P9. Todo lo que hacéis, sea de palabra o, de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús I, II, III, dando gracias a Dios Padre por medio de él IV. (COL 3:17).
I. El apóstol Pablo da el “principio motriz” o “prueba ácida” respecto de lo que hagamos o digamos: “que ha de ser en el nombre del Señor Jesús”. Esto implica dar honor al Creador en cada aspecto y actividad de nuestro diario vivir. El creyente es embajador de Cristo en todo momento (2. Corintios 5:20), esto tiene alcance a dondequiera que vaya, en todo lo que haga y todo lo que diga. En ese sentido los cristianos debiéramos preguntarnos lo siguiente cuando actuemos:
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- ¿Puedo hacer esto invocando el nombre de Jesús?
- ¿Puedo hacer esto pidiendo Su ayuda?
- ¿Puedo esperar Su bendición sobre lo que hago?
- ¿Puedo hacer esto sin avergonzarme delante de Él?
- ¿Puedo decirlo nombrando juntamente a Jesús?
- ¿Puedo decirlo teniendo presente que Él me escucha?
- ¿Puedo decirlo esperando Su aprobación?
- ¿Haré o diré esto para la gloria de Él o la propia?
- ¿Haré o diré esto para honra o deshonra?
- ¿Es el momento oportuno para decir o hacer esto?
- ¿Debería esperar un momento más adecuado?
- Etcétera
II. Si el creyente somete todas sus palabras y acciones a la prueba de la presencia de Cristo, no debería errar jamás, ya que este principio es suficiente para gobernar su actuar, así como todos sus procesos de pensamiento y motivación. Muchos cristianos genuinos hallan especialmente difícil decidir si algunas cosas son correctas o incorrectas en determinados escenarios. El hacer todo en el nombre del Señor Jesús y para la gloria de Dios tornará el camino luminoso, y, se podrá avanzar con confianza y seguridad. (CB. W. MacDonald, 2004), (CB. W. Barclay, 2006), (CENT. Ernesto Trenchard, 2013).
III. Se asume que el verdadero cristiano conoce, distingue y comprende las disposiciones específicas de Dios respecto del pecado. Es decir, sabe muy bien que transgrede flagrantemente la ley de Dios. Está al tanto de que cosas son no negociables y que cosas se encuentran enmarcadas en la libertad cristiana responsable y la libertad de conciencia de cada creyente (tener en cuenta las diferencias y aspectos culturales). Por ejemplo, el practicar la mentira es no negociable (Apocalipsis 21:8), por otro lado, para algunos creyentes genuinos el asistir a la playa podría ir en contra de sus conciencias y preferirían no hacerlo, sin embargo, para otros legítimos creyentes el disfrutar del mar y el sol es razonable y válido (Romanos 14).
IV. Pablo insiste una vez más respecto de la gratitud a Dios Padre por medio de Jesús. ¡Gracias! ¡Gracias¡¡Gracias! Es el deber perpetuo de los que han sido escogidos y salvados por la gracia. (CB. W. MacDonald 2004).