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P2. Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida I, o en cuanto a días de fiesta II, luna nueva III o días de reposo IV, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo V. (COL 2:16-17).

Pablo advierte una vez más acerca de los peligros del legalismo que los maestros gnósticos propalaban en la ciudad de Colosas. Las enseñanzas de estos “mentores” revelaban un ecumenismo doctrinal, es decir, una tendencia a conjugar y armonizar corrientes de pensamiento o ideas opuestas. Estos caballeros fraudulentos utilizaban como insumo básico el misticismo oriental, aderezado generosamente con legalismo judaico, y, sazonado con filosofía y pensamiento cristiano al gusto. Ofrecían un menú de prácticas atrayentes para la mente humana caída, la cual, busca justificarse ante Dios o acercarse a Él por medio de cometidos religiosos. De alguna marera, el ejercitar costumbres o hábitos religiosos refuerza el sentimiento de bienestar y seguridad en la propia justicia del ser humano. En ese sentido, los falsos maestros de Colosas querían imponer sobre los cristianos cargas dietéticas, regulaciones sobre días de fiesta, ordenanzas acerca de rituales de luna nueva o días de reposo, es decir, la necesidad de seguir practicando rudimentos inservibles. Todo, como agregados a la propiciación de Jesucristo por el pecado. Esto no es poca cosa, ya que en la práctica implica el no reconocimiento pleno en la suficiencia salvífica consumada por Cristo. Del mismo modo, el no convencimiento acerca de la excepción condenatoria por el pecado y la libertad de conciencia que el Salvador ganó para los creyentes en la Cruz. (CB. W. Barclay, 2006).

I. Un cristiano no puede ser juzgado y mucho menos condenado, coaccionado, presionado u obligado por nadie respecto de lo que come o deja de comer. De igual manera acerca de la bebida, celebraciones, festividades, tradiciones, o de prácticas consideradas sombras frente a la luminosidad de Jesucristo. Dicho de otra manera, el creyente no está sujeto a códigos o normativas religiosas absurdas, menos todavía, a pequeñeces legalistas que no tienen mayor relevancia para los que están en Cristo. Por otro lado, tenemos el asunto de la sensibilidad de conciencia, a saber, nadie puede imponer su conciencia moral privada como patrón a seguir por otros cristianos. Esto, respecto de temas menores, secundarios o no esenciales, siempre y cuando, no manifiesten un desprecio al sentir de otros creyentes en determinadas circunstancias. Por ejemplo, el comer o no carne vacuna u otra proteína animal está dentro de la libertad cristiana, no obstante, hay que tener muy en cuenta el entorno cultural inmediato. En algunos países como la india, se consideran a las vacas como animales sagrados y estas mueren naturalmente, sin embargo, en la mayoría de países occidentales las vacas sirven como fuente de proteína para las personas. Del mismo modo, en oriente hay diferentes países y ambientes puntuales donde se comen determinado tipo de animales que podrían resultar contraproducentes para los que vivimos en occidente y viceversa. Por tanto, el madurar en el amor cristiano sopesa el contexto que lo rodea, se adecúa de manera sensata al escenario para respetar la pluralidad en cuanto a gustos, susceptibilidades, percepciones y preferencias, esto, en función a mantener una armonía equilibrada del entorno específico. (CB. W. MacDonald 2004), (CENT Ernesto Trenchard 2013).

II. Implica las celebraciones del calendario judío como la pascua, el pentecostés, la fiesta de los tabernáculos, las primicias, entre otros. (BDE. MacArthur 2015).

III. La luna nueva en el calendario judío hace referencia al primer día del mes. En consecuencia, corresponde el sacrificio mensual que se ofrecía regularmente en esa instancia. (BDE. MacArthur 2015).

IV. El día de reposo alude a la celebración semanal del día séptimo, el cual, evocaba el reposo de Dios tras terminar la creación. El nuevo pacto nos libera de tener que guardar este tipo de celebraciones. Sin embargo, el espíritu del 4to mandamiento (Éxodo 20) se mantiene vigente. Es decir, la iglesia se reúne presencialmente los domingos para alabar, dar gracias a Dios y compartir con los demás miembros del cuerpo de Cristo. Esto sin perjuicio de poder reunirse en otros días de la semana para estudiar la Biblia y glorificar a Dios. (BDE. MacArthur 2015).

V. Cierto aspecto de la cosmovisión helenista entendía la realidad presente como una sombra, un preludio, un evento virtual de la realidad superior venidera. Pablo, toma este pensamiento y les declara que las regulaciones respecto de comida, bebida, días de fiestas, días de reposo o cualquier otra carga religiosa eran apenas sombra de la verdad que estaba por manifestarse con la llegada del Señor Jesucristo. Ahora bien, la fuerza obligatoria de la sombra, entiéndase las ordenanzas sacrificiales y litúrgicas de la ley mosaica, tuvo un propósito preparatorio para Israel respecto a la realidad venidera. Sin embargo, una sombra no tiene realidad permanente más que la del cuerpo que la proyecta, en ese sentido, Cristo es el cuerpo, es la realidad de lo que sólo era sombra. Entonces, porque conformarse solo con una sombra, cuando se ha manifestado la realidad plena. Por ejemplo, el día de reposo del antiguo pacto había sido dado como prototipo del reposo que sería otorgado a los creyentes en el Señor Jesucristo. Ahora que el Señor Jesús llegó, ¿por qué deberíamos seguir bajo un régimen de sombras? Es lo mismo que intentar saciar la sed con la imagen de una botella de agua cuando tenemos una fuente real a nuestro alcance, sería un despropósito total. (CB. W. MacDonald, 2004), (CENT. Ernesto Trenchard, 2013), (CB. W. Barclay, 2006), (CB. Craig S. Keener, 2019).

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