P1. Así que, hermanos, estad firmes I, y retened la doctrina que habéis aprendido II, III, sea por palabra, o por carta nuestra IV- VI. (2. TES 2:15).
I. FIRMEZA: Entereza, constancia, fuerza moral de quien no se deja dominar ni abatir (RAE). Cualidad de lo que es estable o no se mueve. Voluntad inquebrantable y constancia en la realización de algo (Oxford Languages). Que es estable, que está bien apoyado, cimentado o sujetado, en consecuencia, no se mueve. Es aquello que está establecido en bases sólidas o fijado en fundamentales razones. Actitud tenaz de la persona que se mantiene en sus creencias, convicciones y propósitos. Voluntad inquebrantable y perseverancia en la realización de algo. Que no se deja dominar, abatir, o desplazar fácilmente de una posición, lugar o intención.
II. RETENER, PRESERVAR, CONSERVAR: Impedir que algo salga, se mueva, se elimine o desaparezca (RAE). Proteger, resguardar anticipadamente a alguien o algo, de algún daño o peligro (RAE). Proteger o resguardar a alguien o algo, intentando conservar su estado, de un daño o peligro (Oxford Languages). Mantener o cuidar de la permanencia o integridad de algo o de alguien. Guardar con cuidado algo (RAE). Hacer que una cosa se mantenga en buen estado, guardándola en determinadas condiciones o haciendo lo necesario para que así sea. Tener una cosa guardada con cuidado para que no se estropee o se pierda (Oxford Languages).
III. RETENER LA DOCTRINA: No quitando o añadiendo nada en absoluto a los preceptos recibidos. Manteniendo la enseñanza pura, en su estado original, sin contaminación, deterioro, alteración, mezcla o adulteración de alguna clase.
IV. Pablo estaba al tanto respecto de las persecuciones, de las presiones sociales, de los falsos maestros, de la mundanalidad, del desorden de algunos hermanos y del desánimo en Tesalónica. Por eso los exhorta a mantenerse firmes y sostenerse en la verdad del evangelio en que habían sido enseñados personalmente por el apóstol y también por cartas enviadas a ellos.
V. Sólo la Biblia es norma de fe, conducta y comportamiento para los creyentes, y nadie, bajo ninguna circunstancia, motivación o conveniencia debe añadir o quitar a lo que está escrito (Apocalipsis 22:18). Todo lo que no haya sido conservado bajo el canon de las escrituras carece de garantía, de la inerrancia e infalibilidad que se le pretenda atribuir. No hay otra enseñanza oral o escrita que sea vinculante y autoritativa sobre la iglesia. Toda tradición, práctica, costumbre o usanza que sea contraria a la palabra de Dios es carente de valor y peligrosa en consecuencia. (CB. F. Bruce, 2017), (CB. W. MacDonald, 2004), (CB. Matthew Henry 1999).
VI. En aquellos Días la enseñanza fue particularmente oral y se transmitía de esa manera, por ende, era relativamente sencillo introducir conceptos errados, herejías o adulterar la verdad del evangelio en diferentes grados y alcances. En nuestros días, ese inconveniente ha sido superado ya que tenemos toda la revelación de Dios en Su palabra escrita. Por otro lado, en la mayoría de países, salvo algunas regiones importantes del mundo, se tiene libre acceso a la palabra escrita de Dios. No obstante, la dejadez, la flojera, la negligencia y la desatención de muchos “creyentes” acerca del estudio prolijo de las escrituras, ha generado un alejamiento peligroso de la verdadera doctrina. Peor aún, hay demasiados “cristianos” que siguen convenientemente falsas enseñanzas a su propio riesgo, así como, muchos que se consideran evangélicos pero que no son cristianos. El estar firmes implica mantener la SANA DOCTRINA, y, no hay otra manera que escudriñar vigorosamente las escrituras y estar alertas, vigilantes, ya que las inconsistencias doctrinales o desviaciones de la verdad pueden originarse en cualquier escenario, fuera de la iglesia y lo más peligroso, dentro de la misma.