P8. Pero desecha I las cuestiones necias II e insensatas III, sabiendo que engendran contiendas IV. Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso V, sino amable VI para con todos, apto para enseñar VII, sufrido VIII; que con mansedumbre IX corrija X a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad XI. (2. TIM 2:23-25).
I. DESECHAR: Excluir, reprobar. Menospreciar, desestimar, hacer poco caso y aprecio. Renunciar, no admitir algo. Deponer, apartar de sí un pesar, temor, sospecha o mal pensamiento (RAE). Apartar [una persona] de sí a alguien o algo que resulta inútil, incómodo o molesto. Rechazar o no considerar o tener en cuenta algo, especialmente una propuesta, una petición, una idea, etcétera (Oxford Languages).
II. NECEDAD: Se caracteriza por hablar o actuar de manera desacertada, desubicada, absurda e inapropiada. La necedad exhibe falta de sentido común, carencia de sustento razonable, escasez de conocimiento, debilidad académica o descuido intelectual insolente. De igual manera se considera necedad a cualquier conversación que evita la finalidad de algún propósito bueno, digno, decente, sino que, rebaja al hombre, desluce el lenguaje y no edifica ni da gracia a los oyentes. También se entiende como decir o hacer las cosas de manera insensata, irreflexiva, sin considerar o sopesar las consecuencias o implicancias. (CB. Warren W. Wiersbe 2019).
III. INSENSATEZ: Necedad, falta de sentido o de razón (RAE). Falta de sensatez, buen juicio, prudencia, cautela y madurez en el actuar o hablar (Oxford Languages). El insensato actúa evadiendo la reflexión, la cordura, la moderación y la humildad. Esto lo coloca en una posición desde donde evidencia comportamientos inadecuados. Asimismo, dispensa opiniones con poco sentido del conocimiento, con testarudez desmedida y una actitud cargada de emociones no siempre saludables.
IV. CONTENDER: Discutir, contraponer opiniones o puntos de vista (RAE). Enfrentarse [dos personas] entre sí para imponer su voluntad o conseguir algo. Luchar entre sí varias personas que aspiran a un mismo objetivo o a la superioridad en algo (Oxford Languages). Expresión de enemistad traducida en pleitos, disputas, conflictos o debates belicosos (Diccionario expositivo Vine, 1999). Es el ánimo litigante que nace de los desacuerdos hostiles, la competencia desbocada, la antipatía, la envidia o rivalidad con los demás. Se caracteriza por el ansia o afán de triunfo, posición, poder, prestigio, dominio o reconocimiento desordenado. Las contiendas devienen en rencores, resentimientos, recelo, rabia u odio entre los participantes de la misma. Este, es el pecado que coloca el yo por delante y en consecuencia la negación flagrante del amor cristiano. (CB. W. Barclay, 2006).
V. CONTENCIOSO: Es aquel que de manera sistemática busca “salir victorioso” en debates, controversias, discusiones o intercambios verbales por el simple placer de sentirse superior a los demás. Se deleita en conseguir el triunfo solo para exaltarse e idolatrarse a sí mismo. El contencioso no acepta la equivocación o el error como una inevitabilidad de la condición humana. En consecuencia, no presenta un espíritu enseñable, mucho menos considera la posibilidad de que pueda aprender algo de su contertulio. Solo procura someter a los demás bajo sus ideas o conocimientos normativos o contingentes. También se revela una actitud contenciosa al momento de estructurar frases, ademanes, gestos o posturas con la única finalidad de irritar, provocar o humillar al oponente, es decir, no presenta un talante bondadoso y humilde al conversar o intercambiar flujos verbales intensos con su prójimo. Por último, el contencioso evidencia inseguridad, falta de afirmación o confianza en sí mismo. No olvidemos que el trastorno de superioridad es directamente proporcional al de inferioridad.
VI. AMABLE, AFABLE: Agradable, dulce, suave en la conversación y el trato (RAE). Persona que se comporta con agrado, educación y afecto hacia los demás (Oxford Languages). La amabilidad puede definirse como un acto o comportamiento que resulta agradable, solidario, afectuoso, grato de contemplar o de experimentar para otras personas. Con relación a eso, abarca diversas actitudes, como la simpatía, la generosidad, la compasión y el altruismo. La verdadera amabilidad es aquella que nace de manera espontánea, natural y sin ningún tipo de interés o motivación subyacente de conseguir algo. Solo el interés genuino en el bienestar del prójimo.
VII. APTO PARA ENSEÑAR: Habilidad de impartir conocimientos acerca de la verdad de Dios en términos sencillos y prácticos. La enseñanza implica el análisis responsable y riguroso de las escrituras. Todo, con el objetivo de clarificar el significado, el contexto, el sentido, la dirección y las implicancias para la vida del creyente que es enseñado. Es importante mencionar que la persona que enseña no está exenta de alguna inexactitud o yerro involuntario. De ahí la necesidad que los enseñados también escudriñen las escrituras de manera personal, sistemática y disciplinada (1. Tesalonicenses 5:21-23). Por otro lado, la frase “apto para enseñar” vincula requerimientos de capacitación académica y preparación constante por parte del enseñante, no es suficiente con las buenas intenciones o una buena actitud, hay que instruirse adecuadamente.
VIII. SUFRIDO: Que sufre con resignación (RAE). Que denota un sufrimiento soportado con resignación y en silencio (Oxford Languages). Resistir con fortaleza y sin represalias una situación de abuso, una circunstancia dolorosa o un escenario de injusticia de la cual no sé es el causante. Denota ser paciente para sobrellevar el mal y perversidad que provienen de la vileza humana. Lento para la ira, paciente, tardo en enojarse, tardo para airarse, tardo para asignar una motivación negativa al comportamiento de los demás, sufrido de espíritu. Esto no insinúa candidez, ingenuidad o que en ciertas circunstancias el creyente no persista por sus derechos o por lo que legalmente le corresponde. Pero si las cosas se ponen difíciles, podría considerar sufrir el agravio, la ofensa, la humillación, la injusticia, bendecir al agresor y dejar la justicia en las manos de Dios. El amor todo lo cubre. Pablo nos exhorta respecto de esta virtud en 1. Corintios 6:7 “¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados?
IX. MANSEDUMBRE: De condición benigna y suave (RAE). Docilidad y suavidad que se muestra en el carácter o se manifiesta en el trato (Oxford Languages). Es aquella serenidad de espíritu en virtud de la cual el hombre no se deja arrebatar fácilmente por la ira o la irritación en respuesta a las faltas, provocaciones o enojos de los demás. No tiene nada que ver con debilidad, sino con fortaleza bajo control. Esto, debido a la tensión mental que supone el no doblegarse ante la impulsividad versus la sensación de cobardía. La mansedumbre es la suficiencia que se indigna cuando debe hacerlo y nunca cuando no debe. Se manifiesta también en la capacidad de ceder eventualmente los propios derechos en beneficio de otros. Asimismo, se expresa en la disposición de espíritu para aceptar la voluntad del Creador como la mejor opción, y por ello, recibirla con agrado y sin resistencia. La mansedumbre es una obra efectuada en el alma, fruto del Espíritu Santo en el creyente verdadero (Gálatas 5:22,23).
X. CORREGIR, CORRECCIÓN: Advertir, amonestar o reprender a alguien (RAE). Enmendar lo errado. Alteración o cambio que se hace para quitar defectos o errores, o para darles mayor perfección (RAE). Modificación que se hace en una cosa o a una persona para corregir sus faltas, errores, defectos o imperfecciones (Oxford Languages). También se entiende como enderezar o poner derecho algo. La corrección se ejerce sobre lo inexacto, lo distorsionado, lo incorrecto, lo erróneo, lo engañoso, lo falso, lo defectuoso, etcétera. La corrección también procura, si fuera el caso, la restauración a su condición íntegra y correcta, de la cual, pudo haber caído o tropezado una persona. Asimismo, busca limar esas pequeñas imperfecciones para dejar algo en condiciones óptimas, completas, satisfactorias o acabadas. (BDE. MacArthur, 2016).
XI. Otra vez Pablo pone en alerta a Timoteo acerca de polémicas o forcejeos verbales que, a buen seguro, estarían prestos a emerger desde los opositores al evangelio y la sana doctrina. El apóstol insiste en que estos debates no devengarán provecho alguno ni para él ni para los oyentes que pudieran estar presentes en tales eventos. Por el contrario, solo producirán altercados interminables, malestar incesante y posibles dudas entre los cristianos genuinos. Este llamado de atención sigue vigente para todos los creyentes y las congregaciones de hoy. A saber, se deben el evitar las contiendas con personas que no tienen interés auténtico en conocer las buenas nuevas del evangelio, sino que buscan el pleito, discusión o refriega verbal por el simple placer de oponerse, contrariar o replicar. Por otro lado, para las personas que verdaderamente estén interesadas en conocer el evangelio y la sana doctrina, aunque, muestren alguna oposición o duda razonable, se aconseja un trato correctivo generoso y amable. Esto, a fin de producir apertura en la contraparte para el dialogo, la argumentación y la enseñanza, lo cual, aumentará las probabilidades de resultados positivos. Es importante mencionar que la gentileza o empatía con el prójimo no producirá el arrepentimiento que Dios demanda, pero, nos ayudará a sembrar la semilla del evangelio en paz, la misma que, Dios puede hacer germinar en su debido tiempo y voluntad. (CB. W. Barclay, 2006), (CB. W. MacDonald, 2004), (CB. W. Hendriksen, 2000), (Biblioteca Mundo hispano, 2003).