P6. Por lo demás Hermanos, gozaos en el Señor I, II. (FIL 3:1).
I. GOZO CRISTIANO: Es la amplitud de los sentidos expresados en una inmensa ventura, buen ánimo y firme serenidad, todo como efecto de una complacencia espiritual deliberada. También se entiende como la quietud interna del espíritu que tiene plena confianza en Dios. A diferencia de la felicidad, el regocijo, la satisfacción, el contentamiento y demás experiencias de bienestar terrenales, el gozo cristiano no deriva de circunstancias externas favorables, convenientes o deseadas. Sino que, es la resultante exclusiva y proporcionalmente directa a la intimidad del creyente con el Santo Espíritu. Así pues, las tesituras de la vida, aunque puedan resultar adversas, desafortunadas o poco auspiciosas, no debieran afectar el gozo del creyente que mantiene una relación ininterrumpida y profunda con Dios. La oración disciplinada, el estudio riguroso de Su palabra y la obediencia a Su voluntad revelada son claves para mantener esta experiencia flameando en los corazones. El gozo hace parte del fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22).
II. El cristiano puede siempre encontrar su verdadero gozo en el Señor sean cuales sean sus circunstancias. La felicidad natural es afectada por el dolor, la tristeza, las enfermedades, la pobreza, las tragedias, etcétera, pero, el gozo cristiano pasa por encima de todas las vicisitudes de la vida y reposa en el amor del Creador, que es manantial de gozo eterno. Pablo es un ejemplo tangible de esto, ya que envió exhortación gozosa desde su encarcelamiento en Roma. El gozo cristiano tiene un suministro estable y constante porque es el Señor Dios la fuente inagotable del mismo. Por lo cual, hasta en circunstancias en las que el gozo parecería imposible y el horizonte no presentara nada más que problemas y dolor, el gozo cristiano colma los corazones de los creyentes y permanece. (CB. W. MacDonald 2004).