P4. Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios I, II, retengamos nuestra profesión III, IV. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro V. (HEB 4:14-16).
I. “Todo sumo sacerdote es escogido de entre los hombres. Él mismo es nombrado para representar a su pueblo ante Dios, y ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Puede tratar con paciencia a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está sujeto a las debilidades humanas. Por tal razón se ve obligado a ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como también por los del pueblo. Nadie ocupa ese cargo por iniciativa propia; más bien, lo ocupa el que es llamado por Dios, como sucedió con Aarón. Tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino que Dios le dijo: “Tú eres mi hijo; hoy mismo te he engendrado”. Y en otro pasaje dice: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”. En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte y fue escuchado por su reverente sumisión. Aunque era Hijo, mediante el sufrimiento aprendió a obedecer, y consumada su perfección, llegó a ser autor de salvación eterna para todos los que le obedecen, y Dios lo nombró sumo sacerdote según el orden de Melquisedec” (hebreos 5:1-10 NVI).
II. Cristo es superior a los sacerdotes humanos y Su sacerdocio es superior al de los sacerdotes levitas. Para los judíos, el sumo sacerdote era la autoridad religiosa máxima en la tierra. Solo él entraba en el Lugar Santísimo una vez al año, en Yom Kippur, también conocido como Día de la expiación, que es el día más sagrado del año judío. Esto, para ofrecer sacrificios por los pecados de toda la nación de Israel (Levítico 16). Así como el sumo sacerdote fue un tipo de mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo es el mediador definitivo entre Dios y nosotros. Jesucristo tiene mayor autoridad que los sumos sacerdotes judíos porque Él es realmente Dios y hombre. A diferencia del sumo sacerdote que podía estar delante de Dios solo una vez al año, Cristo subió a los cielos y siempre está a la diestra de Dios intercediendo por Su pueblo. (CB. De la Biblia del diario vivir).
III. PERSEVERAR: Mantenerse constante en la prosecución de lo comenzado, en una actitud o en una opinión (RAE). Mantenerse firme y constante en una manera de ser o de obrar (Oxford Languages). En el cristiano, es una prueba de realidad respecto de su condición regenerada (CB. W. MacDonald, 2004). La perseverancia señala y dirige la voluntad y actuación de quien persigue un objetivo determinado con diligencia y valentía. Esto, a pesar de las dificultades, los obstáculos, la frustración, el fracaso, el desánimo, el aburrimiento, los deseos de retroceder, doblegarse o desistir del propósito. Asimismo, es sinónimo de firmeza, persistencia, dedicación, tesón o constancia en una acción, proyecto o postura. Para ejercitar esta virtud es importante tener un objetivo claro o una meta que justifique el esfuerzo en un período de tiempo determinado. Es por ello que se dice que la perseverancia es la clave del éxito en muchos emprendimientos. Ahora bien, en todo ámbito de interacción humana se presentan conflictos y desacuerdos. En ese sentido, perseverar en la paciencia y buena actitud serán esenciales para afrontarlos sin temor, y, resolverlos con eficiencia y empatía. Por otro lado, la perseverancia por ser condición necesaria para lograr algo puede desvirtuarse y encausar su fuerza en cosas poco saludables o negativas para la persona, en ese caso se transforma en necedad o insensatez. (“Perseverancia». En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/perseverancia/ Consultado: 12 de julio de 2020, 11:35 am.). (https://deconceptos.com/general/perseverancia).
IV. Se exhortó a los cristianos judíos de aquella época a perseverar y aferrarse a la confesión de fe en Jesucristo que habían hecho. El perseverar en la fe, sería una evidencia de autenticidad respecto de su conversión. Por otro lado, esta proclama alcanza a los cristianos de todos los tiempos, ¡Perseverar hasta el fin!
V. Jesucristo vino al mundo en un cuerpo terrenal al igual que todos, y, experimentó en Su carne toda clase de tentaciones como cualquier ser humano, sin embargo, nunca pecó. Jesucristo es el único ser humano que jamás cometió pecado, de no ser así, vana sería nuestra esperanza. Por ende, el saber que tenemos un salvador que transitó el sendero de la tentación y venció al pecado en su terreno debiera darnos consuelo y seguridad. Él conoce muy bien lo duro que es estar en un cuerpo que tiende a lo malo, por tanto, puede comprender nuestras luchas, compadecerse de nosotros en cuanto a las pruebas, y, habilitar las herramientas para vencer en cada batalla. En conclusión, el Espíritu Santo invita cordialmente a todos los creyentes a que se acerquen confiadamente al trono de Dios para recibir misericordia, socorro y gracia en el nombre de Jesucristo. (BDE. MacArthur, 2015).