ánimo tienen certeza de Dios en los buenos tiempos, pero, cuando llegan las pruebas, cuando son más exigibles la constancia, la fortaleza mental y la determinación espiritual, sucumben a las emociones primarias, dudan y cuestionan la fidelidad del Creador. La duplicidad de ánimo es directamente proporcional al sentimentalismo. (CENT. Ernesto Trenchard, 2013).

♦ El de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos (Santiago 1:8). Dicho de otra manera, no va a ningún lado, no cumple su propósito, no se afirma en el camino, no alcanza grandes metas o logros. Tiene una actitud fluctuante en muchos aspectos de su vida, alternando entre la duda y la confianza; entre la indisciplina y la obediencia, y, como no puede ser de otra manera, es muy voluble e inestable en su relación con Dios. Estas personas albergan doble motivación, sincretismo moral, duplicidad de intención y cálculo conductual según les convenga, es decir, son vacilantes respecto a la rectitud, la justicia, la imparcialidad, la integridad y honorabilidad que Dios exige. (CB. W. MacDonald, 2004), (BDE. MacArthur, 2015).

XI. PURIFICAR: Quitar de algo lo que le es extraño, dejándolo en el ser y perfección que debe tener según su calidad. Limpiar de toda imperfección algo no material (RAE). Quitar de una cosa lo malo, lo que es extraño o inútil para dejarla pura (Oxford Languages).

XII. CORAZÓN: Centro de las emociones humanas (Diccionario Teológico, Claudionor Correa de Andrade, 2002). Término usado en sentido figurado como asiento de los deseos, sentimientos, afectos, pasiones, impulsos, es decir, el corazón o la mente. También es usado para referirse a la persona en sí, en el caso de valores afectos o pasiones que se atribuyen al corazón y la mente. Como centro del intelecto significa la mente o el entendimiento (BDE. Palabra Clave, 2016). Centro motriz de las acciones y pasiones (CENT. Ernesto Trenchard, 2013). Entendimiento, potencia cognitiva racional del alma humana.

XIII. Los que no purifican continuamente sus corazones, podrían seguir anhelando las cosas que el sistema humano caído (mundo) ofrece para sentirse realizado, complacido y gratificado. Por tanto, purificar los corazones comprende el desapego voluntario y constante de todo lo terrenal que está en oposición a lo celestial o espiritual. Esto también involucra una limpieza permanente de intenciones, motivaciones e inclinaciones negativas que hay en el corazón. No olvidemos que la amistad con el mundo es enemistad con Dios (Santiago 4:4), y es considerado adulterio espiritual.

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