P3. Que ninguno agravie I ni defraude II en este asunto a su hermano, porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado III, IV. (1.TES 4:6 – RV1977).
I. AGRAVIAR: Presentar como extremadamente grave algo (RAE). Ofender a alguien con hechos o insultos atentando contra su dignidad, su honor, su credibilidad, etcétera, especialmente cuando se hace injustamente. Perjudicar a una persona en sus derechos o intereses (Oxford Languages). Sobrepasar los límites, transgredir, ir más allá (BDE Palabra Clave 2016). Falta grave para la sana convivencia entre las partes, puesto que, vulnera, transgrede y distorsiona uno de los principios elementales de la concordia en la comunidad, el respeto. Asimismo. el agravio es un antiprincipio que afecta las sanas prácticas morales y las buenas costumbres de una sociedad.
II. DEFRAUDAR: Privar a una persona de algo a lo que tiene derecho, mediante engaño o abuso de confianza (Oxford Languages). En contexto implica aprovechar una situación, abusar de la confianza, generar la oportunidad, buscar seducir o sacar ventaja de alguna manera con el objetivo de acceder o experimentar de lo que por derecho le corresponde solo al esposo en la relación privada de marido y mujer. (CB. Matthew Henry 1999), (CB. W. MacDonald 2004).
III. Pablo menciona que ninguno agravie ni defraude en este asunto a su hermano. ¿en qué asunto? Un verdadero cristiano, sea soltero o casado, nunca debería irrumpir en el vínculo matrimonial de alguna pareja, y mucho menos para agraviar o defraudar. Pablo se refiere al individuo que, con encaminada intención persigue o procura los afectos y las bondades sexuales de la esposa de otro hombre. En ese sentido, el Señor Dios no pasará por alto los pecados sexuales de sus hijos, y, la dura corrección llegará en algún momento. Se les advierte a los tesalonicenses respecto de estas prácticas que no eran poco comunes en esa ciudad, y, que los cristianos debían evitar por completo. Un verdadero hijo de Dios no debiera unir el cuerpo suyo, que es templo del Espíritu Santo (1. Corintios 6:19) con la inmoralidad sexual, y mucho menos, en agravio de un hermano en la fe. (CB. W. MacDonald, 2004).
IV. Algunos autores también advierten el tema del abuso sexual, de cualquier índole, en la admonición que Pablo envía a los de Tesalónica. Este acto rastrero es un sacrilegio, una mancilla, una profanación al cuerpo del agraviado(a), no solo porque el cuerpo del cristiano es templo del Espíritu Santo (1. Corintios 6:19), sino por la deshonra moral, la afectación física y las secuelas mentales que devienen de este hecho para la víctima. Esta clase de conducta reprochable es castigada severamente por las leyes en la mayoría de los países. Mas aun, el apóstol advierte que Dios será implacable con los que se comporten de esa manera. (CB. Matthew Henry 1999).