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P1. Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación I- VI, que os apartéis de fornicación VII, VIII. (1.TES 4:3).

I. SANTO: Perfecto y libre de toda culpa (RAE). Separación posicional de un individuo por parte de Dios para un propósito específico (BDE. MacArthur 2015). Apartado para uso divino (CB. W. MacDonald 2004).

II. SANTIFICACIÓN: La santificación es el proceso continuo de la libre gracia de Dios por medio de la cual somos renovados en la totalidad de nuestro ser según la imagen de Dios, y, somos capacitados más y más para morir al pecado y vivir para la justicia (CDF de Westminster – catecismo menor – pregunta 35). La santificación es una obra de la gracia gratuita de Dios por medio de la cual somos renovados en todo cuanto es el hombre según la imagen de Dios, y estamos cada vez más capacitados para morir al pecado y vivir para la justicia (CDF Bautista de 1689 – Catecismo – pregunta 41). Estado predeterminado por Dios para los creyentes llamados en gracia que comienzan y perseveran hasta el final de su carrera cristiana (Gran diccionario enciclopédico de imágenes y símbolos de la biblia, Clie, 2015).

III. SANTIFICACIÓN INICIAL: Tenemos evidencia de que una persona es separada en una disposición preferente por Dios incluso antes de ser salvada, veamos el siguiente pasaje que sustenta lo expuesto. “Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido”, Corintios 7:14. Esta es una santificación anterior a la conversión. Ahora, no necesariamente tiene que darse la situación que propone el pasaje para tener una santificación inicial. Pues esta se encuentra enmarcada en la soberanía, tiempo y determinación de Dios únicamente. Muchos de nosotros fuimos santificados inicialmente por el creador sin siquiera saberlo. (CB. W. MacDonald, 2004).

IV. SANTIFICACIÓN PERMANENTE O REAL: La regeneración, el llamamiento eficaz, el arrepentimiento y justificación de una persona también comprometen su santificación permanente en mérito a la unión con Cristo. Esto implica que, de forma legítima, ante Dios el creyente es santificado no en merecimiento a su elevada condición moral, sino en virtud de Jesucristo como única base virtuosa de santificación. Así como la justificación, la santificación permanente es una declaración judicial única y de efecto inmediato (Posicional). Sin embargo, esta tiene una segunda instancia, santificación progresiva o perfectible, la cual es una experiencia continua y transformadora al interior del creyente regenerado. La santificación en Cristo es el punto de inicio al proceso de muerte continua del pecado remanente en el redimido. Asimismo, expresa la voluntad y propósito de Dios mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo (hebreos 10:10). Por tanto, la santificación involucra la acción directa de Dios hacia una persona para apartarla del mal, separarla del pecado, modelarla en Jesucristo y consagrarla a su servicio. “a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro” (1. Corintios 1:2). “esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1. Corintios 6:11). (CB – W. MacDonald, 2004).

V. SANTIFICACIÓN PROGRESIVA O PERFECTIBLE: “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2. Corintios 7:1). Un regenerado y justificado también es definitivamente santificado en virtud de la unión con Cristo. Sin embargo, la realidad de la vida diaria manifiesta la existencia innegable de pecado residual. Entonces, un redimido es realmente santo, pero, al mismo tiempo queriéndolo o no, incurre en pecado. Aquí emerge la segunda instancia, santificación progresiva o perfectible. Esto es, el creyente es santificado judicialmente y realmente en Jesucristo como base virtuosa de santificación, pero ahora, la santidad, que es el derivado natural del proceso de santificación, debe de continuo desarrollarse, consolidarse y manifestarse en la vida práctica cotidiana. Este transcurso espiritual involucra a Dios completamente, el cual, por medio del Espíritu Santo que mora en el creyente, habilita las herramientas, las capacidades y los mecanismos necesarios para un exitoso progreso de maduración en la santidad. Por parte del creyente, la idea funcional de la santificación progresiva es la voluntad ascendente de reflejar cada vez más a Jesucristo en su vida. Manifestar lo que ya es legalmente (santo ante Dios). Al mismo tiempo que se disocia intencionalmente del pecado y se esfuerza (en la energía inagotable del Creador) por librarse de su peso, presencia e influencia excedente. De la misma manera, la santificación procura el crecimiento en la gracia, los buenos frutos y la adultez en la fe para con nuestro salvador y Señor. “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13). (CB. W. MacDonald, 2004).

VI. SANTIFICACIÓN PERFECTA: Cuando seamos glorificados (1. Juan 3:2). Implica la separación total, absoluta y eterna respecto de cualquier residuo o remanente de pecado en el creyente.

VII. FORNICAR: Tener ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio (RAE). Relación sexual, coito o acceso carnal entre un hombre y una mujer que no están unidos en matrimonio. En ese sentido, la única razón de la fornicación es satisfacer los deseos físicos de los involucrados, pero, sin ningún tipo de compromiso legítimo entre las partes. El término fornicar también alcanza cualquier tipo de inmoralidad o disidencia sexual como: adulterio, pornografía, masturbación, promiscuidad, incesto, homosexualismo masculino y femenino, bestialidad, fantasías sexuales ilícitas, pedofilia, prostitución, practica contranatural, entre otros. (CB. Matthew Henry 1999).

VIII. Una vez más el apóstol Pablo exhorta respecto de los pecados sexuales. El pecado específico contra el que advierte hasta el cansancio es la actividad sexual ilícita o impureza sexual. Fue uno de los principales pecados del mundo antiguo y lo sigue siendo actualmente. Esta amonestación es tan vigente hoy como en la iglesia de los primeros siglos, la pureza sexual es no negociable. (CB. W. MacDonald, 2004).

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