P7. Porque la gracia I de Dios se ha manifestado para salvación II a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando III a la impiedad IV y a los deseos mundanos V, vivamos en este siglo sobria VI, justa VII y piadosamente VIII, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo IX. (TITO 2:11 – 13).
I. GRACIA: Don o favor que se hace sin merecimiento particular; concesión gratuita. Perdón o indulto (RAE). Influencia divina sobre el corazón de una persona y su reflejo positivo en la vida práctica y el carácter de la misma (BDE Palabra Clave 2016). Concesión gratuita que se recibe sin ser digno de la misma. Beneficio que se acepta sin ningún tipo de mérito o derecho. En ese sentido, la gracia salvadora implica “doblarse o inclinarse” en favor benevolente hacia alguien que inspira compasión (Gran diccionario enciclopédico de la biblia, Clie, 2013).
Dios en Su infinito amor y soberanía es la fuente de toda clemencia salvadora, y, es Él, quien da la iniciativa frente la humanidad pecadora y condenada (Romanos 3:23,24). La gracia va más allá de un concepto, pues es una experiencia que viven los creyentes perdonados y salvados en Cristo Jesús. El Creador dispone Su gracia para todos aquellos que han transgredido Su legislación y pecado contra Él (Romanos 6:23). Además, es una realidad que capacita al cristiano genuino para vencer el pecado y la injusticia, así como, para descubrir la voluntad de Dios en cada situación concreta (2. Timoteo 1:19). La gracia siempre opera desde dentro, transformando al creyente para que sus obras de hombre regenerado sean originadas en el interior, desde la mente renovada por el favor del Creador (Efesios 2:10). Así también, el ir creciendo en la gracia implica madurez en la fe, santidad progresiva evidente, y, adultez en la manera de pensar y actuar frente a las vicisitudes de la vida diaria. De igual manera, tolerancia y mansedumbre en la continua interacción con el prójimo interno (creyente) y el externo (inconverso).
II. SALVACIÓN: Consecución de la gloria y bienaventuranza eternas (RAE). Toda persona es culpable de pecado y lo único que puede recibir en retribución justa a su extravío es la separación eterna de Dios en el infierno. La salvación implica excepción condenatoria para el pecador, perdón de sus transgresiones, regeneración espiritual, declaración de justicia, santificación definitiva y glorificación o vida eterna. Todo esto por medio de la fe en Jesucristo como única base virtuosa y legal de salvación, aceptando su muerte expiatoria en favor nuestro. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Así de simple y complejo, no hay más, o estamos dentro o estamos fuera, o somos salvos o no lo somos, no hay términos medios ni terceras opciones con Dios, o somos por Él o en contra de Él, “El que no es conmigo, contra mí es” (Lucas 11: 23ª). Es necesario nunca olvidar que, aunque la salvación es por gracia, es decir gratuita para el ser humano, alguien tuvo que pagar (expiación sustitutoria, 1. Pedro, 3:18). En este caso fue Jesucristo (Dios Hijo) recibiendo la ira de Dios Padre por el pecado del hombre.
• “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas” (Juan 3:18 – 20).
• “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; Su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; Quebranto y desventura hay en sus caminos; Y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos” (Romanos 3:10-18).
• “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” (Romanos 3: 23 – 26).
• “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando 9 ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida” (Romanos 5:6-10).
• “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
• “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos” (Hechos 17:30,31).
• “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Apocalipsis 20: 15).
• “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21: 8).
III. RENUNCIAR: Hacer dejación voluntaria, dimisión o apartamiento de algo que se tiene, o se puede tener. Desistir de algún empeño o proyecto. Privarse, por motivos religiosos o éticos, de hacer la propia voluntad (RAE).
IV. IMPIEDAD: Falto de piedad. Falto de religión. Contrario, hostil a la religión (RAE). Que no demuestra ninguna devoción religiosa o ningún respeto por las cuestiones religiosas (Oxford Languages). Estilo de vida y actitud que excluye a Dios del pensamiento. En consecuencia, ignora o viola las leyes divinas (Diccionario bíblico ilustrado Holman, 2017). Aquello que es inconsistente, tanto en el actuar como en el hablar, con la apropiada reverencia y adoración a Dios (Diccionario Baker, 2019). Desprecio por los órdenes divinos establecidos (Diccionario teológico del NT: Kittel, Gerhard/ Friedrich, Gerhard/ Bromiley, Geoffrey W. 1973). Deseos malvados y abierta rebelión contra Dios en términos prácticos (Gran diccionario enciclopédico de la biblia, Clie, 2013). Menosprecio de, o desafío a, las leyes de Dios (Diccionario expositivo Vine, 1999). Infracción moral de la legislación divina (CB. Bob Utley, 1996). Desprecio y aborrecimiento por la justicia, la rectitud, la verdad, el honor, la virtud y las leyes de Dios. Individuo que en la práctica se opone a la rectitud demandada por Dios. El impío puede manifestar conocimientos teóricos contundentes respecto del dogma o doctrina cristianos, pero, sus hechos regulares y vida general son una negación rotunda de su parloteo conceptual piadoso.
V. DESEOS MUNDANOS: Anhelo personal de realización plena en y a través de las cosas que este mundo ofrece. Hambre de placeres, codicia por las riquezas, afán de protagonismo, ambición material, anhelo de poder, ansia de reconocimiento, apetencia por la fama o cualquier otra búsqueda desordenada que solo encuentra su satisfacción en la esfera terrenal (Mateo 6:25-34). Los que buscan satisfacer los deseos mundanos usualmente viven desde una perspectiva física, corruptible y finita, sometidos a los sentidos, persiguiendo las comodidades, procurando el lujo, y, siendo esclavos de todo tipo de ilusiones que muchas veces ni siquiera entienden (CB. W. MacDonald, 2004), (CENT. Ernesto Trenchard, 2013). Todas las personas en mayor o menor medida y de alguna manera, expresamos mayor confianza en cierta parte de la creación más que en el Creador. Es decir, en determinado aspecto y circunstancia consideramos esta dimensión material como el objeto de nuestra seguridad y máximo bienestar.
♦ DESEO: Movimiento afectivo hacia algo que se apetece. Anhelarlo con vehemencia. (RAE). Interés o apetencia que una persona tiene por conseguir la posesión o la realización de algo (Oxford Languages).
VI. SOBRIO, MODERADO, TEMPLADO: Que es moderado y discreto, en especial en el comer, beber, en la forma de hablar o de moverse o en sus costumbres (Oxford Languages). Estable o solido en cuanto a sus emociones. También representa una actitud juiciosa, sensata, equilibrada, prudente, lo cual requiere, sentido común, dominio propio, concentración, alerta moral y vigilancia en todo momento. Esto, acerca de los pensamientos, sentimientos, acciones, intenciones, reacciones, miradas, palabras, actitudes, lenguaje corporal, etcétera. Dice Núñez: “el cristiano sobrio es aquel que ha logrado el dominio de sí mismo, no en la energía de la carne, sino en el poder del Espíritu”. El creyente sobrio mantiene su mente cautiva por la palabra del Creador, ergo, vive en forma equilibrada, obediente y ecuánime. Sus goces no están generalmente asociados a los sentidos, sino principalmente ligados a los del espíritu. Esto no quiere decir que el creyente moderado mantenga una vida ascética, aburrida o monótona, antes bien, conlleva una medida de gozosa anticipación, mira hacia adelante, a la venida del Señor (1. Pedro.1:13). Con todo, no descuida sus deberes, sus responsabilidades y compromisos en los diferentes ámbitos de actuación, además, disfruta de la vida en su libertad cristiana responsable, riqueza individual y singularidad personal. (CB. Matthew Henry, 1999), (CB. W. Hendriksen 2000).
VII. JUSTO: Que obra según justicia y razón. Arreglado a justicia y razón. Que vive según la ley de Dios (RAE). Persona que actúa con justicia. Que está de acuerdo con la justicia y la razón (Oxford Languages). Deliberado proceder del individuo para ajustarse a la legislación de Dios (justicia de Dios) y no la propia. También hace referencia a lo recto, a lo que merece reconocimiento, aprobación o elogio.
♦ JUSTICIA OPERATIVA O PRÁCTICA: Principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece (RAE). Principio moral que inclina a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde (Oxford Languages). Todo lo que se conforma, todo lo que se ajusta y todo lo que refleja la naturaleza y legislación del Creador. Denota rectitud, integridad, un estado de conducta irreprensible o excelencia moral. Esto, ya sea que se juzgue en base a normas divinas o humanas. La justicia operativa es fruto del Espíritu (Efesios 5:9). Para esto es importante la oración incesante, el estudio de la palabra, la obediencia y el andar continuo en el Espíritu Santo. No hay otra manera de lograr ejemplaridad moral verdadera.
VIII. PIEDAD: Virtud que inspira, por el amor a Dios, tierna devoción a las cosas santas, y, por el amor al prójimo, actos de amor y compasión (RAE). Devoción religiosa (Oxford Languages). Implica amor, devoción, reverencia y sujeción al Creador, además, un esfuerzo constante por conocerlo y asemejarse más a Él. También involucra el temor positivo al Creador, lo cual nos motiva poderosamente a separarnos deliberadamente del pecado o cualquier circunstancia que lo promueva, propicie o estimule. Tengamos en cuenta que, si bien hay esfuerzo invertido por parte del creyente para ser competente respecto de esta virtud, la misma se origina en el interior de la persona. Es decir, desde una mente renovada por la gracia de Dios, y, que ansía saber más del Creador y Su palabra. (Efesios 2:10). Es importante mencionar que la lectura y el estudio riguroso de las escrituras, así como, la oración y obediencia, cooperan positivamente en el avanzar piadoso. (CB. W. MacDonald 2004).
IX. La esperanza bienaventurada de la vida cristiana es la expectación del retorno de Jesucristo. Los cristianos hemos de estar siempre listos para la venida del Rey de reyes. A saber, la vida cambia para el creyente genuino, el cual ya no vive para sus deseos mundanos o terrenales, sino que, ahora vive desde la perspectiva de la eternidad. Asimismo, entiende que solo está de paso por este mundo, que es peregrino en esta tierra, que su tiempo es limitado, ya sea por las leyes naturales o porque no sabe cuándo será llamado por Dios a Su presencia. (CB. W. Barclay, 2006).