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Tabla de contenidos
  1. V.         MATRIMONIO, DIVORCIO Y RELACIONES SEXUALES

Las nociones del matrimonio en aquellos tiempos es un tanto diferente a las que tenemos en tiempos modernos. Lo que resalta en la práctica tácitamente permitida de la poligamia en la ley antigua, sin embargo, en los siglos venideros la mayoría de sociedades desaprobarán dicha práctica. Las leyes de Moisés no mencionan requisitos o formalidades específicas para contraer matrimonio. Por otro lado, se entiende que el pacto conyugal es vitalicio por naturaleza y necesario para establecer determinados derechos, asimismo, para legitimar las relaciones sexuales y los hijos que pudieran venir. A continuación, algunas leyes puntuales respecto del matrimonio.

♦ Cuando salieres a la guerra contra tus enemigos, y Jehová tu Dios los entregare en tu mano, y tomares de ellos cautivos, y vieres entre los cautivos a alguna mujer hermosa, y la codiciares, y la tomares para ti por mujer, la meterás en tu casa; y ella rapará su cabeza, y cortará sus uñas, y se quitará el vestido de su cautiverio, y se quedará en tu casa; y llorará a su padre y a su madre un mes entero; y después podrás llegarte a ella, y tú serás su marido, y ella será tu mujer. Y si no te agradare, la dejarás en libertad; no la venderás por dinero, ni la tratarás como esclava, por cuanto la humillaste. (Deuteronomio 10:14)

♦ Cuando alguno fuere recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará en su casa por un año, para alegrar a la mujer que tomó. (Deuteronomio 24:5)

♦ Cuando alguno tomare mujer, y después de haberse llegado a ella la aborreciere, y le atribuyere faltas que den que hablar, y dijere: A esta mujer tomé, y me llegué a ella, y no la hallé virgen; entonces el padre de la joven y su madre tomarán y sacarán las señales de la virginidad de la doncella a los ancianos de la ciudad, en la puerta; y dirá el padre de la joven a los ancianos: Yo di mi hija a este hombre por mujer, y él la aborrece; y he aquí, él le atribuye faltas que dan que hablar, diciendo: No he hallado virgen a tu hija; pero ved aquí las señales de la virginidad de mi hija. Y extenderán la vestidura delante de los ancianos de la ciudad. Entonces los ancianos de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán; y le multarán en cien piezas de plata, las cuales darán al padre de la joven, por cuanto esparció mala fama sobre una virgen de Israel; y la tendrá por mujer, y no podrá despedirla en todos sus días. Mas si resultare ser verdad que no se halló virginidad en la joven, entonces la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán los hombres de su ciudad, y morirá, por cuanto hizo vileza en Israel fornicando en casa de su padre; así quitarás el mal de en medio de ti. (Deuteronomio 22:13-21)


Si bien los eruditos han debatido mucho sobre si las leyes de Moisés permiten el divorcio, según parece, por cualquier causa, a los israelitas se les enseña respecto de la seriedad e irrevocabilidad de un matrimonio disuelto. Posteriormente las escrituras indican que cualquier facilidad que la ley de Moisés otorgaría para el divorcio fue una mera concesión del creador para la época.

♦ Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa. Y salida de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre. Pero si la aborreciere este último, y le escribiere carta de divorcio, y se la entregare en su mano, y la despidiere de su casa; o si hubiere muerto el postrer hombre que la tomó por mujer, no podrá su primer marido, que la despidió, volverla a tomar para que sea su mujer, después que fue envilecida; porque es abominación delante de Jehová, y no has de pervertir la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad. (Deuteronomio 24:1-4)


♦ Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles: Yo soy Jehová vuestro Dios. No haréis como hacen en la tierra de Egipto, en la cual morasteis; ni haréis como hacen en la tierra de Canaán, a la cual yo os conduzco, ni andaréis en sus estatutos. Mis ordenanzas pondréis por obra, y mis estatutos guardaréis, andando en ellos. Yo Jehová vuestro Dios. Por tanto, guardaréis mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos. Yo Jehová. (Levítico18:1-5)

En el centro de la relación matrimonial se encuentra la idea de fidelidad a los votos del compromiso. En ese sentido, la fidelidad entre los esposos es tan relevante y, es un simbolismo perfecto de la lealtad que Dios demanda a su pueblo en relación con Él, tanto así, que la deslealtad hacia Dios es considerada adulterio espiritual. Ahora bien, la violación de la exclusividad sexual de los cónyuges, es decir tener relaciones sexuales con un tercero, es tan grave que se prohíbe directamente en los diez mandamientos.

♦ No cometerás adulterio. (Deuteronomio 5:18)

♦ Además, no tendrás acto carnal con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella. (Levítico18:20)

♦ Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel. (Deuteronomio 22:22)

♦ Si hubiere una muchacha virgen desposada con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se acostare con ella; entonces los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad, y los apedrearéis, y morirán; la joven porque no dio voces en la ciudad, y el hombre porque humilló a la mujer de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti. (Deuteronomio 22:23-24)

♦ Si un hombre yaciere con una mujer que fuere sierva desposada con alguno, y no estuviere rescatada, ni le hubiere sido dada libertad, ambos serán azotados; no morirán, por cuanto ella no es libre. Y él traerá a Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión, un carnero en expiación por su culpa. Y con el carnero de la expiación lo reconciliará el sacerdote delante de Jehová, por su pecado que cometió; y se le perdonará su pecado que ha cometido. (Levítico19:20-22)

♦ También Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de alguno se descarriare, y le fuere infiel, y alguno cohabitare con ella, y su marido no lo hubiese visto por haberse ella amancillado ocultamente, ni hubiere testigo contra ella, ni ella hubiere sido sorprendida en el acto; si viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, habiéndose ella amancillado; o viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, no habiéndose ella amancillado; entonces el marido traerá su mujer al sacerdote, y con ella traerá su ofrenda, la décima parte de un efa de harina de cebada; no echará sobre ella aceite, ni pondrá sobre ella incienso, porque es ofrenda de celos, ofrenda recordativa, que trae a la memoria el pecado. Y el sacerdote hará que ella se acerque y se ponga delante de Jehová. Luego tomará el sacerdote del agua santa en un vaso de barro; tomará también el sacerdote del polvo que hubiere en el suelo del tabernáculo, y lo echará en el agua. Y hará el sacerdote estar en pie a la mujer delante de Jehová, y descubrirá la cabeza de la mujer, y pondrá sobre sus manos la ofrenda recordativa, que es la ofrenda de celos; y el sacerdote tendrá en la mano las aguas amargas que acarrean maldición. Y el sacerdote la conjurará y le dirá: Si ninguno ha dormido contigo, y si no te has apartado de tu marido a inmundicia, libre seas de estas aguas amargas que traen maldición; mas si te has descarriado de tu marido y te has amancillado, y ha cohabitado contigo alguno fuera de tu marido (el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de maldición, y dirá a la mujer): Jehová te haga maldición y execración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová que tu muslo caiga y que tu vientre se hinche; y estas aguas que dan maldición entren en tus entrañas, y hagan hinchar tu vientre y caer tu muslo. Y la mujer dirá: Amén, amén. El sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro, y las borrará con las aguas amargas; y dará a beber a la mujer las aguas amargas que traen maldición; y las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar. Después el sacerdote tomará de la mano de la mujer la ofrenda de los celos, y la mecerá delante de Jehová, y la ofrecerá delante del altar. Y tomará el sacerdote un puñado de la ofrenda en memoria de ella, y lo quemará sobre el altar, y después dará a beber las aguas a la mujer. Le dará, pues, a beber las aguas; y si fuere inmunda y hubiere sido infiel a su marido, las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar, y su vientre se hinchará y caerá su muslo; y la mujer será maldición en medio de su pueblo. Mas si la mujer no fuere inmunda, sino que estuviere limpia, ella será libre, y será fecunda. Ésta es la ley de los celos, cuando la mujer cometiere infidelidad contra su marido, y se amancillare; o del marido sobre el cual pasare espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer; la presentará entonces delante de Jehová, y el sacerdote ejecutará en ella toda esta ley. El hombre será libre de iniquidad, y la mujer llevará su pecado. (Números 5:11-31)

Las relaciones sexuales fuera del ámbito matrimonial podían tener consecuencias negativas para los involucrados. En ese sentido, una mujer que careciera de virginidad al momento de la unión matrimonial podía ser castigada.

♦ Cuando alguno tomare mujer, y después de haberse llegado a ella la aborreciere, y le atribuyere faltas que den que hablar, y dijere: A esta mujer tomé, y me llegué a ella, y no la hallé virgen; entonces el padre de la joven y su madre tomarán y sacarán las señales de la virginidad de la doncella a los ancianos de la ciudad, en la puerta; y dirá el padre de la joven a los ancianos: Yo di mi hija a este hombre por mujer, y él la aborrece; y he aquí, él le atribuye faltas que dan que hablar, diciendo: No he hallado virgen a tu hija; pero ved aquí las señales de la virginidad de mi hija. Y extenderán la vestidura delante de los ancianos de la ciudad. Entonces los ancianos de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán; y le multarán en cien piezas de plata, las cuales darán al padre de la joven, por cuanto esparció mala fama sobre una virgen de Israel; y la tendrá por mujer, y no podrá despedirla en todos sus días. Mas si resultare ser verdad que no se halló virginidad en la joven, entonces la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán los hombres de su ciudad, y morirá, por cuanto hizo vileza en Israel fornicando en casa de su padre; así quitarás el mal de en medio de ti. (Deuteronomio 22:13-21)

Aquí se tienen dos aspectos principales en consideración. En primer lugar, está la prohibición de tener relaciones sexuales a cambio de dinero. En segundo lugar, estas actividades usualmente se realizaban en templos paganos a manera de adoración a ciertas “deidades”. Cabe resaltar que la prostitución se daba comúnmente en las mujeres, pero, también había hombres prostitutos.

Las tradiciones bíblicas, tanto del AT como del NT, ponen de manifiesto que la prostitución fue un hecho bien conocido en la sociedad israelita de todos los tiempos y, aunque no se encuentra en la Biblia un tratado sobre la misma, sí se señala de diversos modos que la prostitución es una actividad femenina buscada por los hombres, conocida por la sociedad y condenada por la literatura religiosa, ya sea por constituir una metáfora muy adecuada para hablar de la idolatría en Israel, ya sea para condenar su carácter alternativo, marginal y, por ello, peligroso para el statu quo tanto de las relaciones familiares como de la imagen de la mujer.

Prostitución sexual. En el conjunto de las tradiciones históricas, la figura de la prostituta aparece como un elemento más del entramado de personajes que conforman el panorama social israelita. Basta leer pasajes bíblicos como los de Josué 2:2; Jueces 11:1; 16:1; 1 Reyes 3:16; etc., para hacernos una idea de su presencia en la narrativa bíblica. No obstante, a pesar de la cierta normalidad con la que se las menciona, hay que señalar que, especialmente los relatos sapienciales, enjuician muy negativamente dicha práctica. Frente a la imagen de la mujer tradicional que se refleja en el AT, es decir, mujeres dependientes del varón económica, sexual y legalmente, las prostitutas se alzan como prototipos de mujeres que escapan de esta consideración por cuanto no dependen de los varones para ser socialmente reconocidas: no están casadas, no se habla de sus padres o protectores, no desempeñan una función social merecedora de protección. En la sociedad israelita, el destino de las mujeres respetables era convertirse en esposas y madres de hijos legítimos. Estos hijos son quienes deben asegurar tanto la continuidad de las líneas genealógicas masculinas como la viabilidad de una sociedad dominada exclusivamente por varones imbuidos de la moral patriarcal desde su infancia. La mujer que voluntaria o involuntariamente escapa a este destino no realiza lo que la sociedad considera la función esencial de su feminidad y, en consecuencia, es tratada como una marginada social.

Prostitución cultual. Por los textos que se refieren a la prostitución cultual o sagrada, (1. Samuel 2:22; 1. Reyes 14:24; 22:46; 2. Reyes 23:7) sabemos que esta era tanto masculina como femenina, que tenía lugar en el marco del templo, que se produjo a lo largo de la época monárquica y que se denunció reiteradamente como una práctica pagana e infame que se había introducido en Israel a imitación de las prácticas de las naciones extranjeras.

La prostitución como metáfora. La prostituta y la prostitución son la metáfora más utilizada para hablar de la idolatría y el pecado de Israel, que se prostituye porque no se mantiene fiel a la alianza que Dios concertó con él, sino que da culto a otros dioses. (Prostitución en la Biblia – BDE Mundo Hispano, 2012).

♦ No contaminarás a tu hija haciéndola fornicar, para que no se prostituya la tierra y se llene de maldad. (Levítico19:29)

♦ No haya ramera de entre las hijas de Israel, ni haya sodomita de entre los hijos de Israel. No traerás la paga de una ramera ni el precio de un perro a la casa de Jehová tu Dios por ningún voto; porque abominación es a Jehová tu Dios tanto lo uno como lo otro. (Deuteronomio 23:17, 18)

Las relaciones sexuales entre parientes consanguíneos y otros parientes cercanos estaba prohibida. Con la ley de Moisés formalmente se pone fin a las uniones entre parientes cercanos.

♦ Ningún varón se llegue a parienta próxima alguna, para descubrir su desnudez. Yo Jehová. La desnudez de tu padre, o la desnudez de tu madre, no descubrirás; tu madre es, no descubrirás su desnudez. La desnudez de la mujer de tu padre no descubrirás; es la desnudez de tu padre. (Levítico18:6-8)

♦ Cualquiera que yaciere con la mujer de su padre, la desnudez de su padre descubrió; ambos han de ser muertos; su sangre será sobre ellos. (Levítico20:11)

♦ La desnudez de tu hermana, hija de tu padre o hija de tu madre, nacida en casa o nacida fuera, su desnudez no descubrirás. (Levítico18:9)

♦ La desnudez de la hija de la mujer de tu padre, engendrada de tu padre, tu hermana es; su desnudez no descubrirás. (Levítico18:11)

♦ Si alguno tomare a su hermana, hija de su padre o hija de su madre, y viere su desnudez, y ella viere la suya, es cosa execrable; por tanto, serán muertos a ojos de los hijos de su pueblo; descubrió la desnudez de su hermana; su pecado llevará. (Levítico20:17)

♦ La desnudez de la hija de tu hijo, o de la hija de tu hija, su desnudez no descubrirás, porque es la desnudez tuya. (Levítico18:10)

♦ La desnudez de la hermana de tu padre no descubrirás; es parienta de tu padre. La desnudez de la hermana de tu madre no descubrirás, porque parienta de tu madre es. La desnudez del hermano de tu padre no descubrirás; no llegarás a su mujer; es mujer del hermano de tu padre. (Levítico18:12-14)

♦ La desnudez de la hermana de tu madre, o de la hermana de tu padre, no descubrirás; porque al descubrir la desnudez de su parienta, su iniquidad llevarán. Cualquiera que durmiere con la mujer del hermano de su padre, la desnudez del hermano de su padre descubrió; su pecado llevarán; morirán sin hijos. (Levítico20:19, 20)

♦ La desnudez de tu nuera no descubrirás; mujer es de tu hijo, no descubrirás su desnudez. (Levítico18:15)

♦ Si alguno durmiere con su nuera, ambos han de morir; cometieron grave perversión; su sangre será sobre ellos. (Levítico20:12)

♦ La desnudez de la mujer de tu hermano no descubrirás; es la desnudez de tu hermano. (Levítico18:16)

♦ Y el que tomare la mujer de su hermano, comete inmundicia; la desnudez de su hermano descubrió; sin hijos serán. (Levítico20:21)

♦ La desnudez de la mujer y de su hija no descubrirás; no tomarás la hija de su hijo, ni la hija de su hija, para descubrir su desnudez; son parientas, es maldad. (Levítico18:17)

♦ El que tomare mujer y a la madre de ella, comete vileza; quemarán con fuego a él y a ellas, para que no haya vileza entre vosotros. (Levítico20:14)

♦ No tomarás mujer juntamente con su hermana, para hacerla su rival, descubriendo su desnudez delante de ella en su vida. (Levítico18:18)

Una mujer era considerada ceremonialmente impura durante su periodo menstrual, por tanto, estaban prohibidas las relaciones sexuales en esos días.

♦ No llegarás a la mujer para descubrir su desnudez mientras esté en su impureza menstrual. (Levítico19:12)

♦ Cualquiera que durmiere con mujer menstruosa, y descubriere su desnudez, su fuente descubrió, y ella descubrió la fuente de su sangre; ambos serán cortados de entre su pueblo. (Levítico20:18)

♦ No te echarás con varón como con mujer; es abominación. (Levítico18:22)

♦ Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre. (Levítico20:13)

♦ Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él; es perversión. (Levítico18:23)

Cualquiera que tuviere cópula con bestia, ha de ser muerto, y mataréis a la bestia. Y si una mujer se llegare a algún animal para ayuntarse con él, a la mujer y al animal matarás; morirán indefectiblemente; su sangre será sobre ellos. (Levítico20:15, 16)

Cualquiera que cohabitare con bestia, morirá. (Éxodo 22:19)

♦ En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros, y la tierra fue contaminada; y yo visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó sus moradores. Guardad, pues, vosotros mis estatutos y mis ordenanzas, y no hagáis ninguna de estas abominaciones, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros (porque todas estas abominaciones hicieron los hombres de aquella tierra que fueron antes de vosotros, y la tierra fue contaminada); no sea que la tierra os vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación que la habitó antes de vosotros. Porque cualquiera que hiciere alguna de todas estas abominaciones, las personas que las hicieren serán cortadas de entre su pueblo. Guardad, pues, mi ordenanza, no haciendo las costumbres abominables que practicaron antes de vosotros, y no os contaminéis en ellas. Yo Jehová vuestro Dios. (Levítico18:24-30)

♦ Guardad, pues, todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y ponedlos por obra, no sea que os vomite la tierra en la cual yo os introduzco para que habitéis en ella. Y no andéis en las prácticas de las naciones que yo echaré de delante de vosotros; porque ellos hicieron todas estas cosas, y los tuve en abominación. (Levítico20:22, 23)

♦ Pero a vosotros os he dicho: Vosotros poseeréis la tierra de ellos, y yo os la daré para que la poseáis por heredad, tierra que fluye leche y miel. Yo Jehová vuestro Dios, que os he apartado de los pueblos. (Levítico20:24)


♦ No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace. (Deuteronomio 22:5)

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