P21. Así que, ya no nos juzguemos I más los unos a los otros II, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano III- V. (ROM 14:13).
I. JUZGAR: Determinar si el comportamiento de alguien es contrario a la ley, y sentenciar lo procedente. Considerar a alguien o algo de la manera que se indica. Creer u opinar algo. Formar opinión sobre algo o alguien (RAE). Deliberar acerca de un asunto o de las acciones de una persona y emitir sentencia o dictamen sobre ello. Formar un juicio o una opinión sobre una persona o una cosa. (Oxford Languages). Efectuar juicio evaluativo respecto del comportamiento de los demás (Diccionario bíblico ilustrado Holman, 2017). Juicio que presume superioridad moral sobre los demás respecto de cuestiones debatibles, periféricas o colaterales (Diccionario Baker, 2019).
II. En cosas secundarias, neutrales o menores, las mismas que no comprometen la integridad estructural de la ortodoxia cristiana. Respecto de lo que se puede comer o lo que se puede beber. Además, este versículo alcanza también los días de fiesta, fechas conmemorativas, la vestimenta (siempre y cuando no sea vitrina para mostrar más de lo debido), el maquillaje, los accesorios de vestir, escuchar música secular, asistir a ciertos espectáculos como el teatro, los estadios, los circos, el cine, nombres o marcas de productos, etcétera. Los temas culturales, costumbres, preferencias o estilos de vida, siempre y cuando no contravengan la ley de Dios, no definen quien está dentro, o fuera de la familia del Altísimo o faltando a sus preceptos.
III. El objetivo debiera ser contribuir en la edificación y crecimiento de los hermanos en la fe. No convertirse en tropiezo, fuente de tristeza, incomodidad o duda para su desarrollo espiritual. En ese sentido, se debiera evitar herir susceptibilidades respecto de lo que se come, se bebe, o con ciertas prácticas que pudieran desunir en un momento específico. Esto, no porque el creyente maduro no tenga el derecho a comer o beber lo que considere bueno, a vestirse de cierta manera o que no pueda escuchar cierta música, sino, por amor a los hermanos en vías de madurez. Por ejemplo; Un hermano visita nuestro hogar y le pedimos que se quede a cenar, a la hora indicada se sirve la mesa con diferentes platos incluyendo carne de algún tipo, en ese momento el hermano algo contrariado y apenado nos dice que es vegetariano y que no le entusiasma mucho el régimen cárnico, ¿Qué hacemos?, presentamos las siguientes alternativas:
a. Prepararle una contundente ensalada al invitado para que cene, mientras nosotros, en frente de él, nos despachamos un buen filete ¾ de cocción, con lo cual, aseguramos exitosamente la incomodidad, tristeza de conciencia y contrariedad del hermano.
b. Podríamos ajustar nuestra dieta por esa ocasión y compartir una cena vegetariana con nuestra visita, así, ayudamos a mantener la armonía, la holgura emocional y deleite de nuestro invitado. Y, si fuera necesario luego que la visita se retire, podríamos disponer cómodamente del bife en nuestra intimidad y plena libertad.
c. Pasamos por alto sus preferencias culinarias y mantenemos la mesa como está. En esa circunstancia:
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- Nuestro hermano esgrime alguna urgencia repentina y la necesidad apremiante de retirarse.
- Para no ofendernos, acepta en contra de su conciencia y no muy contento, comer carne con nosotros.
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d. Nuestro hermano, aunque sea vegetariano, tiene madures en la fe y respeta sin condenar las diferencias dietéticas, así que, para nuestro regocijo, sostiene que no le molesta para nada compartir la mesa con el filete en nuestro plato.
Sin duda, el mejor escenario sería el (d), así todos seríamos felices, pero, la primacía de la realidad manifiesta que no siempre tendremos esas facilidades. Por ende, lo más recomendable en esa situación puntual es la opción (b), no porque no podamos comer el delicioso filete, más bien, la intención es el amor y no contristar la conciencia del hermano “débil en la fe”. Es decir, si despreciamos su sentir, muy probablemente suscitaremos dudas en su fe, tristeza espiritual, ir en contra de su conciencia y en casos extremos, su alejamiento de la congregación. Pablo nos insta a procurar la armonía, aun al precio de negar nuestros gustos y deseos legítimos. Es oportuno mencionar que, todas estas consideraciones deberán manejarse con el debido criterio situacional, conocimiento doctrinal y en permanente oración para recibir la guía adecuada.
IV. Se asume que el verdadero cristiano conoce, distingue y comprende las disposiciones específicas de Dios respecto del pecado. Es decir, sabe muy bien que profana la ley de Dios. Está al tanto de que cosas son no negociables y que cosas se encuentran enmarcadas en la libertad cristiana responsable y la libertad de conciencia de cada creyente (tener en cuenta las diferencias y aspectos culturales). Por ejemplo, el practicar la mentira es no negociable (Apocalipsis 21:8), por otro lado, para algunos creyentes genuinos, el compartir la navidad, celebrar la llegada de un nuevo año o disfrutar del día de acción de gracias podría ir en contra de sus conciencias y preferirían no hacerlo, sin embargo, para otros legítimos creyentes estás fechas son motivo de alegría, reunión familiar y agradecimiento a Dios, por tanto, es razonable y válido (Romanos 14).
V. Será saludable para los creyentes de una congregación conocer bien estos temas a fin de procurar la armonía, el respeto, la paz y unidad en Cristo. De lo contrario se podría caer en extremos igualmente dañinos como:
a. “La tiranía del hermano débil en la fe”: Es aquel creyente que decide no crecer en el conocimiento y libertad en Cristo. Por ende, asume que todos los creyentes deben ajustarse a su estilo de vida. Peor aún, que su moral particular es la única correcta y que los demás deberán honrarla a riesgo de ofenderlo.
b. “La tiranía del hermano fuerte en la fe”: Es aquel hermano que ejercita su libertad en Cristo sin importarle las conciencias de los Demás. Es el creyente que menosprecia, que tiene en menos, que se burla, que es desconsiderado y/o descortés con su hermano en vías de madurez o que tiene fuertes escrúpulos en ciertos aspectos de su vida.