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P10. Honra a las viudas que en verdad lo son. Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios I, II .(1. TIM 5:3,4).

I. Las viudas mayores eran aquellas mujeres que por alguna razón perdieron a sus esposos, y con él su sustento. Recordemos que en aquellos tiempos la mayoría de mujeres dependía directamente del esposo para su manutención, el quedar viuda era casi una condena a la indigencia si no había familiares que ayudaran. En la iglesia de Éfeso había viudas convertidas al cristianismo, en ese contexto, Pablo instruye a Timoteo desde dos perspectivas:

a. Viudas destituidas de todo apoyo económico: Las que al enviudar carecían de auxilio financiero alguno. Es decir, no gozaban de medios suficientes para subsistir, ni de familiares cristianos con solvencia económica para asistirlas. A estas, la iglesia debía socorrer y ayudar en sus necesidades básicas.

b. Viudas que tenían familiares cristianos con solidez financiera: También se presentaba la situación de viudas que tenían parentela con medios suficientes para proveerlas del necesario sustento. El llamado de atención es para los familiares cristianos directos de la persona en necesidad (Éxodo 20:12). Ellos deben ser el primer frente de ayuda para sus familiares en flaqueza financiera. La iglesia no tenía por qué ser gravada con la manutención de viudas que bien podían ser asistidas económicamente por parientes conversos.

II. En conclusión, los hijos o nietos creyentes deberán ejercitar el amor efectivo con sus padres o abuelos según sea el caso y la necesidad concurrente (Efesios 6:2). El amor comienza en la propia familia, que es el círculo más cercano. Sin embargo, no necesariamente tiene que detenerse en los padres o abuelos. Si hay algún familiar que este necesitado y existe la posibilidad de asistirlo, es nuestro deber hacerlo. Por otro lado, la iglesia tiene entre sus misiones apoyar a los creyentes que verdaderamente estén en debilidad económica y no tengan para un sustento mínimo. Las formas, alcances y procedimientos deberán ser estructurados por las congregaciones en su seno organizacional. Asimismo, el apóstol Pablo deja algunos criterios de conducta para recibir la ayuda de la iglesia: “que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra” (1. Timoteo 5:10). ( W. Barclay, 2006), (CB. W. MacDonald, 2004), (W. Hendriksen, 2000).

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