P5. Haced morir I, II, pues, lo terrenal en vosotros III: fornicación IV, impureza V, pasiones desordenadas VI, malos deseos VII y avaricia, que es idolatría VIII. Cosas por la cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia IX. (COL 3:5-6).
I. MORTIFICAR: Domar las pasiones castigando el cuerpo y refrenando la voluntad (RAE).
II. MORTIFICAR LA CARNE: Actitud deliberada por la cual un creyente genuino busca mortificar, hacer morir en sí mismo los impulsos, tendencias o inclinaciones pecaminosas remanentes. Esto, como parte del proceso de santificación progresiva. El mortificar la carne Involucra un esfuerzo intencional, enfocado y constante, todo con la finalidad de eliminar progresivamente la pluralidad de manifestaciones de la naturaleza humana no redimida (Romanos 7), (1. Corintios 9:27), (1. Pedro 3:21).
III. El cristiano debe liquidar su egotismo y dar por muertos todos sus deseos personales y ambiciones egoístas. Debe procurar una transformación radical de voluntad y un desplazamiento tajante del “yo” como centro de su universo. Todo lo que impida, obstaculice o distorsione la obediencia plena a Dios deberá ser suprimido, así como, la ficción de control o poder construido en base a sí mismo y a los logros “alcanzados”. (CENT. Ernesto Trenchard 2013).
♦ SANTIFICACIÓN PROGRESIVA O PERFECTIBLE: “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2. Corintios 7:1). Un regenerado y justificado también es definitivamente santificado en virtud de la unión con Cristo. Sin embargo, la realidad de la vida diaria manifiesta la existencia innegable de pecado residual. Entonces, un redimido efectivamente es santo, pero, al mismo tiempo queriéndolo o no incurre en pecado. Aquí entra el concepto de santificación progresiva o perfectible. Esto es, el creyente es santificado en Jesucristo como base virtuosa de santificación, pero ahora, la santidad, que es el derivado natural del proceso de santificación, debe de continuo desarrollarse, consolidarse y manifestarse en la vida práctica cotidiana. Este transcurso espiritual involucra a Dios completamente, el cual, por medio del Espíritu Santo que mora en el creyente, habilita las herramientas, las capacidades y los mecanismos necesarios para un exitoso progreso de maduración en la santidad. Por parte del creyente, la idea funcional de la santificación progresiva es la voluntad ascendente de reflejar cada vez más a Jesucristo en su vida. Al mismo tiempo que se disocia intencionalmente del pecado y se esfuerza (en la energía inagotable de Dios) por librarse de su peso, presencia e influencia excedente. De la misma manera, la santificación procura el crecimiento en la gracia, los buenos frutos y la adultez en la fe para con nuestro salvador y Señor. “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13). (CB. W. MacDonald, 2004).
IV. FORNICAR: Tener ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio (RAE). Relación sexual, coito o acceso carnal entre un hombre y una mujer que no están unidos en matrimonio. En ese sentido, la única razón de la fornicación es satisfacer los deseos físicos de los involucrados, pero, sin ningún tipo de compromiso legítimo entre las partes. El término fornicar también alcanza cualquier tipo de inmoralidad o disidencia sexual como: adulterio, pornografía, masturbación, promiscuidad, incesto, homosexualismo masculino y femenino, bestialidad, fantasías sexuales ilícitas, pedofilia, prostitución, practica contranatural, entre otros. (CB. Matthew Henry 1999).
V. INMUNDICIA, IMPUREZA, INMORALIDAD: Cualquier cosa opuesta a la pureza. Es complacerse con tocar, oír, ver, oler o degustar de lo sucio, de lo inmundo, de lo infecto, de lo desagradable, de lo repulsivo, de lo grotesco. Esto incluye la fornicación, el adulterio, la sodomía, la conducta homosexual, la pedofilia, el lesbianismo, la pornografía, la bestialidad, la violencia o coacción sexual, el sexo legítimo pero degradado, y toda forma de perversión o corrupción carnal. También están dentro de su alcance las palabras corrompidas, sucias, las frases ambivalentes, los pensamientos contaminados, viciados; la deshonestidad, las motivaciones sórdidas, y todo aquello que constituya, en algún contexto, un insolente descuido o afectación a la decencia, la moral y las leyes establecidas por el Creador.
VI. PASIONES DESORDENADAS: Describen emociones perversas o malas pasiones. Expresa la naturaleza desenfrenada de los malos deseos que surgen de la carne no redimida (1. Pedro 3:21), y, promueven la impureza sexual, la lascivia y toda clase de pecados por acción y omisión. Las pasiones desordenadas usualmente se originan en una mente libertina, disoluta, negligente, sin gobierno ni dominio propio, lo cual, puede generar un estado mental de anhelos compulsivos, impetuosos, poco responsables, desubicados o violentos que, podrían llegar a ser insaciables e incontrolables. (BDE. MacArthur 2015).
VII. MALOS DESEOS: Ansia intensa y a menudo violenta, desordenada, desbocada, desequilibrada, de bienes materiales o placeres terrenales. Además, deseos sexuales exacerbados, descontrolados, frívolos o lascivos que están prestos a manifestarse en una actividad corporal. También, toda clase de antiprincipios como el odio, la mentira, la envidia, las rivalidades, las iras, la codicia, avaricia, la soberbia y demás. Los canales regulares por donde ingresan insumos a la mente y abonan el terreno para la prosperidad de los malos deseos son los sentidos. Es necesario entonces, el discernimiento intencional de situaciones, circunstancias o escenarios que estimulen, impulsen, provoquen, inciten o alienten los mismos. Así como, una limpieza mental diaria a través de la oración y el estudio de las escrituras para una mente menos fértil y proclive a estos. (CENT. Ernesto Trenchard 2013).
♦ MALIGNO(A): Propenso a pensar u obrar mal (RAE). Persona que tiende a hacer daño y desea el mal de otras personas o se alegra de él. Que causa o produce un daño o un perjuicio (Oxford Languages). Colmado de malos pensamientos o deseos (Concordancia Strong, 2002). Actitud distorsionada, desviada, retorcida, mala manera o disposición por la cual alguien tiende a interpretar, expresar o manifestar todo de la peor forma.
VIII. AVARICIA: Afán desmedido de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas (RAE). Afán de poseer muchas riquezas por el solo placer de atesorarlas sin compartirlas con nadie (Oxford Languages). Desear más allá de la necesidad, egoístamente y en exceso, bienes y riquezas por el simple placer de tener más. Apego desordenado a la riqueza o al deseo de más y más placeres sensuales. La avaricia es un vicio que daña al hombre y le impide compartir los bienes que posee. Lo hace insensato y duro para con sus semejantes, lo convierte en esclavo, adicto e idólatra de las posesiones materiales y/o pecuniarias.
♦ AVARICIA, IDOLATRÍA: Pablo hace una conexión más punzante entre la avaricia y la idolatría. La esencia de la avaricia es el deseo de conseguir para acumular y tener más. Una persona se hace un ídolo y lo adora porque espera recibir algo a cambio. La persona que se deja dominar por las ansias descontroladas de obtener cosas ha puesto estas en el lugar que sólo le corresponde a Dios y eso es precisamente la idolatría. Por ejemplo, la idolatría al dinero, al poder, al prestigio, a determinados placeres, entre otros, puede conducir al engaño, al robo o al homicidio para obtenerlos o mantenerlos. (CB. W. Barclay, 2006).
IX. La ira justa y santa de Dios cae sobre los pecadores inconversos, pero, también llega sobre los hijos desobedientes. A saber, una persona segará lo que haya sembrado, y, nadie evadirá las consecuencias de sus pecados. Muchas veces los hombres asumen que pueden cometer alegremente todo un abanico de pecados y que las repercusiones nunca los alcanzarán, pero, de Dios nadie se burla, pues todo lo que el hombre siembre, eso también cosechará (Gálatas 6:7). Los pecados tienen sus implicancias marcadas, es decir, la gente cosechará en sus cuerpos, mentes y vidas los resultados de la inmoralidad sexual, de los malos deseos, de la avaricia, la mentira, la codicia, etcétera. Además, segarán, según corresponda, una terrible cosecha de juicio en un día venidero. (CB. W. Barclay, 2006).