P5. Así que, ninguno se gloríe I en los hombres; porque todo es vuestro: II. (1. COR 3:21).
I. GLORIARSE, JACTARSE: Mostrar alguien con presunción que posee cierta cosa o que actúa de una determinada manera (Oxford Languages). Dicho de una persona: Alabarse excesiva y presuntuosamente, con fundamento o sin él (RAE). El jactarse también puede darse respecto de un tercero y con una connotación peyorativa o despectiva acerca de las demás personas.
II. En Corinto, se formaron camarillas o agrupaciones alrededor de los siervos enviados por Dios para su instrucción como Pablo, Apolos y Cefas. Este fraccionamiento generó rivalidad y polarización dentro de la congregación de esa ciudad. Para solucionar esta coyuntura fue necesario tener claro que los siervos de Dios encargados de predicar el evangelio, aun, figuras descollantes como Pablo, Apolos o Cefas, son de todos los cristianos, porque son siervos que pertenecen a Cristo. Entonces, a la luz de esta enseñanza concluimos lo siguiente:
1. Los servidores llamados pastores, predicadores, evangelistas, maestro o cualquier persona con responsabilidad notoria en una congregación, jamás deberá ser un agente de confusión, división, disensión o fragmentación. Mucho menos, que desvié voluntaria o involuntariamente hacia su persona, la atención, devoción o exaltación que se le debe solo a Cristo.
2. Los creyentes JAMAS deberán confundir el respeto y estima hacia los siervos antes mencionados con la exaltación, veneración, devoción, adoración, sumisión y fe que solo es para nuestro Señor y Dios. “Que todos nos consideren servidores de Cristo, encargados de administrar los misterios de Dios” (1. Corintios 4:1). Atenciones ansiosas, cortesías desmedidas, tratos especiales u obediencia ciega son algunos síntomas de este desorden.
Quizá de manera particular se pueda tener preferencias respecto de la forma de predicar de ciertos hermanos, pero, no se debe permitir que estás preferencias personales degeneren en prejuicios divisionistas en el cuerpo de Cristo. En los creyentes no debe haber jactancia alguna respecto de seguir a determinado predicador o por congregarse en alguna denominación específica, ya que como instruye Pablo; todo lo que Dios provee para la iglesia pertenece a todos los creyentes, sin excepción. Esto sin perjuicio de acudir a las instancias regulares y con el sustento debido, cuando creamos que la SANA DOCTRINA está siendo agredida en algún nivel de la congregación. (CB. Warren W. Wiersbe 2019).