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P1. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía I, sino de poder II, de amor III y de dominio propio IV, V. Por tanto, No te avergüences VI de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios VII, VIII .(2. TIM 1:7,8).

I. COBARDÍA: Falta de valor o ánimo (RAE). Sin valor ni espíritu para afrontar situaciones peligrosas o arriesgadas (RAE). Ausencia de convicción, voluntad o determinación frente a una circunstancia de riesgo, dificultad, contrariedad, adversidad, pugna o litigio. La cobardía puede caracterizarse por una timidez o temor exagerado que impide al individuo actuar con valentía proporcional al contexto. Es importante mencionar que cualquier persona puede adoptar esta postura según la situación en la que se encuentre. Por otro lado, no debemos en ninguna manera confundir la cobardía con la prudencia, la paciencia o la mansedumbre. El individuo cobarde conoce lo que es correcto e incorrecto, no obstante, debido a la vergüenza, las implicancias, los beneficios, conveniencias, sintonías o por comodidad, opta por lo segundo. A saber, su decisión por lo incorrecto constituye un hecho adrede y voluntario frente a una situación que implica responsabilidad, compromiso, valentía y cierto grado de riesgo. («Cobardía». En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/cobardía/ Consultado: 04 de diciembre de 2020, 11:30 am).

II.  PODER: Tener expedita la facultad o potencia de hacer algo. Aguantar o soportar algo o a alguien que producen rechazo (RAE). Tener la capacidad o facultad de hacer determinada cosa (Oxford Languages). Vigor, fuerza, energía espiritual y mental concedida por el Santo Espíritu a los creyentes. Este recurso sobrenatural habilita firme serenidad en los cristianos al momento de enfrentar circunstancias muy difíciles o altos grados de riesgo por seguir a Cristo. Además, hace posible mantener la confianza en Dios frente al dolor del alma y la desilusión agotadora en este mundo. Así también, estimula positivamente al creyente para llevar a cabo su ministerio en el propósito único y particular que Dios tiene para él. (CB. W. Barclay, 2006), (CB. MacDonald, 2004), (CB. Matthew Henry, 1999).

III. AMOR FRATERNAL: Se refiere al afecto, estima, cariño, apego y devoción que existe entre hermanos de sangre. Es aquel amor profesado hacia los hermanos carnales y que es posible hacer extensivo al prójimo. El amor fraternal ejerce un principio que tiene muy claro la diferencia entre el bien y el mal. En ese sentido, impulsa a conducirse sin afectar los intereses o derechos de los demás. («Amor fraternal». En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/amor-fraternal/ Consultado: 13 de agosto de 2020, 03:40 pm.), (BDE MacArthur 2016).

En comparación, el amor fraternal cristiano es un don sobrenatural derramado en el corazón de cada uno de los creyentes, y, es el fundamento más importante porque busca la igualdad, el respeto y el bienestar recíproco de todas las partes. Este amor, es el llamado a reinar en la hermandad cristiana ya que es el adhesivo natural que mantiene unida a la Iglesia. Además, Dios es Padre de todos los creyentes, en consecuencia, todos los creyentes somos hermanos espirituales en la fe. Ahora bien, el amor fraternal cristiano en función a las diferentes culturas, idiosincrasias, comportamientos, caracteres, costumbres, formas de actuar, cercanías, confianzas, familiaridades, etcétera, vinculará sentimientos, simpatías o afectos según corresponda. Sin embargo, no olvidemos que el amor fraternal cristiano es un amor por convicción, voluntad, sensato, razonable e intencionalmente compasivo. “En esto consiste el amor: en que pongamos en práctica sus mandamientos” (2. Juan 1: 6a / NVI 1999). Revisar comentario a (1. Corintios 13:4-7) respecto de las características del amor cristiano.  >>>>…

IV. DOMINAR: Tener e imponer la supremacía (en cuanto al poder, la autoridad, la fuerza, etc.) sobre algo o alguien (Oxford Languages). Tener dominio sobre algo o alguien (RAE).

V. DOMINIO PROPIO: Virtud moral que subordina la propensión a los placeres y procura el equilibrio en los diferentes escenarios. Autoridad sobre los impulsos, deseos y ánimos, sujetándolos a la prudencia, honestidad, moderación y mesura. Control, potestad, sensatez y autodisciplina que un individuo ejerce sobre sí mismo con relación a:

    • Sus palabras o lo que dice
    • Sus razonamientos o procesos de mentales
    • Su actuar o comportamiento
    • Su enfoque visual o lo que observa
    • Sus sentimientos y emociones
    • Sus gestos y ademanes
    • Sus intenciones
    • Sus prioridades y obligaciones
    • Sus debilidades
    • Etcétera.

Esto, en cualquier escenario o ámbito de la vida, ya sea personal, familiar o social. La esencia del dominio propio es considerar las consecuencias positivas o negativas de hacer o dejar de hacer algo. Así también, de sopesar la rectitud versus la injusticia, de ponderar entre lo correcto y lo incorrecto. Todo, en tiempo real, así como, a corto, mediano y largo plazo. (Diccionario Baker, 2019). “Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable” (Proverbios 10:1).

♦ DISCIPLINA: Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral (RAE). Conjunto de reglas de comportamiento para mantener el orden y la subordinación entre los miembros de un cuerpo o una colectividad en una profesión o en una determinada colectividad. Conjunto de reglas o normas cuyo cumplimiento de manera constante conducen a cierto resultado (Oxford Languages). Capacidad del individuo para ejercitar principios de orden, tenacidad y constancia, ya sea en el campo laboral, la esfera personal, el área moral, entre otros. También se entiende como la suficiencia para dominar los impulsos y adecuarse al conjunto de normas y preceptos necesarios para la armonía social de cualquier escenario. Asimismo, señala regularidad en las tareas, presencia de rigor y orden para la consecución de metas y conclusión de proyectos. Es importante mencionar que esta virtud se enseña mejor con el ejemplo práctico que con el mejor de los sermones.

VI. VERGÜENZA: Turbación del ánimo ocasionada por la conciencia de alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante. Turbación del ánimo causada por timidez o encogimiento y que frecuentemente supone un freno para actuar o expresarse (RAE). Sentimiento de pérdida de dignidad causado por una falta cometida o por una humillación o insulto recibidos. Sentimiento de incomodidad producido por el temor a hacer el ridículo ante alguien, o a que alguien lo haga (Oxford Languages).

VII. El apóstol Pablo inspira y fortalece a Timoteo respecto de su ministerio en Éfeso. Este joven oficial no solo tenía que remar en contra de su timidez natural (1. Corintios 16:10), sus problemas de salud (1. Timoteo 5:23) o el ser tenido en menos debido a su relativa juventud (1. Timoteo 4:12 – 2. Timoteo 2:22), sino también, contrarrestar las doctrinas corruptas propaladas por falsos creyentes, los cuales infectaban y ponían en riesgo la Iglesia en Éfeso (2. Timoteo 2:17). Asimismo, Pablo lo anima a soportar con valentía las tribulaciones, burlas o aflicciones por amor al evangelio y su cercanía con el apóstol.

En algunos círculos judíos Pablo fue considerado un hereje y en consecuencia el “apóstol de los herejes” (Tertuliano, Adv.Marc.3,5). Por otro lado, Roma lo tenía por sedicioso, un rebelde que perturbaba la paz e incitaba alborotos por doquier (Hechos 24). Debido a esto, no sería extraño que algunos colectivos se burlaran del nombre de Jesucristo, de Pablo y en general del evangelio. Algo que a buen seguro afectaba profundamente el ánimo de Timoteo. El apóstol consciente de esto y conocedor del temperamento suave de Timoteo lo insta a reavivar y mantener encendido el fuego del don que había recibido (1. Timoteo 1:6). También lo estimula a no avergonzarse del evangelio, del Señor Jesucristo ni de su hermano Pablo, quien experimentaba encarcelamiento en Roma. (CB. W. Barclay, 2006), (CB. W. MacDonald, 2004).

VIII. Esta exhortación sigue vigente para los cristianos de Hoy. No avergonzarse de predicar el evangelio para arrepentimiento y perdón de pecados (Romanos 1:16), no avergonzarse del nombre de Jesucristo (Mateo 10:33), no avergonzarse de nuestros hermanos que padecen aflicciones, necesidades o tribulaciones por causa de Cristo. Los creyentes hemos de tener claro que las adversidades, contratiempos y sufrimientos llegarán, pero, que el Santo Espíritu ha dispuesto poder, amor y dominio propio para mantenernos firmes y dignos en la tormenta. El Creador habilita los recursos de gracia necesarios para cada situación según Su voluntad y soberanía, no obstante, será deber del cristiano aplicar los mismos con diligencia y esmero.

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