P8. Ten cuidado de ti mismo I y de la doctrina II, III. persiste en ello […] (1. TIM 4: 16).
I. Examina tus procesos de pensamiento, tus intenciones, tu conducta, tus motivaciones, tus palabras, lo que observas, lo que escuchas, lo que permites, lugares que frecuentas y demás (1. Corintios 10:12).
II. DOCTRINA: Enseñanza que se da para instrucción de alguien (RAE). Conjunto de ideas, enseñanzas o principios básicos defendidos por un movimiento religioso, ideológico, político, etcétera (Oxford Languages). Es la síntesis y explicación de enseñanzas bíblicas contenidas en un tema teológico (Teología sistemática). La doctrina cristiana es el mensaje contenido en la predicación de Jesucristo. Dicho mensaje se encuentra en la Biblia e incluye las enseñanzas, los mandamientos, las leyes y los principios que estructuran el evangelio de salvación a todo aquel que cree (Romanos 1:16-19).
III. Pablo exhorta a Timoteo en primer lugar, y por añadidura a todos los cristianos, a tener cuidado extremo respecto de la doctrina que profesamos y compartimos con otros. En ese sentido, una sana doctrina sin una vida piadosa no tiene valor, mientras que una vida piadosa sin una sana doctrina no es posible. La santidad es no negociable y debe ser cuidada y sostenida adecuadamente por conocimientos sólidos y limpios de las escrituras. Los inconversos observan todo el tiempo al creyente, y desarrollan un talento agudo en detectar alguna inconducta o imaginar supuestos negativos del mismo. Por lo tanto, hemos de estar vigilantes y atentos a nosotros, es decir, nuestras vidas deben ser totalmente proporcionales a lo que profesamos. Además, el mantenerse vigilante es necesario para percibir, evadir o combatir las falsas doctrinas y enseñanzas que, abundan en estos tiempos. Asimismo, es imperativo procurar con diligencia y esmero intelectual la verdadera ortodoxia, de lo contrario, seremos como niños llevados de un lado a otro por vientos de doctrinas (Efesios 4:14).