P11. Pero tú sé sobrio I en todo, soporta las aflicciones II, haz obra de evangelista III, cumple tu ministerio IV, V. (2. TIM 4:5).
I. SOBRIO, MODERADO, TEMPLADO: Que es moderado y discreto, en especial en el comer, beber, en la forma de hablar o de moverse o en sus costumbres (Oxford Languages). Estable o solido en cuanto a sus emociones. También representa una actitud juiciosa, sensata, equilibrada, prudente, lo cual requiere, sentido común, dominio propio, concentración, alerta moral y vigilancia en todo momento. Esto, acerca de los pensamientos, sentimientos, acciones, intenciones, reacciones, miradas, palabras, actitudes, lenguaje corporal, etcétera. Dice Núñez: “el cristiano sobrio es aquel que ha logrado el dominio de sí mismo, no en la energía de la carne, sino en el poder del Espíritu”. El creyente sobrio mantiene su mente cautiva por la palabra del Creador, ergo, vive en forma equilibrada, obediente y ecuánime. Sus goces no están generalmente asociados a los sentidos, sino principalmente ligados a los del espíritu. Esto no quiere decir que el creyente moderado mantenga una vida ascética, aburrida o monótona, antes bien, conlleva una medida de gozosa anticipación, mira hacia adelante, a la venida del Señor (1. Pedro.1:13). Con todo, no descuida sus deberes, sus responsabilidades y compromisos en los diferentes ámbitos de actuación, además, disfruta de la vida en su libertad cristiana responsable, riqueza individual y singularidad personal. (CB. Matthew Henry, 1999), (CB. W. Hendriksen 2000).
II. AFLICCIÓN: Abatimiento y tristeza. Molestia o sufrimiento físico (Oxford Languages). Padecimientos, pruebas, sufrimientos, angustias, tribulaciones, injusticias, quebrantos, y toda situación adversa por causa de Cristo. También puede alcanzar debilidad financiera o afectación a la salud.
III. EVANGELIZAR: Predicar la fe de Jesucristo o las virtudes cristianas (RAE). Predicar o dar a conocer la doctrina cristiana del evangelio (Oxford Languages). Acción deliberada para conducir al no creyente al conocimiento del evangelio de Cristo. Es el acto de predicar el evangelio de Jesús, es decir, de difundir el cristianismo. Todos los cristianos genuinos, sin excepción, estamos llamados a proclamar las buenas nuevas del evangelio (Mateo 28:19,20).
IV. MINISTERIO: Cargo o dignidad de ministro (RAE). El Ministerio cristiano se entiende como un trabajo, servicio, rol, encargo o responsabilidad asignada por Dios. Este servicio está vinculado con el don o dones que cada creyente recibe por parte del Creador. Los dones son provisiones, competencias o capacidades espirituales de orden superior otorgado por el Espíritu Santo para edificación de la comunidad cristiana. Es necesario que cada creyente desempeñe con excelencia el servicio cristiano que le fue designado.
V. Es una exhortación directa para Timoteo y para los cristianos de todos los tiempos. Pablo conmina a los creyentes que a diferencia de los inconversos deben mantener la sobriedad, el equilibrio, la moderación y un comportamiento ejemplar en todo contexto de la vida. Asimismo, manifiesta que no hay manera de evadir los sufrimientos y aflicciones que vendrán en el caminar cristiano. La pregunta no es si vendrán o no las tribulaciones, sino cuándo vendrán. “Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él” (Filipenses 1:29). Aunque no siempre es fácil, debemos entender que Dios permite el sufrimiento, las decepciones y el fracaso en los creyentes, de diferentes formas y en diversas intensidades. Aun así, debemos confiar que absolutamente todo está bajo el control. determinación y soberanía del Creador. “y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21). (CB. W. Barclay, 2006).