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P3. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos I del viejo hombre II, que está viciado III conforme a los deseos engañosos IV y renovaos V en el espíritu de vuestra mente VI, VII, y vestíos del nuevo hombre VIII- X, creado según Dios en la justicia XI y santidad XII de la verdad XIII. (EFE 4:22-24).

I. DESPOJAR(SE): Desposeerse de algo voluntariamente (RAE). Renunciar a algo que se tiene (Oxford Languages).

♦ ABANDONAR: Dejar una actividad u ocupación o no seguir realizándola (RAE).

II. EL VIEJO HOMBRE (carne no redimida): Implica la imagen moral y la naturaleza caída de adán en el hombre común (no regenerado). Adán fue creado perfecto por Dios, pero, él voluntariamente eligió el pecado que corrompió su santidad (Eclesiastés 7:29). Por ende, todos nacemos viciados, con la inclinación connatural al pecado, la injusticia, la degradación propia y como retribución justa la muerte. Ahora bien, en el creyente regenerado esto es diferente, ya que el Santo Espíritu de Dios mora en él. Y, aunque el viejo hombre ya no tenga potestad absoluta en el cristiano, aún mantiene un alto grado de inclinación transgresora. En ambos escenarios, tanto del hombre común como del regenerado, del viejo hombre no puede venir nada más que pecado en abundancia. Sin embargo, “Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1. Corintios 15:22).

III. VICIAR: Dañar o corromper física o moralmente. Pervertir o corromper las buenas costumbres o modo de vida. Dicho de una persona: Entregarse a los vicios, dejando la buena conducta que antes tenía (RAE). Alterar o corromper la esencia de algo (Oxford Languages).

IV. DESEOS ENGAÑOSOS: Son todos aquellos deseos infectos, contaminados y divergentes que provienen del viejo hombre viciado (carne no redimida). Al satisfacer estos deseos pecaminosos de manera continua, el individuo cae en un círculo viciado de anhelos perversos y pecado constante que, se hará cada vez más grande si no lo enfrenta debidamente.

♦ DESEO: Movimiento afectivo hacia algo que se apetece. Anhelarlo con vehemencia. (RAE). Interés o apetencia que una persona tiene por conseguir la posesión o la realización de algo (Oxford Languages).

V. RENOVAR: Hacer como nuevo algo (RAE). Hacer que una cosa adquiera un aspecto que la haga parecer nueva (Oxford Languages).

VI. MENTE: Potencia intelectual del alma. Designio, pensamiento, propósito, voluntad. Conjunto de actividades y procesos psíquicos conscientes e inconscientes, especialmente de carácter cognitivo (RAE). Conjunto de capacidades intelectuales de la persona. Parte del ser humano en la que se considera que se desarrollan estas capacidades (Oxford Languages). El problema con la mente natural es que manifiesta un espíritu, una tendencia, un declive, una propensión hostil a la supremacía absoluta de Dios. Está inclinada a no reconocer al Creador como infinitamente más digno de alabanza que cualquier cosa existente o creada.

VII. La renovación de la mente se entiende como el poder triunfante y transformador del Santo Espíritu mediante la fe en Jesucristo nuestro salvador, nuestro Señor y nuestro Dios. Ahora, este proceso de renovación y cambio de mentalidad no sucederá sin esfuerzo, sino que, es una sinergia entre Dios y el creyente. A saber, involucra intención, perseverancia y disciplina durante toda la vida del converso, olvidando la idea de que Dios la realizará unilateralmente, de una forma milagrosa y con un escaso esfuerzo de nuestra parte. Aun así, es muy frecuente ver demasiados creyentes sin avanzar en su vida cristiana. Por otro lado, la renovación de la mente es definitiva y continua, resultando en una mayor aceptación y obediencia de la voluntad de Dios, así como, en una progresiva mejor relación con Él y con el prójimo. Sin embargo, muchos creyentes se sienten cómodos en su buena correspondencia con el sistema anti- teísta del mundo. Practican el pecado de forma sistemática y despreocupada, y, no quieren negarse a sí mismos para seguir a Cristo (Mateo 16:24). Con este escenario, podríamos concluir que no hubo regeneración de los mismos y por consiguiente no existió conversión verdadera. La renovación de la mente trae la madurez ascendente del carácter y la transformación creciente de la persona que, deja lo viejo y se va vistiendo del nuevo hombre.

VIII. VESTIRSE DE ALGUIEN: Revestirse o ser revestido de alguien fue una frase usada en aquellos tiempos para expresar que una persona sobrellevaba o representaba los intereses de alguien más, dejando de lado los suyos. Esto involucra asumir el modo de vida, la doctrina, la integridad, la forma de conducirse, el carácter y demás. Es decir, estar totalmente del lado del representado, imitándolo en todas las cosas, soportando y experimentando lo que como consecuencia de esta investidura se pueda derivar. Vestirse del Señor Jesucristo no es otra cosa que santidad y pureza absoluta en la vida del creyente. (BDE. MacArthur 2015).

IX. NUEVO HOMBRE: El hombre creado a imagen de Dios en el ámbito espiritual. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. (Efesios 2:10). “De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2. Corintios 5:17), Los creyentes genuinos debemos ejercitar la plena convicción de que somos nueva creación en Jesucristo. Ya no somos pecadores en el camino ancho y rumbo al infierno, sino, hijos de Dios por gracia, en plena posición y realidad. Ahora bien, debemos vivir desde esa perspectiva y nueva condición. Aun así, eventualmente caeremos en pecado debido a la humanidad o carne no redimida, lo cual, no nos exime de responsabilidad y la corrección adecuada por parte de Dios, “Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos” (hebreos 12:7,8). Con todo, aunque el creyente verdadero puede caer en el desagrado y disciplina del Creador, nunca perderá su condición de hijo y nueva creación en Cristo “Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1. Corintios 15:22).

X. Destacamos el contraste entre el pasado estilo de vida dominado por el pecado y la nueva capacidad del creyente para asumir una vida de obediencia gracias al poder del Espíritu Santo. En (Romanos 6:4 -6) podemos corroborar que el viejo hombre fue ya crucificado con Cristo y fue sepultado en el bautismo. Es como un traje gastado y viejo que ya está en desuso y que fue reemplazado por un traje nuevo. En esa idea, ¡si ya se tiene un traje nuevo! ¿por qué buscar usar el traje impresentable y caduco?, ¡debe ser desechado definitivamente! El cristiano debe deshacerse del viejo hombre y no volver a vestirse de él. Para este propósito, es necesario saturar la mente con la palabra de Dios y exponerse permanentemente a ella. De ese modo, la mente estará protegida contra la mentira, la propia concupiscencia, la tentación y posibles ataques del enemigo. Así también, la constante atención y obediencia a los mandamientos, preceptos, exhortaciones, enseñanzas y recomendaciones de Dios, protegerá y alejará toda duda, confusión y desobediencia.

XI. JUSTICIA DE DIOS: Dios es consecuente con Su propia naturaleza y promesas. Romanos 3.25,26 habla de Su justicia manifestada en la muerte de Cristo, que es suficiente para mostrar a los hombres que Dios ni es indiferente ante el pecado ni lo considera poca cosa. Al contrario, demuestra aquella cualidad de santidad en Él que condena el pecado. Además, expresa un atributo coherente con Su propio carácter y que necesariamente juzga lo que es opuesto a Él. Con independencia y soberanía, el Creador ha revelado Su justicia por medio del juicio y condena del pecado en el hombre. Esto fue posible cuando el Hijo de Dios tomó naturaleza humana. Aunque sin pecado alguno, Él ocupó en la cruz el lugar del hombre bajo la maldición de la ley. Fue hecho pecado y glorificó a Dios al asumir el juicio por las transgresiones (Romanos 3:21-26), (Gálatas 3:13), (Filipenses 2:5-8). Así, la justicia de Dios se declara y expresa a los creyentes en Cristo. Por tanto, en este caso, la justicia de Dios no es el atributo por el cual se retribuye a cada uno lo que le corresponde, sino la actividad salvífica, misericordiosa, amorosa y soberana de Dios por el hombre pecador. Dicho de otra manera, es la justicia del Dios del antiguo pacto que se revela plenamente en Jesucristo, mediador de la nueva alianza. “Ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia [salvación] de Dios, atestiguada por la ley y los profetas, justicia [salvación] de Dios mediante la fe en Jesucristo, para todos los que creen, sin distinción alguna, porque todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, más, son justificados [salvados] gratuitamente por gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:21-24). En Jesucristo, Dios ofrece al hombre la justicia entendida como la salvación. Por esta razón, se conoce que no depende de la virtud humana ni de buena obra que este alegue en favor suyo. Esta justicia (salvación) es inalcanzable por obediencia a ley alguna, por mérito propio del hombre o condición que no sea la fe en Cristo, El que confía en Cristo viene a ser justicia de Dios en Él (2. Corintios 5:21). Ahora bien, la justicia de Dios es revelada en los evangelios y apropiada por la fe como base de aceptación a los que creen. Por otra parte, castigo eterno es la expresión del justo juicio de Dios a los pecadores.

♦ JUSTICIA OPERATIVA O PRÁCTICA: Principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece (RAE). Principio moral que inclina a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde (Oxford Languages). Todo lo que se conforma, todo lo que se ajusta y todo lo que refleja la naturaleza y legislación del Creador. Denota rectitud, integridad, un estado de conducta irreprensible o excelencia moral. Esto, ya sea que se juzgue en base a normas divinas o humanas. La justicia operativa es fruto del Espíritu (Efesios 5:9). Para esto es importante la oración incesante, el estudio de la palabra, la obediencia y el andar continuo en Espíritu Santo. No hay otra manera de lograr ejemplaridad moral verdadera.

XII.  SANTIDAD: Implica llevar la semejanza moral de Dios en una vida activa de oposición al pecado (CB. Simón J. Kistemaker, 2001). La santidad define la naturaleza y conducta nuevas del creyente engendrado y salvado por Dios (BDE. MacArthur, 2015). Adrede separación de toda impureza y corrupción, así como, una voluntaria renunciación a los pecados generados en los deseos de la carne y de la mente (Teología sistemática. L. Berkhof 2005). La santidad no se refleja en especulaciones místicas, devociones entusiastas, fervores desbordados, abstinencias penitentes o lenguaje religioso sofocante, sino, en pensar como el Creador lo hace y querer lo que Él quiere. En ese sentido, la mente y la voluntad del Creador deberán saberse, comprenderse y practicarse en función a su palabra escrita (la biblia). Ahora bien, en la medida que entendamos y creamos Su palabra revelada, haremos Su mente nuestra mente y su voluntad la nuestra. (Teología sistemática, Jhon Macarthur – Richard Mayhue, 2018). La santidad cristiana no consiste en una conformidad laboriosa con los preceptos específicos de un código externo, sino que surge de la operación del Santo Espíritu, quien produce su fruto en el creyente genuino, dando a conocer las manifestaciones de la gracia que, se veían a toda perfección, en vida y ministerio de Cristo (CENT. Ernesto Trenchard, 2013). Entendida como apartarse deliberadamente del pecado o cualquier circunstancia que lo promueva, lo propicie o lo estimule. Acerca de la santidad, si bien hay esfuerzo invertido por parte del creyente para ser oportuno respecto de esta virtud, la misma se origina en el interior de la persona. Es decir, desde una mente renovada por la gracia de Dios (Efesios 2:10) que, vincula la recuperación moral práctica del ser humano para los propósitos del Creador. Es importante mencionar que la lectura y el estudio riguroso de las escrituras, así como la oración incesante y la obediencia viva, influirán definitivamente en la santidad. En tal sentido, el cristiano desplegará los esfuerzos pertinentes para el crecimiento continuo y manifiesto en la misma, ya que ahora, el Santo Espíritu de Dios habita en él. (CB. W. MacDonald, 2004).

XIII. VERDAD: Todo lo puro, lo santo, lo honesto, lo honrado, lo íntegro, lo recto, lo digno, lo verdadero. También se entiende como una actitud de amor que aborrece el pecado de cualquier clase, tamaño y peso.

♦ VERDAD: Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa (RAE). Adecuación entre una proposición y el estado de cosas que expresa. Conformidad entre lo que una persona manifiesta y lo que ha experimentado, piensa o siente (Oxford Languages). Conforme a la naturaleza y a la realidad de las cosas (BDE Palabra Clave 2016). Es lo que corresponde a su referente. Es decir, la correlación que describe una situación en la que hay un hecho y existe una convicción respecto del mismo. La correspondencia implica que la convicción es verdad cuando representa fielmente el hecho. Asimismo, la verdad se refiere a la existencia real y efectiva de algo, es decir, a la realidad concreta, en el plano de los hechos o las evidencias sólidas. La obra de Dios en el mundo se basa en la verdad. Por lo tanto. Los creyentes verdaderos serán veraces en su proceder. Por otro lado, eventualmente no será muy agradable escuchar o decir la verdad, aun así, siempre será la opción correcta. Ahora bien, cuando expresamos la verdad con amor, fomentamos una cultura de bondad y comprensión. La verdad sin amor puede herir, sin embargo, el amor sin verdad puede permitir y/o prolongar el engaño. Será necesario entonces, considerar las formas, el tacto, los propósitos, los contextos, la empatía y/o el equilibrio al momento de expresarla, y también, al momento de recibirla.

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