P20. Todo me es lícito I, pero no todo conviene II, todo me es lícito, pero no todo edifica III. Ninguno busque su propio bien, sino el del otro IV- VIII. (1. COR: 10:23,24).
I. LICITO, LICITA: Que está permitido por la ley o es conforme a la moral. Que está de acuerdo con la razón o con lo que se considera justo o razonable (Oxford Languages). Que está permitido por una norma escrita y además conlleva una valoración moral en su realización.
♦ LEGÍTIMO: Coherente con la moral y la justicia sin la necesidad de estar normado o legislado oficialmente.
II. CONVENIENTE: Útil, oportuno, provechoso. Decente, proporcionado (RAE). Que conviene, es bueno, adecuado o útil para alguien o algo (Oxford Languages). Preferencias legitimas, actitudes, palabras, conductas o decisiones que no manifiestan obstáculo u afrenta para la salud, el entorno inmediato y las consecuencias en el tiempo.
♦ APROPIADO: Ajustado y conforme a las condiciones o a las necesidades de alguien o de algo (RAE). Que resulta conveniente o adecuado para el fin al que se destina (Oxford Languages).
♦ OPORTUNO: Que se hace o sucede en tiempo a propósito y cuando conviene. (RAE). Que sucede o se realiza en unas circunstancias o un momento buenos para producir el efecto deseado. Momento, ocasión o circunstancia que es favorable o adecuado para un fin determinado. (Oxford Languages).
♦ PRUDENTE: Que tiene prudencia y actúa con moderación y cautela (RAE). Persona que piensa acerca de los riesgos posibles que conllevan ciertos acontecimientos o actividades, y adecúa o modifica la conducta para no recibir o producir perjuicios innecesarios (Oxford Languages). La prudencia se traduce en la capacidad de valorar situaciones concretas y sus consecuencias en el tiempo. Involucra buen juicio, discreción, cordura, sabiduría, discernimiento, dominio propio y gestión cuidadosa. El prudente se mantendrá alerta en todo escenario y evitará ir por allí con la moral distraída.
III. EDIFICAR: Infundir en alguien sentimientos de piedad y virtud (RAE). Acción relacionada con el consuelo y el ánimo. Aunque se centra en la meta y se define como ser afirmado en la fe, el conocimiento, la madurez, y la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13) (Diccionario bíblico ilustrado Holman, 2017). Denota enriquecimiento y mejora continua espiritual (Diccionario bíblico Eerdmans, 2016). Desarrollo progreso y conclusión del carácter cristiano teniendo el amor como elemento base para este propósito (Gran diccionario enciclopédico de la biblia, Clie, 2013). Comporta hacer lo que aprovecha o beneficia también a los demás. Lo que resulte en la construcción del carácter e identidad sólida en Jesucristo. Lo que conlleve a la unidad, la paz y la concordia entre hermanos en Cristo. Esto, manteniendo la sobriedad, sentido común, equilibrio correspondiente a las circunstancias y, sin bajar los muros doctrinales.
IV. Pablo concluye esta larga discusión de la carne ofrecida a los “dioses” paganos indicando que la libertad cristiana es lo más real del mundo, que el creyente puede hacer muchas cosas con libre conciencia, no obstante, debe hacer lo que sea conveniente y apropiado. En ese sentido, la libertad debe usarse para ayudar y edificar, no para ofender o ser obstáculo a los demás. El creyente tiene obligaciones para sí mismo, pero las más sagradas son las que afectan a los otros. Así que, con el criterio, equilibrio y lucidez correspondiente tendrá que ceder eventualmente respecto de sus gustos, costumbres, tipos de comida, maneras de vestir, bebida, aficiones o pasatiempos, esto, con el fin de contribuir al bien común del cuerpo cristiano.
V. Se asume que el verdadero cristiano conoce, distingue y comprende las disposiciones específicas de Dios respecto del pecado. Es decir, sabe muy bien que profana la ley de Dios. Está al tanto de que cosas son no negociables y que cosas se encuentran enmarcadas en la libertad cristiana responsable y la libertad de conciencia de cada creyente (tener en cuenta las diferencias y aspectos culturales). Será saludable para los creyentes de una congregación conocer bien estos temas a fin de procurar la armonía, el respeto, la paz y unidad en Cristo. De lo contrario se podría caer en extremos igualmente dañinos como:
a. “La tiranía del hermano débil en la fe”: Es aquel creyente que decide no crecer en el conocimiento y libertad en Cristo. Por ende, asume que todos los creyentes deben ajustarse a su estilo de vida. Peor aún, que su moral particular es la única correcta y que los demás deberán honrarla a riesgo de ofenderlo.
b. “La tiranía del hermano fuerte en la fe”: Es aquel hermano que ejercita su libertad en Cristo sin importarle las conciencias de los Demás. Esto es, el creyente que menosprecia, que tiene en menos, que se burla, que es desconsiderado y/o descortés con su hermano en vías de madurez o que tiene fuertes escrúpulos en ciertos aspectos de su vida.
(CB. W. Barclay, 2006), (CB. W. MacDonald, 2004), (CB. Mundo hispano, 2003), (CB. Matthew Henry, 1999).
VI. DÉBIL EN LA FE: Es el cristiano verdadero, sincero, piadoso, con una fe fuerte y segura, pero, todavía en camino de madurez respecto del discernimiento en situaciones de sentido común o prácticos de la vida. Estos hermanos se privan o censuran ciertas cosas con el objeto de ser más agradables a Dios, lo cual, aunque con buena intención y conciencia podría revelar ciertas falencias respecto de su comprensión del evangelio y la libertad responsable que el creyente disfruta en Cristo.
VII. FUERTE EN LA FE: Estos creyentes lograron este nivel en el propósito de Dios y, están al tanto que la comida, bebida, determinadas celebraciones o fechas festivas, no hacen ninguna diferencia. Han comprendido el principio de la libertad cristiana responsable y entienden que ese privilegio es algo entre ellos y Dios. Sin embargo, eso no será razón para hacer alarde en frente de los que todavía no lo alcanzaron. Muchos han insistido en los derechos de su libertad, y luego se han arrepentido cuando sopesaron las consecuencias de su presunción.
VIII. “De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia. Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué se ha de juzgar mi libertad por la conciencia de otro? Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello de que doy gracias? Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos”. (1. Corintios 10:25 -32 / RVR 1960).