<<<<=======================

=======================>>>>

P4. Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia I, II, ahora manda III a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan IV, V(HCH 17:30).

I. IGNORANCIA: Falta de conocimiento (RAE). Falta general de instrucción o de conocimientos. Hecho de ignorar o desconocer algo (Oxford Languages).

II. ¿A qué ignorancia se refería Pablo?, a la ignorancia de los tiempos antes de que llegara el pleno conocimiento del Creador en Jesucristo. “Pablo se puso en medio del Areópago y tomó la palabra: ¡Ciudadanos atenienses! Observo que ustedes son sumamente religiosos en todo lo que hacen. Al pasar y fijarme en sus lugares sagrados, encontré incluso un altar con esta inscripción: A UN DIOS DESCONOCIDO. Pues bien, eso que ustedes adoran como algo desconocido es lo que yo les anuncio. El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos construidos por hombres, ni se deja servir por manos humanas, como si necesitara de algo. Por el contrario, él es quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas. De un solo hombre hizo todas las naciones[a] para que habitaran toda la tierra; y determinó los períodos de su historia y las fronteras de sus territorios. Esto lo hizo Dios para que todos lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. En verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros, puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos. Como algunos de sus propios poetas griegos han dicho: “De él somos descendientes. Por tanto, siendo descendientes de Dios, no debemos pensar que la divinidad sea como el oro, la plata o la piedra: escultura hecha como resultado del ingenio y de la destreza del ser humano” (Hechos 17:22-29 / NVI 1999).

III. MANDAR: Dicho del superior: Ordenar al súbdito. Imponer un precepto. Manifestar la voluntad de que se haga algo (RAE). Ordenar con autoridad que se haga algo.

IV. ARREPENTIMIENTO: Cambio de opinión. También puede referirse a un giro total en el modo de pensar o, al pesar que acompaña el entender que se obró mal. En el sentido bíblico involucrará una profunda y total conversión a Dios (Diccionario bíblico ilustrado Holman, 2017). Cambio de pensamiento o intención y en consecuencia un cambio en la orientación (Diccionario enciclopédico bíblico ilustrado, Clie, 2016). Acto de repudiar el pecado y volverse a Dios (Diccionario Baker, 2019). Cambio. Apartarse del pecado y acercarse a Dios (Diccionario expositivo Vine, 1999). Cambio total de parecer o de comportamiento. Entender algo de manera distinta después de considerarlo (Diccionario bíblico Eerdmans, 2016). El arrepentimiento para la vida es una gracia salvadora, por la cual un pecador, por el verdadero sentir de su pecado, y la aprehensión de la misericordia de Dios en Cristo, con dolor y odio de su pecado, se vuelve de el a Dios, con pleno propósito de, y esforzándose por, una nueva obediencia. (Hechos 2:37, Joel 2:13, Jeremías 31: 18, 19: 2 Corintios 7: 10, 11, Romanos 6:18) (CDF Bautista de 1689 – Catecismo – pregunta 96). El arrepentimiento para vida es una gracia salvadora, mediante la cual, un pecador, teniendo un verdadero sentimiento por su pecado, y comprendiendo la misericordia de Dios en Cristo, con dolor por y con odio contra su pecado, se aparta del mismo para volver a Dios, con pleno propósito y procurando con esfuerzo una nueva obediencia (Hechos 1:18; Joel2: 12, 13; Jeremías 3:22, Jeremías 31:18, 19; Isaías 1:16, 17) (CDF de Westminster – Catecismo menor – pregunta 87).

♦ ARREPENTIMIENTO SALVÍFICO (Metanoia): Es la transformación o conversión entendida como un movimiento interior que surge en el individuo al saberse pecador y su insatisfacción consigo mismo respecto de esa posición. Involucra necesariamente el entendimiento, conocimiento y reconocimiento de su condición moral degradada, por tanto, su estatus de injusticia ante el Creador (Romanos 3:10). Reconocerse como pecador deliberado que no puede no pecar, en consecuencia, merecedor judicial del castigo eterno (Ezequiel 18:20). El arrepentimiento salvífico es la resultante de la certera incapacidad humana para salvarse a sí mismo, de la aceptación de la necesidad de Dios para dicho propósito. Así también, es el cambio de autopercepción que la persona tiene de sí, la cual, usualmente es un promedio positivo y aceptable bajo sus propios estándares y no meritoria de la retribución desfavorable perpetua por parte de Dios. Implica un cambio de mente, de perspectiva, de dirección y de voluntad en cuanto a sí mismo y al pecado. Esto supone, asumir la plena responsabilidad por lo actuado, así como las consecuencias derivadas. Además, expresa un profundo sentimiento de congoja y aflicción por la condición pecaminosa. El efecto positivo de este arrepentimiento será volverse a Dios genuinamente, en búsqueda de Su gracia para perdón y salvación mediante la fe salvífica en Jesucristo. “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30).

♦ ARREPENTIMIENTO CONTINUO (conductual): El cristiano genuino y más consagrado mantiene todavía un coeficiente pecaminoso constante. Este factor multiplicador lo hace vulnerable a las tentaciones y al pecado, por tanto, no podrá no pecar al 100%. En ese sentido el arrepentimiento continuo expresa un profundo sentimiento de congoja, pesar y aflicción por los pecados que se cometen en el diario vivir. Esto no quiere decir en ninguna manera que el creyente puede pecar con libertad y luego arrepentirse convenientemente. Si el cristiano genuino se da licencias para pecar, traerá sobre sí los medios correctivos que el soberano Creador disponga (hebreos 12:6-8). Con todo, el cristiano verdadero se esforzará al máximo (en la energía inagotable de Dios) por evitar el pecado, pero, es una realidad que no podrá eludirlos en su totalidad y pecará. Para esas excepciones donde la violencia de la tentación reclama victoria, se tiene a Jesucristo el justo; “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1. Juan 2:1). Es importante recordar que la justificación (ser declarado justo) libera del castigo correspondiente a los pecados pasados, presentes y futuros, pues nadie puede pecar más allá de la intemporal gracia redentora de Dios. No obstante, su favor redentor no quita la inherente proclividad a pecar de la condición humana (1. Pedro: 3:21).

V. Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos” (Hechos 17:31 / RVR 1960).

P4

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio