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P10. Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos I – IV. (1. TES 5:15).

I.  VENGANZA: Tomar satisfacción de un agravio o daño (RAE). Devolver un agravio o daño con otra ofensa o daño dirigido a la persona responsable. Ofender o dañar a alguien responsable de una ofensa o daño anterior (Oxford Languages). Es tomarse el desquite de alguien o castigar una ofensa devolviendo mal por mal (Diccionario enciclopédico bíblico ilustrado, Clie, 2016). Represalia por un mal sufrido, esta acción surge del resentimiento y hostilidad hacia el ofensor (Diccionario Baker, 2019). Castigo como retribución por algún daño sufrido (Diccionario bíblico Eerdmans, 2016). La venganza es lo inverso al perdón o la compasión y no persigue una justicia reparadora sino un objetivo injurioso (CENT. Ernesto Trenchard, 2013). La venganza no busca imparcialidad, sino devolver mal por mal. Ahora bien, el estado de ánimo vengativo contra alguien puede traducirse en diferentes formas, por ejemplo: violencia física, agravio verbal, murmuración, calumnia, difamación y otros, también puede incluir deseos de infortunio, calamidad, tragedia o adversidad para el agresor u ofensor.

II. Pablo desautoriza todo pensamiento de revancha o venganza como respuesta a la ofensa o agravio de algún hermano o prójimo externo. La reacción de una persona natural es la réplica de mal por mal. Sin embargo, el cristiano que tiene comunión con el Señor Jesús reaccionará de una manera diferente, mostrará bondad y amor a sus hermanos infractores y también a los inconversos. El perdón y la longanimidad son importancia en estos escenarios.

III. PERDONAR, PERDÓN: Dicho de quien ha sido perjudicado por ello: Remitir la deuda, ofensa, falta, delito u otra cosa (RAE). Olvidar [una persona] la falta que ha cometido otra persona contra ella o contra otros y no guardarle rencor ni castigarla por ella, o no tener en cuenta una deuda o una obligación que otra tiene con ella (Oxford Languages). El que perdona entiende responsabilidad premeditada en la acción considerada como ofensiva, perjudicial o agraviante, aun así, desestima el rencor, la venganza y la propia justicia en aras de intereses superiores. El perdón opta por no tener en cuenta la ofensa en el futuro, de modo que las relaciones entre ofensor perdonado y afectado perdonante tengan la oportunidad de ser restablecidas en su totalidad con el tiempo. El perdón puede servir por un lado al ofensor para liberarse de la culpa, y, por otro lado, para que el ofendido se libere de posibles sentimientos de amargura.

El perdón no siempre implica que el ofensor sea liberado de alguna sanción legal, compensación, restitución, reparación o indemnización administrativa por su actuar. Se suele valorar el hecho de saber perdonar, aunque también el saber pedir perdón, porque implica reconocer la culpa y el daño cometido a la otra persona. El perdón no debe confundirse con el olvido inmediato o automático de la ofensa recibida, aunque, cabe la posibilidad. En diferentes situaciones el olvidar alguna ofensa o las consecuencias de algún agravio sufrido puede tomar cierto tiempo. Asimismo, el perdonar tampoco deberá confundirse con el término disculpar, ya que, el disculpar no asume responsabilidad intencional del agravio y suele aplicarse a situaciones menores. El estilo de vida del cristiano genuino es de perdón constante a su prójimo, puesto que, ha sido perdonado y es perdonado continuamente (Cuando solicita el perdón por sus pecados diarios al Creador). Como Dios le perdonó y le sigue perdonando, asimismo debe perdonar a los demás; porque sólo perdonando se puede ser perdonado. “Perdonad y seréis perdonados” (Lucas 6:37). («Perdón». En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/perdon/ Consultado: 25 de marzo de 2021, 5:15 pm.)

IV. PACIENCIA, LONGANIMIDAD: Grandeza y constancia de ánimo en las adversidades (RAE). Se refiere a la firmeza, la paciencia y la fortaleza de carácter ante las situaciones adversas de la vida. La persona que ejercita esta virtud es capaz de soportar con aguante y constancia los sufrimientos, dificultades, las provocaciones o ingratitudes sin flaquear en su ánimo. También hace referencia a la bondad, la generosidad, la solidaridad y tolerancia con el prójimo, especialmente cuando este afronta infortunios, desgracias, desventuras o ha cometido alguna falta gratuita en desfavor nuestro. La longanimidad vincula la fe en el Señor Dios y sus designios, la confianza en que, pese a los momentos difíciles, a las amarguras, las injusticias, y, a las propias flaquezas intrínsecas humanas, debemos persistir, ser ecuánimes y esperar en Dios. Es importante mencionar que la clave para ministrar eficazmente es la sensibilidad. Captar la condición de cada persona y ofrecer los recursos apropiados para cada situación. No se puede dispensar ayuda efectiva hasta que no se conozca el problema en su origen y magnitud real. (CB. W. MacDonald, 2004).

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