P9. Que a nadie difamen I, que no sean pendencieros II, sino amables III, mostrando toda mansedumbre IV para con todos los hombres. (TITO 3:2).
I. DIFAMAR: Decir en público o escribir cosas negativas en contra del buen nombre, la fama y el honor de una persona; en especial cuando lo dicho o escrito es falso (Oxford Languages). Desacreditar a alguien, de palabra o por escrito, publicando algo contra su buena opinión y fama (RAE).
♦ CALUMNIA: Acusación falsa o malintencionada para causar daño (RAE). Acusación o imputación falsa hecha contra alguien con la intención de causarle daño o de perjudicarle (Oxford Languages). Es una acusación falsa o malintencionada que se hace en contra del prójimo, sin importar que se tenga certeza de que la imputación surgió de una mentira. La calumnia inicia en la necesidad de lastimar y hacer daño a otra persona, incluso de propiciar su desestimación por parte de allegados y/o de la sociedad en general, en especial, si se trata de una figura pública. Quien inicia una calumnia sabe que está mintiendo y que su acusación carece de verdad. Así también, está al tanto de que este perjuicio se transmite y da a conocer muy rápido entre las personas. En ese sentido, la persona malintencionada y creadora de la calumnia está consciente de que va a perjudicar la reputación o la credibilidad de alguien en particular. En muchos casos, los medios de comunicación y las redes sociales son empleados para crear una calumnia con el fin de afectar la imagen, carrera, trayectoria o prestigio de una figura pública o de cualquier persona.
II. PENDENCIERO: Propenso a riñas o pendencias (RAE). Persona que es propenso a pendencias o riñas (Oxford Languages). Inclinación a la violencia en la forma que sea. Es decir, en acciones, en palabras, gestos, entre otros. (CENT. Ernesto Trenchard, 2013).
♦ PENDENCIA: Contienda, riña de palabras o de obras (RAE). Pelea, riña de palabras o de obras. Enfrentamiento o pelea violenta y acalorada (Oxford Languages).
♦ CONTENDER: Discutir, contraponer opiniones o puntos de vista (RAE). Enfrentarse [dos personas] entre sí para imponer su voluntad o conseguir algo. Luchar entre sí varias personas que aspiran a un mismo objetivo o a la superioridad en algo (Oxford Languages). Expresión de enemistad traducida en pleitos, disputas, conflictos o debates belicosos (Diccionario expositivo Vine, 1999). Es el ánimo litigante que nace de los desacuerdos hostiles, la competencia desbocada, la antipatía, la envidia o rivalidad con los demás. Se caracteriza por el ansia o afán de triunfo, posición, poder, prestigio, dominio o reconocimiento desordenado. Las contiendas devienen en rencores, resentimientos, recelo, rabia u odio entre los participantes de la misma. También se da el caso cuando alguien genera contienda bajo la percepción de peligro para su “posición de dominio o prestigio” por parte de otra persona. En consecuencia, no tolerará que alguno proponga “mejores ideas”, exhiba mayores conocimientos, habilidades, argumentos, capacidades o destrezas en algún área de interacción común. Este, es el pecado que coloca el yo por delante y en consecuencia la negación flagrante del amor cristiano.
III. AMABLE, AFABLE: Agradable, dulce, suave en la conversación y el trato (RAE). Persona que se comporta con agrado, educación y afecto hacia los demás (Oxford Languages). La amabilidad puede definirse como un acto o comportamiento que resulta agradable, solidario, afectuoso, grato de contemplar o de experimentar para otras personas. Con relación a eso, abarca diversas actitudes, como la simpatía, la generosidad, la compasión y el altruismo. La verdadera amabilidad es aquella que nace de manera espontánea, natural y sin ningún tipo de interés o motivación subyacente de conseguir algo. Solo el interés genuino en el bienestar del prójimo.
IV. MANSEDUMBRE: De condición benigna y suave (RAE). Docilidad y suavidad que se muestra en el carácter o se manifiesta en el trato (Oxford Languages). Es aquella serenidad de espíritu en virtud de la cual el hombre no se deja arrebatar fácilmente por la ira o la irritación en respuesta a las faltas, provocaciones o enojos de los demás. No tiene nada que ver con debilidad, sino con fortaleza bajo control. Esto, debido a la tensión mental que supone el no doblegarse ante la impulsividad versus la sensación de cobardía. La mansedumbre es la suficiencia que se indigna cuando debe hacerlo y nunca cuando no debe. Se manifiesta también en la capacidad de ceder eventualmente los propios derechos en beneficio de otros. Asimismo, se expresa en la disposición de espíritu para aceptar la voluntad del Creador como la mejor opción, y por ello, recibirla con agrado y sin resistencia. La mansedumbre es una obra efectuada en el alma, fruto del Espíritu Santo en el creyente verdadero (Gálatas 5:22,23).