P11. ¡Oh almas I adúlteras! II ¿No sabéis que la amistad del mundo III, IV es enemistad contra Dios? V Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano, El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? VI, VII (Santiago 4:4,5).
I. ALMA HUMANA: Persona, individuo, habitante (RAE). Entidad abstracta tradicionalmente considerada la parte inmaterial que, junto con el cuerpo o parte material, constituye el ser humano; se le atribuye la capacidad de sentir y pensar. En determinadas creencias, parte espiritual e inmortal del ser humano la cual se separa del cuerpo tras la muerte de la persona (Oxford Languages). Totalidad de la persona (Diccionario bíblico ilustrado Holman, 2017). Centro de la personalidad íntima del individuo. El propio yo con todas sus facultades (Diccionario enciclopédico bíblico ilustrado, Clie, 2016). Uno mismo (Diccionario Baker, 2019). Denota la persona total, lo que esta es. Génesis 2:7. Es a la persona comprendida en la identidad corporal. Pero también está incluida la personalidad total, el ego. El sustantivo puede convertirse entonces en sinónimo del pronombre personal (Genesis. 27:25; Jeremías. 3:11) (Diccionario teológico del NT: Kittel, Gerhard/ Friedrich, Gerhard/ Bromiley, Geoffrey W. 1973). El alma tiene voluntad, conciencia, sentimientos, emociones, así también, percibe el ambiente, procesa información y toma decisiones.
II. ADULTERIO ESPIRITUAL: Preferencia, inclinación y tendencia por las cosas ficticias y efímeras que este mundo ofrece versus la realidad y eternidad de Dios (Isaías 54:5; Jeremías 3:20; Oseas 2:1, 9:1). El adulterio espiritual toma su fuerza simbólica en el furor que el adulterio físico pudiera generar en el cónyuge afectado.
III. MUNDO: No tiene nada que ver con el planeta físico, natural y hermoso creado por Dios. Sino que, implica todo el sistema levantado por la humanidad, quienes estructuran una sociedad de principios, valores, tradiciones, costumbres y demás, en expreso manifiesto de rechazo y rebeldía al Creador. Este, da a conocer su realidad por medio de lo creado y Su legislación en las sagradas escrituras, la biblia.
IV. AMISTAD CON EL MUNDO: Posicionamiento de expresa conformidad con los principios, propósitos y perspectivas del mundo (CENT. Ernesto Trenchard, 2013). El hombre que anhela los placeres de este mundo y busca perversamente su amistad (CB. W. Hendriksen, 2000). Apego emocional fuerte, profundo e íntimo, respecto de lo que el sistema anti teísta mundano promueve como: éxito, gozo, diversión o buena vida. En ese sentido, no se puede tener una buena relación con el sistema mundano sin caer en la corrupción moral y toda clase de antiprincipios que colisionan directamente con la ley del Creador.
♦ DESEOS MUNDANOS: Anhelo personal de realización plena en y a través de las cosas que este mundo ofrece. Hambre de placeres, codicia por las riquezas, afán de protagonismo, ambición material, anhelo de poder, ansia de reconocimiento, apetencia por la fama o cualquier otra búsqueda desordenada que solo encuentra su satisfacción en la esfera terrenal (Mateo 6:25-34). Los que buscan satisfacer los deseos mundanos usualmente viven desde una perspectiva física, corruptible y finita, sometidos a los sentidos, persiguiendo las comodidades, procurando el lujo, y, siendo esclavos de todo tipo de ilusiones que muchas veces ni siquiera entienden (CB. W. MacDonald, 2004), (CENT. Ernesto Trenchard, 2013). Todas las personas en mayor o menor medida y de alguna manera, expresamos mayor confianza en cierta parte de la creación más que en el Creador. Es decir, en determinado aspecto y circunstancia consideramos esta dimensión material como el objeto de nuestra seguridad y máximo bienestar.
♦ MUNDANAL: Perteneciente o relativo al mundo como sociedad humana, con sus placeres y vanidades (RAE). De las cosas terrenas y materiales o relacionado con ellas, en oposición a lo celestial o espiritual (Oxford Languages).
V. ENEMISTAD CON DIOS: Es la consecuencia natural de la amistad con el mundo, ambos no pueden coexistir en un mismo plano de realidad al mismo tiempo, ¿Por qué?, porque exigen cosas contradictorias y mutuamente excluyentes. Por ejemplo; mientras Dios pide santidad el mundo demanda disolución, desenfreno y excesos; mientras Dios demanda abstenerse de toda clase de mal, el mundo sirve un buffet variado de maldades para todos los gustos, incluyendo perversidades exclusivas para los pecadores más exigentes.
VI. Existe una amistad que automáticamente causa una enemistad con Dios, y esa, es la amistad con el mundo. Santiago exhorta a todos aquellos que colocan en primera instancia sus apetencias terrenales, es decir; deseos desordenados de bienes materiales, de alcanzar metas personales o lograr proyectos egoístas de vida, pensando que Dios debiera avalar o conceder estos anhelos. El colocar alguna cosa en el primer lugar de las prioridades es equivalente a ser infiel con el Señor a quien pertenecemos y de quien somos.
VII. El Creador pagó con Su propia vida el precio requerido para comprarnos y hacernos suyos (1. Corintios 6:20). Su acto supremo de amor y nuestra profesión de fe en su sacrificio nos une de manera íntima a Dios, tanto así que, Su Santo Espíritu mora en nosotros, los verdaderos creyentes (2. Timoteo 1:14). El nuevo testamento presenta a Cristo como el esposo y a la iglesia como la esposa. “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo” (2. Corintios 11:2). Esta es la realidad entre la iglesia y Cristo. Ahora bien, mientras perseveremos en nuestra devoción al Creador, disfrutaremos de una sólida y significativa relación, pero, cuando ocupamos el primer lugar que solo le corresponde a Él, comprometemos nuestros votos de fidelidad, es decir, de alguna manera caemos en infidelidad, como una persona que adultera. Por lo cual, Santiago califica de adúlteros a todos aquellos que dejaron su primera lealtad a Cristo y entregaron sus vidas a personas, cosas, metas, proyectos, consecución de riquezas o ideales de plenitud y realización en este mundo transitorio. Los que pretendan abrasar al mundo por un lado y abrazar a Dios por el otro son los llamados de doble ánimo. Sin embargo, no hay términos medios posibles con Dios, o estamos con Él o en contra de Él (Lucas 11:23).