P24. No erréis I; las malas conversaciones II corrompen III las buenas costumbres IV. Velad V debidamente, y no pequéis; VI […]. (1. COR 15:33, 34).
I. ERRAR: Andar vagando de una parte a otra (RAE). Cometer un error o equivocarse en cierta cosa. Ir de un lugar a otro sin un fin, un motivo ni un destino determinados (Oxford Languages). Divagar en pensamientos incorrectos y nocivos, así como, en conversaciones y compañías ociosas y vanas que generan un alejamiento de la verdad, y, de la realidad de Dios y Su legislación.
II. MALAS CONVERSACIONES: Cualquier interacción verbal de temas o asuntos que se complazcan en promover la indecencia, el desenfreno, la disolución, el exceso y/o ir en contra de Dios y Su ley. Las malas conversaciones se traducen en palabras obscenas y degradantes, así como, torpeza o suciedad en el lenguaje. También abarcan, los juegos de frases ambivalentes, comentarios insinuantes y términos sugestivos de cosas inmorales. Igualmente, narraciones sucias, corruptas, indecentes, groseras, términos o “chistes” con duplicidad o intención sexual. Del mismo modo, palabras destructivas, corrosivas, dañinas, toxicas, que no edifican, sino que tienen la finalidad de herir y ofender al prójimo. (CB. Warren W. Wiersbe 2019), (CB. W. MacDonald 2004).
III. CORROMPER: Alterar y trastrocar la forma de algo. Echar a perder, depravar, dañar o pudrir algo. Pervertir a alguien. Hacer que algo se deteriore (RAE).
♦ VICIAR: Dañar o corromper física o moralmente. Pervertir o corromper las buenas costumbres o modo de vida. Dicho de una persona: Entregarse a los vicios, dejando la buena conducta que antes tenía (RAE). Alterar o corromper la esencia de algo (Oxford Languages).
IV. El apóstol Pablo escribió acerca de los falsos maestros que habían entrado en la iglesia de Corinto, enseñando que la resurrección de Jesucristo no era verdadera, en consecuencia, que los creyentes en Él no resucitarían físicamente al final de los tiempos. Estas personas se mofaban de la idea de la resurrección del cuerpo (Hechos 17:32). Creían que el cuerpo constituía una cárcel del alma inmortal, y que, para ascender al bien supremo, esta debía ser liberada del cuerpo. En otras palabras, creían que solo el alma era lo esencial, lo trascendental, que el cuerpo físico no resucitaría, entonces, no era importante y se podía hacer con él lo que se quisiera. Como resultado de esta enseñanza distorsionada, muchos creyentes dieron libre pase a sus deseos y apetitos sensuales para satisfacerlo con ímpetu desbordante. Ahora bien, como respuesta a esta corruptela, Pablo se apoya en la cita del poeta griego Menandro: “las malas compañías corrompen las buenas costumbres”, esto para enfatizar a los corintios que la amistad y el compañerismo con aquellos que niegan la resurrección no es provechoso, ya que corrompen los buenos hábitos cristianos.
El cuerpo es ahora el templo de Dios y es responsabilidad del creyente genuino mantenerlo ajeno a cualquier tipo de pecado que mancille su santidad y pureza. En ese sentido, Pablo los exhorta a que regresen a la senda del buen juicio, se arrepientan y dejen el pecado como forma de vida. Dicha amonestación se mantiene vigente para todos los cristianos. Evitar deliberadamente las malas compañías y las conversaciones ociosas que corrompen las buenas prácticas en el creyente. Ciertas personas pueden ejercer estimulación negativa y pecaminosa en el converso, por tanto, es necesario mantenerse vigilante y atento para eludir estas interacciones. Esto no quiere decir en ninguna manera, que el creyente deba ser descortés o tener una actitud de superioridad sobre su prójimo inconverso. También se puede revisar Proverbios 13:20, 14:7 y 28:7. (CB. W. Barclay, 2006), (CB. Craig S. Keener, 2019), (CB. W. Hendriksen, 2000)
V. VELAR: Hacer centinela o guardia por la noche. Observar atentamente algo. Cuidar solícitamente de algo (RAE). Este término señala la espera de algún acontecimiento futuro, lo cual requiere atención y vigilancia constante. Asimismo, invoca permanente agudeza espiritual, estar alerta y concentrado. Para el cristiano implica mantenerse perseverante, sólido en la doctrina del evangelio, desechar la somnolencia, la dejadez, la flojera o el adormecimiento espiritual. Así también, subordinar las ansiedades, las incertidumbres, los pensamientos fluctuantes, las preocupaciones inútiles, las impaciencias y demás.
VI. PECAR: Cometer un pecado (RAE). Actuar o pensar, según una determinada religión, contra la voluntad de Dios o contra los preceptos de esa religión. Cometer una falta o apartarse de lo que es recto y justo (Oxford Languages).
♦ PECADO: Cosa que se aparta de lo recto y justo, o que falta a lo que es debido (RAE). Pensamiento, palabra o acción que, en una determinada religión, se considera que va contra la voluntad de Dios o los preceptos de esa religión (Oxford Languages). Insuficiencia del ser humano para conformarse o ajustarse a la ley de Dios (Diccionario Baker 2019). Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley (1. Juan 3:4 – Biblia / RVR 1960). Anomalía congénita moral. Defecto de forma y de funcionamiento que incapacita al individuo para ajustarse a la normativa del Creador. Pensamiento, palabra, orientación, actitud, acción, omisión o indiferencia que transgrede, infracciona, vulnera o va en contra de la naturaleza santa y perfecta del Creador expresada en Su legislación. Por lo cual, el individuo pecador no solo se constituye en transgresor penal de la ley, sino también, en ofensor moral del Creador. Para graficar la magnitud del pecado lo enmarcaremos en términos judiciales humanos. Los pecados que comete una persona natural (no regenerado) originan en su contra un expediente, el cual, deviene en una acusación “fiscal”, luego de las evidencias irrebatibles que prueban los delitos se pronuncia el veredicto de CULPABILIDAD, seguidamente una “sentencia de muerte” (acta de los decretos) es emitida en desfavor del pecador (Romanos 6:23). Por otro lado, el pecado en el creyente genuino ya no es punitivo judicialmente, sin embargo, si estos no son declarados ante Dios para el perdón respectivo (1. Juan 2:1) y, peor aún, si se mantienen en el tiempo, las medidas correctivas de Dios llegarán en algún momento (hebreos 12:6,7). Sin olvidar, que estas transgresiones limitarán el crecimiento espiritual y detendrán el desarrollo de propósito en el converso.