P3. Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis I vuestros cuerpos en sacrificio vivo II, III, santo IV, agradable V a Dios, que es vuestro culto racional VI. (ROM 12:1).
I. PRESENTAR: Acondicionar las cosas convenientemente y hacer lo necesario para un fin determinado (RAE). Presentar algo como ofrenda u ofrecimiento. Esfuerzo, pena, acción o trabajo que una persona se impone a sí misma por conseguir o merecer algo o para beneficiar a alguien (Oxford Languages).
II. SACRIFICIO: Ofrenda a una deidad en señal de homenaje o expiación. Acto de abnegación inspirado por la vehemencia del amor (RAE). Ofrenda hecha a una divinidad en señal de reconocimiento u obediencia, o para pedir un favor (Oxford Languages). Regalo consagrado para un ser divino (Diccionario Baker, 2019). Elementos físicos que el adorador presenta a la deidad para expresar devoción, acción de gracias o necesidad de perdón (Diccionario bíblico ilustrado Holman, 2017). Ofrenda o inmolación a la divinidad con fines expiatorios o propiciatorios (Diccionario enciclopédico bíblico ilustrado, Clie, 2016). Presentes para honrar a Dios (Gran diccionario enciclopédico de imágenes y símbolos de la biblia, Clie, 2015). Denota primariamente el acto de la ofrenda; luego, objetivamente, aquello que es ofrecido (Diccionario expositivo Vine, 1999).
III. SACRIFICIO VIVO: Como es sabido, en el pacto mosaico se presentaban animales en sacrificio por los pecados cometidos. La ofrenda tenía el propósito de expiar el pecado y limpiar de toda contaminación. Los animales seleccionados para tal fin perdían la vida durante el proceso (Levítico capítulos del 1 al 7), por tanto, eran sacrificios muertos. Sin embargo, bajo el nuevo pacto en Cristo, estos sacrificios no tienen mayor alcance ni necesidad (hebreos 9:11,12). Ahora, El Creador le exige al creyente regenerado, justificado y salvado, presentar su cuerpo, que es el templo del Santo Espíritu, además de su mente, como ofrenda viva para Dios. Esto es, ofrecerse a sí mismo en completa obediencia y servicio al Creador. En otras palabras, conformarse, adecuarse, adaptarse y ajustarse a la disposición de Dios, con tal santidad que, nuestras existencias honren y agraden a nuestro Señor. (BDE. MacArthur, 2015).
IV. SANTO: Perfecto y libre de toda culpa (RAE). Separación posicional de un individuo por parte de Dios para un propósito específico (BDE. MacArthur, 2015). Apartado para uso divino (CB. W. MacDonald, 2004).
♦ SANTIFICACIÓN: La santificación es la obra de la libre gracia de Dios por medio de la cual somos renovados en la totalidad de nuestro ser según la imagen de Dios y somos capacitados más y más para morir al pecado y vivir para la justicia (CDF Westminster – catecismo menor – pregunta 35). La santificación es una obra de la gracia gratuita de Dios por medio de la cual somos renovados en todo cuanto es el hombre según la imagen de Dios, y estamos cada vez más capacitados para morir al pecado y vivir para la justicia (CDF Bautista de 1689 – Catecismo – pregunta 41). Estado predeterminado por Dios para los creyentes llamados en gracia que comienzan y perseveran hasta el final de su carrera cristiana (Gran diccionario enciclopédico de imágenes y símbolos de la biblia, Clie, 2015).
♦ SANTIFICACIÓN PERMANENTE O REAL: La regeneración, el llamamiento eficaz, el arrepentimiento y justificación de una persona también comprometen su santificación permanente en mérito a la unión con Cristo. Esto implica que, de forma legítima, ante Dios el creyente es santificado no en merecimiento a su elevada condición moral, sino en virtud de Jesucristo como única base virtuosa de santificación. Así como la justificación, la santificación permanente es una declaración judicial única y de efecto inmediato (Posicional). Sin embargo, esta tiene una segunda instancia, santificación progresiva o perfectible, la cual es una experiencia continua y transformadora al interior del creyente regenerado. La santificación en Cristo es el punto de inicio al proceso de muerte continua del pecado remanente en el redimido. Asimismo, expresa la voluntad y propósito de Dios mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo (hebreos 10:10). Por tanto, la santificación involucra la acción directa de Dios hacia una persona para apartarla del mal, separarla del pecado, modelarla en Jesucristo y consagrarla a su servicio. “a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro” (1. Corintios 1:2). “esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1. Corintios 6:11). (CB – W. MacDonald, 2004).
♦ SANTIFICACIÓN PROGRESIVA O PERFECTIBLE: “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2. Corintios 7:1). Un regenerado y justificado también es definitivamente santificado en virtud de la unión con Cristo. Sin embargo, la realidad de la vida diaria manifiesta la existencia innegable de pecado residual. Entonces, un redimido es realmente santo, pero, al mismo tiempo queriéndolo o no, incurre en pecado. Aquí emerge la segunda instancia, santificación progresiva o perfectible. Esto es, el creyente es santificado judicialmente y realmente en Jesucristo como base virtuosa de santificación, pero ahora, la santidad, que es el derivado natural del proceso de santificación, debe de continuo desarrollarse, consolidarse y manifestarse en la vida práctica cotidiana. Este transcurso espiritual involucra a Dios completamente, el cual, por medio del Espíritu Santo que mora en el creyente, habilita las herramientas, las capacidades y los mecanismos necesarios para un exitoso progreso de maduración en la santidad. Por parte del creyente, la idea funcional de la santificación progresiva es la voluntad ascendente de reflejar cada vez más a Jesucristo en su vida. Manifestar lo que ya es legalmente (santo ante Dios). Al mismo tiempo que se disocia intencionalmente del pecado y se esfuerza (en la energía inagotable del Creador) por librarse de su peso, presencia e influencia excedente. De la misma manera, la santificación procura el crecimiento en la gracia, los buenos frutos y la adultez en la fe para con nuestro salvador y Señor. “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13). (CB. W. MacDonald, 2004).
V. AGRADABLE: Que produce complacencia o agrado (RAE).
♦ AGRADAR: Complacer, contentar, gustar (RAE). Causar agrado (Oxford Languages).
VI. CULTO RACIONAL: Adoración y reverencia espiritual. Honor, veneración y servicio a Dios basado en pensamiento, intencionalidad, obediencia, lógica, sensatez, sentido común y razón. Es solo cuando los creyentes ejercitan una vida Cristo-céntrica que pueden presentar a Dios un culto racional de continuo en cada escenario. No olvidemos que un culto racional no es tanto emocional, sensorial o sentimental. (CB. W. Barclay, 2006).