P5. Por tanto, Mirad por vosotros I, y por todo el rebaño II, III en que el Espíritu Santo IV los ha puesto por obispos V, para apacentar la iglesia del Señor VI, VII, la cual él ganó por su propia sangre VIII. (HCH 20:28).
I. MIRAD POR VOSOTROS: Responsables de las congregaciones, estén atentos, vigilantes, alertas, no permitan el engaño de falsos maestros, falsos creyentes o falsas doctrinas. También aplica: cuídense de ustedes mismos, esto es, examinen constantemente vuestros corazones, vuestras mentes, vuestras motivaciones, vuestras palabras, lo que observan, lo que escuchan, lo que permiten, lugares que frecuentan, vuestras reacciones, etc. (CB. W. Barclay, 2006).
II. REBAÑO: Congregación de los fieles respecto de sus pastores espirituales (RAE). Figura literaria por la cual se expresa la realidad de un grupo de creyentes pertenecientes a una congregación. Se entiende que todos los cristianos del mundo son parte del “gran rebaño”.
III. Aquí se enfatiza el tener sumo cuidado respecto de herejías o falsas enseñanzas que puedan contaminar la SANA DOCTRINA y afectar seriamente a los cristianos congregantes. (CB. Matthew Henry, 1999).
IV. ESPÍRITU SANTO: Es la tercera persona de la Santísima trinidad. Es una persona distinta al Padre o al Hijo, pero posee la misma substancia, naturaleza y esencia. Es Dios, con todos sus atributos, soberanía y divinidad. Por otro lado, cuando un individuo es regenerado y salvado, el Santo Espíritu hace morada permanente en el mismo (1. Corintios 3:16).
V. OBISPOS: Responsables de una hermandad o colectivo cristiano. Este término alcanza a los pastores, maestros, evangelista, diáconos, o cualquier persona con autoridad y responsabilidad de velar por una congregación.
VI. APACENTAR: Dar pasto espiritual, instruir, enseñar (RAE).
VII. APACENTAR LA IGLESIA DEL SEÑOR: Comporta suministrar el alimento espiritual adecuado a los creyentes de un colectivo cristiano. De igual forma, proveer el soporte académico, teológico, bíblico, preocuparse por ellos, amarlos, edificarlos y cuidar que no sean seducidos o engañados por enseñanzas falaces, ya sea que estas provengan desde fuera o desde dentro de la iglesia local.
VIII. “Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. Por tanto, velad, acordándoos que, por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno”. (Hechos 20:29,31 / RVR 1960).