P2. Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis I como los otros gentiles II, que andan en la vanidad de su mente III-V, teniendo el entendimiento entenebrecido VI-IX, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón X, los cuales, después que perdieron toda sensibilidad XI, se entregaron a la lascivia XII para cometer con avidez toda clase de impureza XIII, XIV. (EFE 4:17,19).
I. ANDAR: Obrar, proceder. Ocuparse en, o ponerse a, ejecutar una determinada acción (RAE). El andar hace referencia a la conducta diaria y en los diferentes escenarios de actuación que un individuo transita.
II. GENTIL, PAGANO: Entre los judíos, dicho de una persona o una comunidad que profesa otra religión (RAE). Término que se usa para aquellos que no siguen al verdadero Dios. Inconversos, no creyentes, impíos. También se aplica para aquellos que practican conductas, comportamientos y pensamientos indeseables, degradados, corrompidos, los mismos que van en contra de la legislación del Creador.
III. VANO, VANA: Hueco, vacío y falto de solidez. Inútil, infructuoso o sin efecto. Falto de realidad, sustancia o entidad (RAE). Que está vacío, sin contenido (Oxford Languages). Vaciedad en cuanto a logros, objetivos, propósito o finalidad positiva. No alcanzar los resultados para lo que fue dispuesto o preparado. Que no es de utilidad ni produce buenos frutos.
IV. MENTE: Potencia intelectual del alma. Designio, pensamiento, propósito, voluntad. Conjunto de actividades y procesos psíquicos conscientes e inconscientes, especialmente de carácter cognitivo (RAE). Conjunto de capacidades intelectuales de la persona. Parte del ser humano en la que se considera que se desarrollan estas capacidades (Oxford Languages). El problema con la mente natural es que manifiesta un espíritu, una tendencia, un declive, una propensión hostil a la supremacía absoluta de Dios. Está inclinada a no reconocer al Creador como infinitamente más digno de alabanza que cualquier cosa existente o creada.
V. VANIDAD DE LA MENTE: Flujos de pensamientos vacíos, superficiales, intrascendentes, sin propósitos divinos. Escasos de la instrucción, la autoridad, el conocimiento y la voluntad de Dios. Sin rumbo, carente de objetivos e ignorantes de la eternidad. Una mente llena de actividades artificiales, temporales, fugases, sin ningún valor ni peso eterno. Mente soñadora, romántica, ilusa, que persigue las burbujas y sombras. En consecuencia, no presta atención a las grandes realidades ulteriores de la vida. (CB. W. MacDonald 2004).
VI. ENTENDIMIENTO: Potencia del alma, en virtud de la cual concibe las cosas, las compara, las juzga, e induce y deduce otras de las que ya conoce (RAE). Facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad (Oxford Languages). Como asiento de las emociones y sentimientos del modo de pensar y de sentir (BDE Palabra Clave 2016). Intelecto, razonamiento, percepción.
VII. ENTENEBRECER: Oscurecer, llenar de tinieblas (RAE). Poner tenebroso u oscuro un lugar (Oxford Languages). Sin luz, nitidez, trasparencia ni claridad.
VIII. ENTENDIMIENTO ENTENEBRECIDO: Sin luz para entender, distinguir o discernir las verdades espirituales, así como, la realidad plenaria de que lo existente direcciona a un Creador que sustenta todo con el poder de Su palabra (hebreos 1:3). Un entendimiento entenebrecido y endurecido conlleva a un ateísmo mental y conductual. Además, a un antiteísmo práctico, muchas veces intencional respecto de quien es Dios y sus demandas como soberano absoluto de todo lo existente. En esa dirección, los incrédulos tienen sus procesos racionales distorsionados, alterados y corrompidos, por lo cual, siempre fallarán en la producción de un entendimiento piadoso, espiritual y moral según los estándares del Creador. Sus vidas son vacías, sintéticas, vanas, carentes de sentido real y en dirección a la perdición eterna (Proverbios 14:12). (BDE. MacArthur 2015).
IX. Alejados totalmente de Dios. Sin vida espiritual. Separados de la vida que proviene del Creador. Muertos en sus delitos y pecados.
X. CORAZÓN: Centro de las emociones humanas (Diccionario Teológico, Claudionor Correa de Andrade, 2002). Término usado en sentido figurado como asiento de los deseos, sentimientos, afectos, pasiones, impulsos, es decir, el corazón o la mente. También es usado para referirse a la persona en sí, en el caso de valores afectos o pasiones que se atribuyen al corazón y la mente. Como centro del intelecto significa la mente o el entendimiento (BDE. Palabra Clave, 2016). Centro motriz de las acciones y pasiones (CENT. Ernesto Trenchard, 2013). Entendimiento, potencia cognitiva racional del alma humana.
XI. SENSIBILIDAD: Facultad de sentir, propia de los seres animados (RAE). Capacidad para percibir sensaciones a través de los sentidos, o para sentir moralmente (Oxford Languages). Los paganos habían endurecido su corazón al punto de perder totalmente la sensibilidad a las verdades espirituales, a la moral y a la rectitud. Uno de los resultados más nefastos de la práctica del pecado es su efecto endurecedor o cauterizador de la conciencia. En ese sentido, Pablo destaca tres cosas lamentables que observó en el mundo pagano.
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- Los corazones humanos indolentes. Estos habían alcanzado un nivel de dureza que permitían al pecado fluir en sus vidas libremente.
- Los individuos subyugados por el pecado. Personas sin el mínimo dominio propio que habían perdido el sentido de pudor, de vergüenza y decencia.
- Las personas dominadas por su corrupción: A estas, ya no les importaba a quien perjudicar con tal de satisfacer sus deseos desviados.
El pecado es siempre un proceso descendente. es decir, en un principio cuando se peca en determinada manera, el corazón manifiesta remordimiento e inquietud. Pero, al ignorar estas alarmas y continuar pecando alegremente, se llega a un estado de perdida de toda sensibilidad y reserva moral. En esa condición degradada se puede hacer las cosas más vergonzosas y terribles sin el menor sentimiento de culpa o cargo de conciencia. (CB. W. Barclay, 2006).
XII. LASCIVIA: Deseo y actividad sexual exacerbados (Oxford Languages). Propensión a los deleites carnales. Apetito inmoderado de algo (RAE). Disposición excesiva, desbocada, descomedida, lujuriosa, hacia los placeres o deleites carnales. También se entiende como la Intensión, la voluntad, el propósito o la pretensión erótica dirigida a quien es fuente del deseo. Este desgobierno de la carga sexual puede manifestarse en actitudes que podrían resultar incómodas para la otra persona. A continuación, algunos síntomas o manifestaciones:
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- Miradas cargadas de morbo
- Tocamientos indebidos
- Acercamientos excesivos (dependiendo del contexto)
- Imágenes o mensajes con alusión sexual
- Palabras ambivalentes
- Lenguaje corporal insinuante
- Movimientos o gestos sugerentes
- Etcétera, etcétera…
Cabe mencionar que este pecado puede presentarse tanto en los solteros como en los casados. Además, puede afectar el matrimonio, esto cuando no se demarcan de común acuerdo los límites sexuales prácticos. La lascivia promueve todo lo que induce a despertar sensaciones libertinas. Además, tiende a fomentar el pecado sexual y la lujuria hedonista. Asimismo, se vale de algunos placeres legítimos para mostrarse o descubrirse.
XIII. INMUNDICIA, IMPUREZA, INMORALIDAD: Cualquier cosa opuesta a la pureza. Es complacerse con tocar, oír, ver, oler o degustar de lo sucio, de lo inmundo, de lo infecto, de lo desagradable, de lo repulsivo, de lo grotesco. Esto incluye la fornicación, el adulterio, la sodomía, la conducta homosexual, la pedofilia, el lesbianismo, la pornografía, la bestialidad, la violencia o coacción sexual, el sexo legítimo pero degradado, y toda forma de perversión o corrupción carnal. También están dentro de su alcance las palabras corrompidas, sucias, las frases ambivalentes, los pensamientos contaminados, viciados; la deshonestidad, las motivaciones sórdidas, y todo aquello que constituya, en algún contexto, un insolente descuido o afectación a la decencia, la moral y las leyes establecidas por el Creador.
XIV. Pablo exhorta a los conversos a que se despojen de su vieja manera de vivir y asuman la de Cristo. Los paganos usualmente se interesaban en cosas vacías y sin mayor importancia. Expresaban una mente ofuscada por la ignorancia y el corazón petrificado. En consecuencia y por voluntad propia, incurrían en conductas depravadas, en la sensualidad y la vida licenciosa, por lo cual perdían cada vez más su cuidado moral, sobre todo en el área de los pecados sexuales. Por otro lado, el hecho de que algunas personas no lleguen a los extremos pecaminosos mencionados, se debe únicamente a la gracia de Dios y a la influencia del Santo Espíritu que restringe la maldad soberanamente. (BDE. MacArthur 2015), (CB. W. Barclay, 2006).