P8. Sobrellevad los unos las cargas I de los otros, y cumplid así la ley de Cristo II. (GAL 6:2).
I. CARGAS: Hace referencias a pruebas, dificultades, tentaciones, necesidades, aflicciones, cansancios, desánimos, tristezas, así como, dificultades que no podamos resolver con facilidad o por los medios propios. Usualmente estas cargas generan afectación emocional, física y espiritual en quien las lleva. Por tanto, no debiéramos mantenernos a cómoda distancia de otros cristianos que experimentan estas cargas, peor aún, criticarnos mutuamente por nuestras fallas o debilidades. Todo lo contrario, estamos llamados a involucrarnos con intención y eficacia con el hermano en problemas, y, ayudarlo en todas las formas posibles para aliviar su carga. Esto, dentro de las posibilidades que estén al alcance de cada cual en las diferentes circunstancias.
II. “ama a tu prójimo como a ti mismo”. Piense en las veces que traemos al Señor nuestras cargas en oración. La simple experiencia de Su presencia nos da alivio y disminuye generosamente el peso de las mismas. Entonces, la respuesta de Dios a nuestro sufrimiento es una clara demostración de cuán importante es que escuchemos a nuestro prójimo y, que sepa que puede contar con nosotros. No importa lo incompetentes que podamos sentirnos, podemos llevar la carga del prójimo si le acompañamos en sus tribulaciones. En ese camino, la compasión que genera el Espíritu Santo en nosotros puede exigir que demos a nuestro abrumado prójimo otro tipo de ayuda, incluso material. Es fácil orar por un amigo o contar nuestra historia a un hermano de la iglesia, pero no podemos limitarnos a estas cosas. Debemos estar dispuestos a ayudar de la manera que Dios disponga. Finalmente, debe ser causa de gran consuelo para nosotros y nuestros hermanos saber que no estamos solos en esta lucha, como soldados, estamos juntos en la batalla. (Ministerios en contacto).