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P13. […] sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones I, II, y estad siempre preparados III para presentar defensa IV con mansedumbre V y reverencia VI ante todo el que os demande razón VII de la esperanza que hay en vosotros VIII; teniendo buena conciencia IX, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores X, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo XI. (1. PED 3:15-17).

I. Reconocer a Dios como el Señor de nuestras vidas en el aspecto practico y cotidiano. Es decir, nuestra conducta y proceder debería estar bajo Su voluntad, para Su agrado y para Su gloria. (CB. W. MacDonald, 2004).

II. SANTIDAD: Implica llevar la semejanza moral de Dios en una vida activa de oposición al pecado (CB. Simón J. Kistemaker, 2001). La santidad define la naturaleza y conducta nuevas del creyente engendrado y salvado por Dios (BDE. MacArthur, 2015). Adrede separación de toda impureza y corrupción, así como, una voluntaria renunciación a los pecados generados en los deseos de la carne y de la mente (Teología sistemática. L. Berkhof, 2005). La santidad no se refleja en especulaciones místicas, devociones entusiastas, fervores desbordados, abstinencias penitentes o lenguaje religioso sofocante, sino, en pensar como el Creador lo hace y querer lo que Él quiere. En ese sentido, la mente y la voluntad del Creador deberán saberse, comprenderse y practicarse en función a su palabra escrita (la biblia). Ahora bien, en la medida que entendamos y creamos Su palabra revelada, haremos Su mente nuestra mente y su voluntad la nuestra. (Teología sistemática, Jhon Macarthur – Richard Mayhue, 2018). La santidad cristiana no consiste en una conformidad laboriosa con los preceptos específicos de un código externo, sino que surge de la operación del Santo Espíritu, quien produce su fruto en el creyente genuino, dando a conocer las manifestaciones de la gracia que, se veían a toda perfección, en vida y ministerio de Cristo (CENT. Ernesto Trenchard, 2013). Entendida como apartarse deliberadamente del pecado o cualquier circunstancia que lo promueva, lo propicie o lo estimule. Acerca de la santidad, si bien hay esfuerzo invertido por parte del creyente para ser oportuno respecto de esta virtud, la misma se origina en el interior de la persona. Es decir, desde una mente renovada por la gracia de Dios (Efesios 2:10) que, vincula la recuperación moral práctica del ser humano para los propósitos del Creador. Es importante mencionar que la lectura y el estudio riguroso de las escrituras, así como la oración incesante y la obediencia viva, influirán definitivamente en la santidad. En tal sentido, el cristiano desplegará los esfuerzos pertinentes para el crecimiento continuo y manifiesto en la misma, ya que ahora, el Santo Espíritu de Dios habita en él. (CB. W. MacDonald, 2004).

III. PREPARADO: Correctamente capacitado, instruido, enseñado o documentado doctrinalmente.

IV. DEFENSA: Apología. Contrarrestar reflexiva, académica y teológicamente los argumentos en contra del evangelio (CENT. Ernesto Trenchard, 2013). Capacidad de articular las creencias de una manera comprensible, razonable y bíblica (BDE. MacArthur, 2015). Respuesta o argumento razonable, sensato y contundente que la circunstancia exija.

♦ ARGUMENTAR: Aducir, alegar, dar argumentos (RAE). Exponer algo como argumento. Demostrar o justificar una cosa mediante argumentos (Oxford Languages).

V. MANSEDUMBRE: De condición benigna y suave (RAE). Docilidad y suavidad que se muestra en el carácter o se manifiesta en el trato (Oxford Languages). Es aquella serenidad de espíritu en virtud de la cual el hombre no se deja arrebatar fácilmente por la ira o la irritación en respuesta a las faltas, provocaciones o enojos de los demás. No tiene nada que ver con debilidad, sino con fortaleza bajo control. Esto, debido a la tensión mental que supone el no doblegarse ante la impulsividad versus la sensación de cobardía. La mansedumbre es la suficiencia que se indigna cuando debe hacerlo y nunca cuando no debe. Se manifiesta también en la capacidad de ceder eventualmente los propios derechos en beneficio de otros. Asimismo, se expresa en la disposición de espíritu para aceptar la voluntad del Creador como la mejor opción, y por ello, recibirla con agrado y sin resistencia. La mansedumbre es una obra efectuada en el alma, fruto del Espíritu Santo en el creyente verdadero (Gálatas 5:22,23).

VI. REVERENCIA: Mucho respeto y consideración.

♦ RESPETO: Miramiento, consideración, deferencia. Manifestaciones de acatamiento que se hacen por cortesía (RAE). Consideración acompañada de cierta sumisión, con que se trata a una persona (Oxford Languages). El respeto es uno de los principios morales más importantes del ser humano, pues es necesario para sostener el equilibrio y funcionalidad social. Una de las premisas más importantes sobre el respeto es que, para ser respetado se debe primero respetar a los demás. El respeto fluye de la convicción de reciprocidad que tiene en cuenta los intereses y necesidades de las partes. Respetar no significa estar de acuerdo en todos los ámbitos, posiciones o situaciones, sino que, se trata de no discriminar, relegar o tener en menos al prójimo por su forma de vida, sus decisiones o preferencias. Respetar también involucra la tolerancia con quien no piensa igual a nosotros, con quien no comparte nuestros mismos gustos o intereses, con quien es diferente o ha decidido diferenciarse. Una sociedad que busque garantizar una sana convivencia debe ejercitar vigorosamente el respeto a la diversidad de ideas, opiniones y maneras de expresarse. («Respeto». En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/respetol/ Consultado: 11 de agosto de 2020, 04:30 pm).

VII. RAZÓN: Argumento o demostración que se aduce en apoyo de algo (RAE). Argumentación razonable e inteligente de su posición, acciones y creencias.

VIII. Un conocimiento y entendimiento correcto, prolijo y certero de las principales doctrinas que involucra el evangelio, capacitará al creyente para responder adecuadamente a las demandas que las circunstancias exijan. Esto, con buen juicio, prudencia, serenidad, reflexión, sensatez y responsabilidad. De la misma manera, estará habilitado para los propósitos que Dios tenga determinados. Una situación lamentable en la mayoría de las congregaciones es la falta de sólido conocimiento en la ortodoxia bíblica. En consecuencia, si se les pregunta lo que creen, no podrían explicarlo con solvencia doctrinal, y si se les pregunta porque lo creen, tropezarían en palabras y vagos conceptos. El cristiano debiera examinar, estudiar y pensar a fondo su fe para poder presentar lógicamente y verbalmente legible lo que cree y por qué.

IX. CONDUCTA: Manera con que las personas se comportan en su vida y acciones (RAE). Manera de comportarse de una persona en una situación determinada o en general (Oxford Languages). La conducta expresa el actuar de una persona frente a determinados circunstancias o estímulos, tanto externos como internos. Traduce en hechos lo que siente, dice o piensa. En una sociedad los individuos se rigen por códigos o normas de conducta dictados por su cultura, idiosincrasia, tradiciones, modo de vida, situación o costumbres. Por otro lado, existen protocolos de conducta aceptados en un determinado entorno social, económico, político, festivos, laboral, castrense, familiar, etcétera, que, debieran ser observados apropiadamente según corresponda.

X. MALHECHOR: Que comete un delito, y especialmente que lo comete por hábito (RAE). Persona que comete acciones delictivas de forma habitual (Oxford Languages). Ladrón, delincuente o criminal consumado (Diccionario bíblico ilustrado Holman, 2017). Delincuente común (Diccionario Baker, 2019). Persona que comete delitos de forma habitual.

XI. El apóstol enfatiza el cometido de los verdaderos creyentes respecto del testimonio conductual en todo momento. Es decir, el cristiano debiera comportarse de una manera tan irreprochable que su conducta desmienta sin palabras las calumnias o habladurías levantadas en su contra. En otras palabras, una buena conciencia impermeabiliza moralmente al creyente acerca de lo que otros puedan pensar, decir o hacer para afectarlo. En otro orden de ideas, si un cristiano sufre por hacer lo malo, o el padecimiento es una consecuencia derivada de su comportamiento, está recogiendo las consecuencias de sus acciones, pero, cuando sufre por hacer el bien, está participando en los padecimientos de Cristo, como buen soldado (2. Timoteo 2:3).

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