P15. Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios I, y velad en oración II, III. Y, ante todo, tened entre vosotros ferviente amor IV, V; porque el amor cubrirá multitud de pecados VI. Hospedaos los unos a los otros VII sin murmuraciones VIII. (1. PED 4:7-9).
I. SOBRIO, MODERADO, TEMPLADO: Que es moderado y discreto, en especial en el comer, beber, en la forma de hablar o de moverse o en sus costumbres (Oxford Languages). Estable o solido en cuanto a sus emociones. También representa una actitud juiciosa, sensata, equilibrada, prudente, lo cual requiere, sentido común, dominio propio, concentración, alerta moral y vigilancia en todo momento. Esto, acerca de los pensamientos, sentimientos, acciones, intenciones, reacciones, miradas, palabras, actitudes, lenguaje corporal, etcétera. Dice Núñez: “el cristiano sobrio es aquel que ha logrado el dominio de sí mismo, no en la energía de la carne, sino en el poder del Espíritu”. El creyente sobrio mantiene su mente cautiva por la palabra del Creador, ergo, vive en forma equilibrada, obediente y ecuánime. Sus goces no están generalmente asociados a los sentidos, sino principalmente ligados a los del espíritu. Esto no quiere decir que el creyente moderado mantenga una vida ascética, aburrida o monótona, antes bien, conlleva una medida de gozosa anticipación, mira hacia adelante, a la venida del Señor (1. Pedro.1:13). Con todo, no descuida sus deberes, sus responsabilidades y compromisos en los diferentes ámbitos de actuación, además, disfruta de la vida en su libertad cristiana responsable, riqueza individual y singularidad personal. (CB. Matthew Henry, 1999), (CB. W. Hendriksen 2000).
II. VELAR: Hacer centinela o guardia por la noche. Observar atentamente algo. Cuidar solícitamente de algo (RAE). Este término señala la espera de algún acontecimiento futuro, lo cual requiere atención y vigilancia constante. Asimismo, invoca permanente agudeza espiritual, estar alerta y concentrado. Para el cristiano implica mantenerse perseverante, sólido en la doctrina del evangelio, desechar la somnolencia, la dejadez, la flojera o el adormecimiento espiritual. Así también, subordinar las ansiedades, las incertidumbres, los pensamientos fluctuantes, las preocupaciones inútiles, las impaciencias y demás.
III. ORAR, ORACIÓN: La oración es un ofrecimiento de nuestros deseos a Dios, en pos de las cosas agradables a su voluntad, en el nombre de Cristo, con la confesión de nuestros pecados y reconociendo con gratitud sus misericordias. (1 Juan 5:14; 1 Juan 1: 9; Filipenses 4:6; Salmos 10:17; 145: 19; Juan 14: 13,14) (CDF Bautista de 1689 – Catecismo – pregunta 111). Es el canal regular para el dialogo, la comunión intima o interacción entre el hombre y su Creador. Dios nos da la oportunidad de comunicarnos con Él directamente a través de esta capacidad. Ahora bien, la oración no solo tiene el propósito de presentarle a Dios nuestras peticiones, sino lo más importante, aproximarnos más a nuestro Creador que es la fuente de vida y amor inagotables, asimismo, conocer Su voluntad particular, ser agradecidos, recibir consuelo, acoger dirección, hallar descanso para nuestras almas, interceder por otros, renovar nuestras fuerzas y hacer que Su disposición sea la nuestra. En ese sentido, la oración cristiana debe ser ofrecida en el nombre del Señor Jesús (Juan14:13), a saber, tiene que ser presentada bajo la autoridad de Él. Los creyentes debemos recordar que somos escuchados por Dios, no en virtud de méritos propios, sino en la suficiencia de los de Cristo. Así también, la fe es esencial para la oración porque implica reconocimiento de la bondad y disponibilidad de Dios (Mateo 21:22) (Marcos 11:24) (Santiago. 1:5-8). Cuando oramos debemos tener algunas consideraciones:
a. El amor de Dios, que siempre desea sólo lo mejor para nosotros.
b. La sabiduría de Dios, Él es el único que sabe lo que es mejor para nosotros en cualquier escenario de nuestra vida.
c. El poder de Dios, para hacer que suceda lo que es mejor para nosotros dentro de Su determinación y voluntad.
d. La gratitud a Dios, nuestra vida debe ser un agradecimiento continuo al Creador.
e. La oración debe ser permanente; no solo en las grandes crisis o por necesidad de algo. Es en la oración constante donde el cristiano renueva su vitalidad diaria.
f. La oración debiera ser en el espíritu; es decir, inspirada y conducida por el Santo Espíritu. Las oraciones de vanas repeticiones, monótonas, rutinarias, formales o por inercia sirven de muy poco y no llevarán a ninguna parte. Debe haber vigilancia, sensatez, atención y lucidez en la oración. Así también, conciencia, significado y concentración deliberada en Dios (Mateo 6:6- 7).
La oración es al mismo tiempo un acto y una atmósfera. Como acto, acudimos al Señor en momentos específicos llevándole nuestras alabanzas, nuestras cargas, muestras peticiones, nuestros agradecimientos, nuestras plegarias, etcétera. Pero también es posible vivir en una atmósfera de oración. Esto es, que la actitud de nuestra vida sea de oración incesante, en todo momento, sin perjuicio del tiempo específico dedicado a la misma. (CB. W. Barclay, 2006).
“Que yo me vuelva a través de Tu ayuda irreprensible, justo y santo. Que yo me abstenga de toda maldad, que hable la verdad y haga justicia. Que yo camine por los caminos derechos brillando con templanza, adornado con incorrupción, lleno de hermosura a través de la sabiduría y la prudencia. Que yo medite en las cosas que están arriba y menosprecie lo que es terrenal, porque un hombre no puede glorificar a Dios de ninguna otra manera más que por su virtud, la cual da testimonio de que el poder divino es la causa de su bondad” Gregorio de Nisa.
IV. FERVOR: Celo ardiente hacia las cosas de piedad y religión. Entusiasmo o ardor con que se hace algo (RAE). Energía o entusiasmo espiritual para hacer lo que se debe hacer. No tiene que ver mucho con el interés o la curiosidad, sino con la perseverancia, la disciplina, el empeño y la dedicación respecto de lo que se ha decidido hacer. La carne puede ser perezosa muchas veces, de ahí la exhortación a ser fervientes en el espíritu para servir al Señor.
V. AMOR FRATERNAL: Se refiere al afecto, estima, cariño, apego y devoción que existe entre hermanos de sangre. Es aquel amor profesado hacia los hermanos carnales y que es posible hacer extensivo al prójimo. El amor fraternal ejerce un principio que tiene muy claro la diferencia entre el bien y el mal. En ese sentido, impulsa a conducirse sin afectar los intereses o derechos de los demás. («Amor fraternal». En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/amor-fraternal/ Consultado: 13 de agosto de 2020, 03:40 pm.), (BDE MacArthur 2016).
En comparación, el amor fraternal cristiano es un don sobrenatural derramado en el corazón de cada uno de los creyentes, y, es el fundamento más importante porque busca la igualdad, el respeto y el bienestar recíproco de todas las partes. Este amor, es el llamado a reinar en la hermandad cristiana ya que es el adhesivo natural que mantiene unida a la Iglesia. Además, Dios es Padre de todos los creyentes, en consecuencia, todos los creyentes somos hermanos espirituales en la fe. Ahora bien, el amor fraternal cristiano en función a las diferentes culturas, idiosincrasias, comportamientos, caracteres, costumbres, formas de actuar, cercanías, confianzas, familiaridades, etcétera, vinculará sentimientos, simpatías o afectos según corresponda. Sin embargo, no olvidemos que el amor fraternal cristiano es un amor por convicción, voluntad, sensato, razonable e intencionalmente compasivo. “En esto consiste el amor: en que pongamos en práctica sus mandamientos” (2. Juan 1: 6a / NVI 1999). Revisar comentario a (1. Corintios 13:4-7) respecto de las características del amor cristiano. >>>>…
VI. Implica pasar por alto, no tomar en cuenta u omitir las ofensas o fallos menores de nuestro prójimo lo más que se pueda. El amor genuino capacita al creyente para mantenerse deliberadamente en una atmósfera que le permita enfocarse en las cosas positivas de cada persona antes que en las negativas. Así también, lo impulsa a ejercitar una vida de perdón constante hacia su prójimo. Esto no quiere decir que el ofensor no asuma las consecuencias disciplinarias, administrativas o penales de sus actos según corresponda y si fuera el caso. “El odio despierta rencillas, pero el amor cubrirá todas las faltas” (Proverbios 10:12). Es pertinente aclarar que en ninguna manera debiera confundirse la frase “el amor cubrirá multitud de pecados” con, encubrir el pecado el pecado.
VII. HOSPITALIDAD: Virtud que se ejercita con peregrinos, menesterosos y desvalidos, recogiéndolos y prestándoles la debida asistencia en sus necesidades. Buena acogida y recibimiento que se hace a los extranjeros o visitantes (RAE). Amabilidad, calidez y atención con que una persona recibe y acoge a los visitantes o extranjeros en su casa o en su tierra (Oxford Languages). Nuestro hogar debiera estar siempre abierto a los hermanos que tienen problemas personales, a los descorazonados, a los que sufren necesidad o requieren ayuda eficaz tanto en lo material como en lo espiritual. Todo, dentro de las posibilidades inmediatas de cada quien y en arreglo a las circunstancias. (BDE. Matthew Henry, 2017), (CB. W. MacDonald, 2004).
VIII. MURMURAR: Hablar entre dientes, manifestando queja o disgusto por algo. Conversar en perjuicio de un ausente, censurando sus acciones (RAE). Hablar en voz muy baja, en especial manifestando una queja o un disgusto por alguna cosa. Hablar mal de una persona que no está presente (Oxford Languages). Murmurar es una de las actitudes tóxicas más habituales y populares en la humanidad. Implica criticar a una persona, o hablar mal de ella cuando no está presente. En muchos casos, esto deriva en una situación de hipocresía y chisme ya que el murmurante no expresa realmente su forma de pensar delante de ese alguien de quien murmura. Además, Revela un espíritu desconfiado y descontento que aumenta y propicia el caos. No olvidemos que también es posible caer en murmuraciones respecto de Dios. (CB. Matthew Henry 1999).
Ahora bien, la murmuración puede ser activa como pasiva:
a. Es activa cuando existe interacción verbal directa e intención concreta de las partes murmurantes respecto de un asunto.
b. Es pasiva cuando alguien guarda silencio frente a la murmuración, pero, presta oídos ansiosos y se deleita en la misma.