P11. Pero evita las cuestiones necias I, y genealogías II, y contenciones III, y discusiones acerca de la ley IV, V; porque son vanas VI y sin provecho VII. (TITO 3:9).
I. NECEDAD: Se caracteriza por hablar o actuar de manera desacertada, desubicada, absurda e inapropiada. La necedad exhibe falta de sentido común, carencia de sustento razonable, escasez de conocimiento, debilidad académica o descuido intelectual insolente. De igual manera se considera necedad a cualquier conversación que evita la finalidad de algún propósito bueno, digno, decente, sino que, rebaja al hombre, desluce el lenguaje y no edifica ni da gracia a los oyentes. También se entiende como decir o hacer las cosas de manera insensata, irreflexiva, sin considerar o sopesar las consecuencias o implicancias. (CB. Warren W. Wiersbe 2019).
II. GENEALOGÍAS HUMANAS: Trazabilidad respecto a los antepasados y descendientes de una persona o familia. El mundo antiguo tenía verdadera pasión por las genealogías o genograma. Podemos ver esto tanto en el antiguo como en el nuevo testamento, Por ejemplo, la genealogía de Jesús que se encuentran en los evangelios de Mateo y Lucas. Alejandro Magno hizo estructurar un genograma artificial en el que trazaba su ascendencia por una parte hasta Aquiles y Andrómaca, y por la otra hasta Perseo y Hércules. Es muy posible que los judíos no creyentes en Jesús estuvieran perturbando a los cristianos de Éfeso con el tema genealógico respecto del Mesías. En la actualidad eso persiste, muchos judíos contrarios a Jesús argumentan el tema genealógico para descalificar al Salvador. (CB. W. Barclay, 2006).
III. CONTENDER: Discutir, contraponer opiniones o puntos de vista (RAE). Enfrentarse [dos personas] entre sí para imponer su voluntad o conseguir algo. Luchar entre sí varias personas que aspiran a un mismo objetivo o a la superioridad en algo (Oxford Languages). Expresión de enemistad traducida en pleitos, disputas, conflictos o debates belicosos (Diccionario expositivo Vine, 1999). Es el ánimo litigante que nace de los desacuerdos hostiles, la competencia desbocada, la antipatía, la envidia o rivalidad con los demás. Se caracteriza por el ansia o afán de triunfo, posición, poder, prestigio, dominio o reconocimiento desordenado. Las contiendas devienen en rencores, resentimientos, recelo, rabia u odio entre los participantes de la misma. También se da el caso cuando alguien genera contienda bajo la percepción de peligro para su “posición de dominio o prestigio” por parte de otra persona. En consecuencia, no tolerará que alguno proponga “mejores ideas”, exhiba mayores conocimientos, habilidades, argumentos, capacidades o destrezas en algún área de interacción común. Este, es el pecado que coloca el yo por delante y en consecuencia la negación flagrante del amor cristiano.
IV. DISCUTIR: Contender y alegar razones contra el parecer de alguien (RAE). Defender [dos o más personas] opiniones o intereses opuestos en una conversación o un diálogo (Oxford Languages).
V. LEY MOSAICA: La ley de Moisés contenía una serie de principios, reglas, ceremonias, ritos y símbolos que tenían como finalidad recordar al pueblo de Israel sus deberes y responsabilidades para con Dios. Esta Incluía una ley de mandamientos, de observancias morales, civiles, religiosos, alimenticios, para tiempos de guerra, etcétera.
VI. VANO, VANA: Hueco, vacío y falto de solidez. Inútil, infructuoso o sin efecto. Falto de realidad, sustancia o entidad (RAE). Que está vacío, sin contenido (Oxford Languages). Vaciedad en cuanto a logros, objetivos, propósito o finalidad positiva. No alcanzar los resultados para lo que fue dispuesto o preparado. Que no es de utilidad ni produce buenos frutos.
VII. El apóstol Pablo exhorta a Tito, quien lideraba la iglesia en Creta, en los mismos términos que lo hizo con Timoteo quien permanecía en Éfeso. ¿Cuál es la exhortación? no involucrarse en discusiones insensatas con los falsos maestros, especialmente los judaizantes. Pues estos insistían en que un cristiano debía obediencia a la ley mosaica para salvación, lo cual, contradice y objeta la doctrina salvífica, que es SOLO POR GRACIA. Este llamado está vigente para todos los cristianos, es decir, el deber del creyente es presentar el evangelio de salvación con la mayor transparencia, precisión y sustento bíblico posible. Asimismo, debe evitar caer en discusiones vanas con quienes no les interesa las buenas nuevas, o peor aún, con quienes tergiversan la SANA DOCTRINA para intereses propios. Ahora bien, es importante discernir entre una persona con genuino interés por aprender y que tiene dudas razonables en temas bíblicos versus quien solo quiere contender. También debemos estar abiertos a la real posibilidad de tener y mantener inexactitudes o falencias acerca de la doctrina, y, que el aprendizaje es continuo. Nadie lo sabe todo, por tanto, no desechemos la viabilidad de aprender de cualquier persona, aun del que contiende. (BDE. MacArthur, 2015).