I. Pablo trae a colación nuevamente el tema del amparo a las viudas e insiste en la obligación de los parientes cristianos acerca del cuidado de los suyos (1. Timoteo 5:4 – 5:8). El espectro es más amplio aquí, porque involucra tanto a hombres como a mujeres con suficiente solvencia económica para sostener a un familiar mediato como los padres, los abuelos o algún otro en seria debilidad financiera. Sin embargo, esto no debiera ser necesariamente por imperativo de la ley, sino por amor a los padres, abuelos o familiares. Nace de un corazón generoso, entendido que es Dios el proveedor de todas las cosas (1. Timoteo 6:17). Por ende, al asumir los familiares las responsabilidades de los suyos, la iglesia puede enfocarse en aquellos desposeídos cristianos que no tienen parientes quien los auxilie en sus carencias económicas involuntarias. (BDE. MacArthur 2015), (CB. W. MacDonald, 2004).