P8. Recuérdales que se sujeten I a los gobernantes II y autoridades III- VI, que obedezcan VII, que estén dispuestos a toda buena obra VIII. (TITO 3:1).
I. SUJETAR: Someter a la posición, señorío o disposición de alguien (RAE). Esto se traduce en una subordinación sensata, prudente, respetuosa, sobria y ecuánime. Sin olvidar, que la sujeción está condicionada a la obediencia primera de las leyes divinas.
♦ SOMETERSE: Proponer a la consideración de algunas razones, reflexiones u otras ideas (RAE). Aceptar la autoridad o la voluntad de otra persona, generalmente sin oponer resistencia (Oxford Languages). Obedecer voluntariamente y de buena gana a un superior o autoridad sin exceder el perímetro de lo lícito y razonable.
II. GOBERNADOR: Que gobierna. Persona que desempeña el mando de una provincia, de una ciudad o de un territorio. Representante del Gobierno en algún establecimiento público. (RAE). Persona que desempeña el mando de una provincia, una ciudad o un territorio (Oxford Languages).
III. AUTORIDAD(ES): Facultad o derecho de mandar o gobernar a personas que están subordinadas. Persona que tiene esta facultad o derecho (Oxford Languages). Poder que gobierna o ejerce el mando, de hecho, o de derecho (RAE). Autoridades civiles en general o cualquier persona o entidad designada para gobernar.
IV. El Creador puso las bases para el gobierno humano después del diluvio, cuando decretó: “El que derrame sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada” (Genesis 9:6). Este decreto dio autoridad a los hombres para establecer gobiernos humanos, juzgar los asuntos criminales y sancionar a los responsables, aun con la pena de muerte. En ese sentido, es potestad de la autoridad aplicar el debido castigo a quien infrinja las leyes. Este castigo puede ser tan severo como la pena de muerte según el código penal y la legislación de cada país.
V. Dios ordena a los creyentes y no creyentes someterse a las autoridades de sus respectivos países de nacimiento o donde radican. Toda sociedad que anhele la justicia, el orden, la paz y seguridad requerirá la existencia funcional de legislación para regular sus asuntos., Así como, de autoridades que cumplan y hagan cumplir las leyes vigentes. De lo contrario, la connatural malicia humana no podría ser contenida, generando un clima de caos y anarquía total. Dios en Su soberanía, voluntad y sapientísimo consejo ha determinado el gobierno del hombre por el hombre. Esto no significa que Dios se mantenga al margen o que esté complacido con los gobernantes humanos, mucho menos, que pase por alto los actos de corrupción, las tiranías, las dictaduras, las represiones y los continuos atropellos a los derechos humanos. Con todo, la peor forma de gobierno es la del ser humano, salvo ninguna. Los creyentes deben sujetarse a las autoridades y cumplir la legislación correspondiente, esto sin perjuicio de considerar la legislación de Dios en orden de prelación sobre las leyes humanas. (CB. W. MacDonald 2004).
VI. Los cristianos hemos de sujetarnos de buena gana a todo tipo de autoridad, asimismo, observar las leyes, normativas, estatutos, ordenanzas, códigos de conducta o políticas de comportamiento en cualquier entorno de la sociedad, por ejemplo, en el hogar, en centro laboral, en la escuela, en la universidad, en la iglesia, en los centros comerciales, en los cines, en los museos, en el trasporte público, el tránsito de vehículos y demás. En cualquier lugar de interacción siempre existirán instrucciones de comportamiento formales o implícitas. Estos, deberán ser respetados, sin olvidar que la legislación del Creador es la primera referencia de conducta y proceder para todos.
VII. OBEDECER: Cumplir la voluntad de quien manda (RAE). Cumplir la voluntad de quien manda o lo que establece una ley o norma (Oxford Languages). Aceptar y llevar a cabo las disposiciones de quien tiene autoridad para ordenarlas. Así también, sujetarse y acatar las leyes, preceptos, normas, códigos, ordenanzas, estatutos y cualquier política de conducta establecida en algún ámbito de interacción.
VIII. Dispuestos a prestar ayuda o servicios en cualquier ámbito donde sea necesario, sin olvidar, que debe ser con arreglo y en estricto rigor a las leyes del Creador.