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P2. Que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa I en santidad II y honor III, no en pasión de concupiscencia IV, como los gentiles que no conocen a Dios V. (1.TES 4:4, 5).

I.  SKEUOS: Puede hacer referencia a la esposa (cónyuge) o al propio cuerpo. Tomaremos la acepción de esposa, aunque puede aplicarse sin dificultades a la persona en sí.

II. PURESA SEXUAL: La unión sexual se entiende como la expresión física de un compromiso vitalicio entre un hombre y una mujer. Un símbolo de unión espiritual que existe sólo dentro de la alianza matrimonial. Fuera de este ámbito el acto sexual se desvirtúa y se convierte en una ficción espiritual, puesto que no hay compromiso, vínculo ni responsabilidad recíproca entre las partes. Para el cristiano, la actividad sexual no debiera darse bajo el control de emociones, impulsos o pasiones subjetivas, más bien, a través del compromiso objetivo, sustancial y perpetuo del matrimonio. (https://www.epm.org/resources/2015/Apr/22/pureza-sexual-16-cosas-que-necesita-saber/).

III. HONOR: Estimación, respeto y consideración de la propia honra o dignidad. Obsequio, aplauso o agasajo que se tributa a alguien. Acto por el que alguien se siente enaltecido. Ceremonial con que se celebra a alguien por su cargo o dignidad. Cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo (RAE). Respeto y buena opinión que se tiene de las cualidades morales y de la dignidad de una persona (Oxford Languages). Estima, consideración y respeto inherentes a todos los seres humanos. El honor es el estado ideal de reputación frente a los demás. Asimismo, el honor es positivo y fomenta la sensación de plenitud, valoración y respetabilidad de las personas.

♦ HONOR SEXUAL: El esposo y la esposa se pertenecen el uno al otro. Ninguno de ellos tiene autoridad para denegar razonablemente lo que el otro necesita o demanda de su cónyuge (1. Corintios 7). Es preciso mencionar que los requerimientos deberán darse dentro de lo honroso, lo natural, lo decoroso, lo decente, lo santo, lo puro y principalmente enmarcado por el amor del uno al otro. También podemos mencionar la fidelidad que debe guardar el esposo a su esposa, ya que su cuerpo solo le pertenece a ella en exclusividad para su disfrute, y viceversa. Por lo cual, deberán honrarse con lealtad y compromiso. (CB. W. Barclay, 2006).

IV. PASIÓN DE CONCUPISCENCIA: Anhelo de prácticas sexuales degradadas, sucias, perversas, antinaturales. Estás apetencias malsanas y morbosas rebajan el encuentro íntimo donde debiera primar el amor y respeto por el cuerpo del cónyuge.

V. Notemos que Pablo envía este mensaje principalmente a los hombres de la iglesia en Tesalónica, puesto que, en la sociedad de aquellos tiempos, la castidad durante la soltería se juzgaba casi un deshonor o fuera de lo razonable. Así también, dentro del matrimonio, la fidelidad a la esposa, la lealtad, el respeto y el compromiso no eran muy populares. En el mundo de hoy no han cambiado mucho las cosas, vemos que el desorden, la promiscuidad y deslealtad sexual al cónyuge cabalgan libremente por nuestra sociedad. En ese sentido, el creyente que no desea mancillar la pureza sexual de su matrimonio y de su esposa, deberá ser diligente en no exponerse a situaciones o circunstancias donde la violencia de la tentación lo avasallen y sucumba. Otras buenas prácticas son: no ir a lugares sugerentes de inmoralidad, no ver películas y programas que festejen la infidelidad o la traición, no leer cosas que estimulen los malos pensamientos y deseos. Asegúrese de que su mente, que es el campo de batalla, reciba nutrición espiritual diaria para mantenerse limpia. Los procesos de pensamiento pueden sufrir fuertes ataques en este aspecto. Recuerde, una vez que cruce la línea roja no hay vuelta atrás. (CB. W. Barclay, 2006), (CENT. Ernesto Trenchard, 2013).

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