P14. Someteos I unos a otros en el temor de Dios II. Las casadas estén sujetas a sus esposos como al Señor III. (EFE 5:21,22).
I. SOMETERSE: Proponer a la consideración de algunas razones, reflexiones u otras ideas (RAE). Aceptar la autoridad o la voluntad de otra persona, generalmente sin oponer resistencia (Oxford Languages). Subordinarse voluntariamente y de buena gana a un superior o autoridad sin exceder el perímetro de lo lícito, prudente, ordenado, juicioso, equilibrado y razonable.
♦ SUJETAR: Someter a la posición o disposición de alguien (RAE). El contexto hace referencia a una sujeción voluntariosa, equilibrada, sensata, consensuada, prudente, sobria y amorosa en Jesucristo. Sin olvidar, que la misma está condicionada a la obediencia primera de las leyes divinas.
II. Pablo aborda las relaciones de autoridad y obediencia sensata entre los cristianos. Hace énfasis en que la sujeción será en el temor de Dios, la cual involucra el respeto a Su legislación de las partes actuantes. Es decir, nadie debe someterse a nadie si de por medio está la infracción a la ley del Creador. Es triste ver muchas congregaciones actuales donde se impone la autoridad para abusar, atropellar, violentar, humillar, coaccionar o maltratar en diferentes formas a los creyentes que voluntariamente se subordinan a los oficiales responsables. Por otro lado, el someterse unos a otros, también invoca modestia, humildad, bondad, gentileza, sana corrección y buena disposición entre los hijos de Dios. “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39). “Al levantarnos cada mañana, estemos resueltos a responder con amor y bondad a cualquier cosa que nos pueda salir al paso” (Thomas S. Monson).
III. Sana subordinación a su esposo en el temor y por amor a Dios, no por obligación, presión, imposición, coerción o conminación de alguna de las partes. En esta enseñanza no existe la intención de colocar a alguien por encima del otro o en inferioridad de condición o dignidad. No se trata de posición necesariamente, sino de relación, de orden, de responsabilidad y gobierno bajo el paraguas del amor recíproco en el matrimonio que Dios ha instituido. La esposa debe someterse a su esposo en todo aquello que mantenga sintonía con la voluntad revelada de Dios, incluso si su marido no es creyente. Sin embargo, el esposo no debiera esperar sujeción de su esposa si compromete su primera lealtad que es hacia el Creador (desobediencia fiel). “Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y Él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo”. (Efesios 5:23,24). El sujetarse de la esposa al esposo no quiere decir en ninguna manera que ella no tenga opinión, voto, criterio, convencimiento, libertad responsable o capacidad de decisión en sus asuntos. Asimismo, tampoco quiere decir que ella no pueda capacitarse continuamente, trabajar y tener libertad económica. Ahora bien, es muy necesario considerar el contexto cultural de cada creyente. (BDE. MacArthur, 2015), (CB. W. Barclay, 2006), (CB. W. MacDonald 2004).