P23. Hermanos no seáis niños en el modo de pensar I, sino sed niños en la malicia II, pero maduros III en el modo de pensar IV.(1. COR 14:20).
I. La niñez es la segunda etapa de la vida de las personas, esta que abarca desde los 3 hasta los 12 años aproximadamente. Luego de esta edad, el niño deja esta fase y pasa formar parte de grupo de púberes y adolescentes. Por lo general los niños son inconscientes respecto de la maldad, confían en las personas de manera libre y sus mentes no tienen la malicia que poseen usualmente adultas. Así también, Los niños son muy variables en sus emociones, prefieren la diversión a la utilidad, lo deslumbrante a lo estable, el entretenimiento a la educación. Van por allí distrayéndose con todo, no dando la importancia debida a las cosas, siendo ligeros e irresponsables, en fin, prestando sensata atención en muy poco.
II. MALICIA: Intención solapada, de ordinario maligna o picante, con que se dice o se hace algo. Inclinación a lo malo y contrario a la virtud. Interpretación siniestra y maliciosa, propensión a pensar mal. Cualidad por la que algo se hace perjudicial y maligno. Palabra satírica, sentencia picante y ofensiva (RAE). Intención encubierta con que se dice o hace una cosa para beneficiarse en algo o perjudicar a alguien. Cualidad de la persona maliciosa, que habla o actúa de manera encubierta para beneficiarse o perjudicar a alguien (Oxford Languages). Abrigamiento de malos pensamientos contra otra persona (CB. W. MacDonald, 2004). Maldad, odio o malas intenciones (Diccionario Baker, 2019). Mala intención, deseos de dañar a alguien (Diccionario bíblico ilustrado Holman, 2017). Mala voluntad que se origina en la carne no redimida y pecaminosa (CB. Simón J. Kistemaker 2001). Es una actitud que denota maldad disfrazada en la persona o una conducta que tiende a lo malo. Así también, se puede entender la malicia como una inclinación consentida e intencional a practicar el mal sin considerar las consecuencias, puesto que, solo importa la consecución de los objetivos propios.
III. MADUREZ: Período de la vida en que se ha alcanzado la plenitud vital. Buen juicio o prudencia, sensatez (RAE). Estado de un fruto que ha alcanzado un desarrollo completo. Estado de una cosa que ha alcanzado su pleno desarrollo, o de una persona que ha alcanzado su mejor momento en algún aspecto (Oxford Languages). Es un término que se emplea para creyentes que mantienen un crecimiento constante acerca del carácter cristiano, el conocimiento de las escrituras, la relación para con Dios y el trato con sus semejantes. Poseen inteligencia emocional y juicio equilibrado, asimismo, entienden sus afectos y las de su prójimo, demuestran buenas habilidades sociales y regulan su comportamiento para adaptarlo al momento y el entorno respectivo. La madurez es directamente proporcional a la santificación progresiva del creyente.
IV. En contexto, Pablo sigue tratando el tema del hablar en lenguas y corrigiendo a los creyentes de Corinto. Empieza con una exhortación a no permanecer en la infancia cristiana y se encaminen a la adultez. El excesivo aprecio del don de lenguas (hablar en otros idiomas de manera espontánea) se convirtió en una especie de ostentación infantil en la iglesia de Corinto. “Un juguete nuevo con el cual presumir sobre los demás”. En consecuencia, se desvirtuó la importancia, utilidad y propósito de este don para rebajarlo a un espectáculo circense, vacío y carente de provecho. Dios no desea que sus hijos permanezcan en una etapa infantil del desarrollo cristiano. Por el contrario, desea que crezcan, que maduren, que proyecten y afinen sus vidas a la voluntad de Él. Recordemos que Jesús crecía en sabiduría, en estatura, y, en el favor de Dios y de las demás personas (Lucas 2:52). Es verdad que el creyente debe ser como un niño inocente respecto del mal, pero, en el buen juicio, en el discernimiento, en la razón y la paciencia, debiera demostrar su mayoría de edad.