P6. Examinaos I a vosotros mismos si estáis en la fe, probaos II a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? III- V (2. COR 13: 5).
I. EXAMINAR: Inquirir, investigar, escudriñar con diligencia y cuidado algo. Reconocer la calidad de algo, viendo si contiene algún defecto o error. Someter a alguien a un examen o prueba (RAE). Observar atenta y cuidadosamente a alguien o algo para conocer sus características o cualidades, o su estado. Someter a alguien a un examen de aptitud o de suficiencia (Oxford Languages). En el contexto bíblico, examinarse a sí mismo en lo que respecta a la fe en Jesucristo. Examinar la certidumbre de salvación.
II. PROBAR: Examinar si algo está arreglado a la medida, muestra o proporción de otra cosa a que se debe ajustar. Justificar, manifestar y hacer patente la certeza de un hecho o la verdad de algo con razones, instrumentos o testigos (RAE). Utilizar una cosa o ponerla a prueba para verificar su eficacia, saber cómo funciona o qué resultado produce. Hacer que una persona realice una acción o ponerla en una situación determinada para saber cómo reacciona o conocer sus cualidades físicas o morales (Oxford Languages). Involucra probarse a sí mismo en lo que respecta a la fe en Jesucristo. Probar la certeza de salvación.
III. REPROBADO: En el contexto bíblico implica el no tener certidumbre objetiva de salvación, ya sea, por no haber aceptado realmente el evangelio o por ser falso creyente voluntario Por otro lado, si fuera el caso de quienes proclamaban ser verdaderos cristianos, la disonancia de sus vidas lo negaba, peor aún, su mal testimonio frente a los demás confirmaba su reprobación y el desagrado de Dios sobre estos desobedientes.
IV. Los difamadores de Pablo en Corinto habían sometido al apóstol a una especie de “evaluación” arbitraria de autenticidad respecto de su apostolado, además de demandarle cartas de recomendación como prueba de su autoridad espiritual. Pablo les devuelve la cortesía conminándolos a que se evalúen ellos mismos y verifiquen si pueden reconocer a Cristo en sus vidas. Dicho de otra manera, ya que tanto les preocupaba la legitimidad del apóstol y la fe verdadera, deberían corroborar primeramente si sus vidas eran un reflejo de Cristo resucitado. Sino lo podían reconocer esto en sus personas, la conclusión es simple, son falsos creyentes. Pablo llamó la atención a los corintios acerca de su contradictoria postura respecto de él. Es decir, que creyeran que su fe era genuina y al mismo tiempo poner en duda la identidad y autoridad del apóstol. Esto fue un contra sentido terrible, ya que Pablo era su padre espiritual (1. Corintios 4:15). Entonces, si el apostolado de Pablo era fraudulento también lo era la fe de ellos. La autenticidad de la salvación de los corintios sería prueba de la autenticidad del apóstol. (CB. Matthew Henry 1999).
V. Examinemos primero nuestros corazones y verifiquemos que Cristo vive en nosotros antes de fijarnos en los demás, no sea que estemos reprobados en cuanto a nuestra fe.